APARTADO PARA EL EVANGELIO DE LA VIDA (semana 19)
Semana 19--- La economía neotestamentaria de Dios
Lunes --- Leer con oración: Hch 22:6-8, 11-12, 16; Ro 10:9-13; Gá 1:1-3, 5; 1 Co 1:1-2; 12:3; 2 Ti 2:22
“Ve, porque instrumento escogido me es éste, para llevar mi nombre en presencia de los gentiles, y de reyes, y de los hijos de Israel” (Hch 9:15)
LA CONVERSIÓN DE PABLO
Esta semana trataremos sobre la economía neotestamentaria de Dios, que es una de las más importantes revelaciones del Nuevo Testamento. La palabra “economía” –griego: oikonomia– significa administración, distribución de las riquezas, dispensación, mayordomía. En otras palabras, el plan del Dios Triuno es dispensarse a Sí mismo, con todas Sus riquezas hacia dentro de Sus escogidos, a fin de que lleguen a ser Su Cuerpo, Su plenitud. Esta revelación sólo llegó a ser registrada, en detalles, primeramente por el apóstol Pablo, en la epístola a los Efesios, y después en los escritos del apóstol Juan.
Pablo se convirtió cuando iba camino a Damasco con la intención de perseguir a los cristianos. Entonces una luz brilló a su alrededor y lo hizo caer al suelo, y oyó una voz que le decía: “Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues?” (Hch 22:6-
. En esa ocasión, él percibió que perseguir a los que invocan el nombre del Señor es perseguir al Señor mismo. Dicho de otra manera, Pablo entendió que cuando alguien invoca el nombre de Jesús se une a Él, de modo que ambos –el que invoca y el Señor– se hacen uno, un solo espíritu (1 Co 6:17).
Al quedar ciego por el brillo de aquella luz, Pablo fue conducido hasta la ciudad y permaneció allí durante tres días, en los cuales no comió ni bebió. Entonces, un hermano llamado Ananías fue donde él estaba y le exhortó a bautizarse invocando el nombre del Señor (vs. 11-12, 16). Finalmente, aquel que perseguía a los que invocaban el nombre del Señor, se convirtió en un invocador y en uno de los más grandes divulgadores de este precioso Nombre. ¡Qué tal conversión!
Este acontecimiento llegó a ser muy importante en la vida de Pablo, de modo que, después de un tiempo, comenzó a hacer la obra misionera, conducía siempre a las personas al espíritu, y les enseñaba a invocar el nombre del Señor. La práctica de invocar el nombre del Señor fue una característica muy marcada en su ministerio (Ro 10:9-13; 1 Co 1:1-2; 12:3; 2 Ti 2:22).
Pablo hizo su primer viaje misionero con Bernabé. Ellos llevaban a las personas a invocar el nombre del Señor y así, les ayudaban a usar su espíritu humano para contactar al Espíritu divino (Gá 1:1-3, 5). El fruto producido en este primer viaje fue muy positivo.
Punto Clave: Llevar a otros a invocar el precioso nombre del Señor.
Su punto clave es:
Pregunta: ¿Cuál fue la característica más destacada en el ministerio de Pablo?
Martes --- Leer con oración: Gn 49:22; Hch 16:6-15; 25-34
“Y le hablaron la palabra del Señor a él y a todos los que estaban en su casa (...) y en seguida se bautizó él con todos los suyos. Y llevándolos a su casa, les puso la mesa; y se regocijó con toda su casa de haber creído a Dios” (Hch 16:32-34)
UN RESULTADO MARAVILLOSO BAJO LA DIRECCIÓN DEL ESPÍRITU
Cuando Pablo y Bernabé se dispusieron para realizar el segundo viaje, tuvieron un altercado con respecto a llevar a Juan Marcos o no. Por esa razón ellos se separaron; entonces, Bernabé se fue con Marcos a Chipre; y Pablo partió a la región de Siria y Cilicia con Silas.
Dios le había encargado a Pablo una gran incumbencia, él era un apóstol establecido por el mismo Señor, y no por hombre alguno, ni siquiera por Jerusalén (Gá 1:1). En su segundo viaje, él y Silas fueron sensibles a la dirección del Espíritu, Le obedecieron paso a paso, por eso fueron grandemente bendecidos.
Después de terminar la obra en la región de Frigia y Galacia, quisieron ir a Asia, pero el Espíritu Santo no les permitió predicar la palabra allí; así que, obedecieron y no fueron. Por eso decidieron ir a Bitinia, pero el Espíritu de Jesús tampoco se los permitió, y ellos no fueron. Finalmente, luego de haber rodeado Misia, descendieron a Troas, que era un puerto muy importante. Allí pasaron la noche, y Pablo tuvo un sueño en el que un varón macedonio les pedía ayuda. Esto fue la obra del Espíritu, y ellos, fueron al instante.
En la región de Macedonia, se dirigieron a la ciudad de Filipos, y de allí, a la orilla de un río, donde les pareció que había un lugar de oración. En la Biblia, cuando se menciona que las aguas fluyen, esto generalmente simboliza la acción del Espíritu Santo. Hay innumerables pasajes donde podemos comprobar esto. Génesis 49:22 es uno de ellos. Jacob, en su bendición profética sobre cada uno de sus hijos, dijo que José es una rama fructífera junto a una fuente. Con esas palabras, estaba diciendo que José sería fructífero, es decir, que sería bendecido, así como un árbol plantado junto a la orilla de las aguas, que es fructífero.
Pablo y Silas, por causa del actuar del Espíritu en ese viaje, vivieron una situación semejante junto a aquel río en Filipos, pues en aquella ciudad ellos produjeron muchos frutos. Allí, una mujer llamada Lidia se convirtió y fue bautizada juntamente con toda su familia. Su casa no sólo hospedó a Pablo y a los que estaban con él, sino que también se convirtió en un lugar donde los hermanos se reunían (v. 40).
Después de algunos días, Pablo y Silas terminaron siendo apresados por causa de su predicación. Ellos fueron azotados y echados en la cárcel; pero en vez de murmurar, oraban y cantaban alabanzas a Dios, mientras que sus compañeros de prisión los escuchaban.
Hechos 16:26 describe a continuación lo que sucedió: “Entonces sobrevino de repente un gran terremoto, de tal manera que los cimientos de la cárcel se sacudían; y al instante se abrieron todas las puertas, y las cadenas de todos se soltaron. Despertando el carcelero, y viendo abiertas las puertas de la cárcel, sacó la espada y se iba a matar, pensando que los presos habían huido”. Pero, Pablo se lo impidió y enseguida él aceptó el evangelio con todos los de su familia (vs. 27-34).
Es muy probable que no sólo el carcelero se convirtió, sino también los compañeros de prisión de Pablo y Silas; sin embargo, ellos no salieron de la prisión, aun estando sueltos y con las puertas de la prisión abiertas. Creemos que, después de cumplir sus penas, ellos empezaron a frecuentar las reuniones de la iglesia en Filipos. Aquí vemos un resultado maravilloso por el hecho de que Pablo y Silas obedecieron el guiar del Espíritu.
Punto Clave: Estar sensible al Espíritu.
Su punto clave es:
Pregunta: ¿Cuál fue el resultado del segundo viaje de Pablo?
Miércoles --- Leer con oración: Hch 21:4, 10-13; 24:27; 25:11; 28:16; 2 Co 12:1-4; Col 1:25
“Si es que habéis oído de la administración de la gracia de Dios que me fue dada para con vosotros; que por revelación me fue declarado el misterio, como antes lo he escrito brevemente” (Ef 3:2-3)
DIOS PRESERVÓ A PABLO PARA REVELARNOS SU ECONOMÍA
Al final del segundo viaje, después de haber atravesado el Mediterráneo, Pablo fue a Jerusalén, según se relata en Hechos 18:22: “Habiendo descendido a Cesarea, subió a Jerusalén para saludar a la iglesia, y luego descendió a Antioquía”. Inmediatamente después, Pablo empezó su tercer viaje misionero, pero el nombre de Silas no es más mencionado. Su tercer viaje no fue tan positivo como el primero y el segundo.
Pablo pasó por Éfeso, donde permaneció durante tres años frecuentando la sinagoga judía, enseñando en la escuela de Tiranno. Durante todo ese tiempo, disertaba, discutiendo con los presentes. Sabemos que este tipo de actitud no puede producir frutos del Espíritu, pues tiende a llevar a las personas a ejercitar sólo la mente y a defender opiniones. No obstante, Pablo también hizo milagros y sanidades allí, a tal punto de que algunas personas eran sanadas de sus enfermedades sencillamente por tocar la ropa del apóstol.
En su tercer viaje, Pablo pasó por las iglesias de Acaya y Macedonia, recolectando ofrendas para los hermanos de la iglesia en Jerusalén que estaban pasando por una gran necesidad. Sin embargo, la Palabra relata que el Espíritu Santo mismo le advirtió a Pablo, a través de muchos hermanos, para que no subiera a Jerusalén (Hch 21:4, 10-12). Pero en esa oportunidad Pablo no obedeció, pues había determinado subir allá: “Estoy dispuesto no sólo a ser atado, mas aun a morir en Jerusalén por el nombre del Señor Jesús” (v. 13).
Al llegar a Jerusalén, Pablo se encontró con los hermanos de la iglesia y con Jacobo, el hermano de Jesús, los cuales lo convencieron para que hiciera un voto según la ley de Moisés. Pablo aceptó, pero, cuando ya estaba listo para terminar el periodo del voto, hubo un alboroto en el templo por su presencia allí. Los judíos querían matarlo, pero el tribuno de la compañía romana intervino y lo llevó preso. Dios usó a ese tribuno para salvar la vida de Pablo.
Si Pablo hubiera concluido aquel voto, toda su carrera cristiana habría terminado en un gran fracaso. Dios lo salvó de aquella circunstancia porque aún quería usarlo de otra manera, puesto que su ministerio todavía no había sido completamente ejecutado. Al salvar la vida de Pablo, Dios también nos benefició grandemente, porque después de ese incidente, Pablo tuvo el tiempo necesario para arrepentirse y escribir sus principales epístolas, las cuales hoy nos son de gran ayuda espiritual. ¡Alabado sea el Señor!
Pablo terminó preso durante dos años en Cesarea y al final, fue llevado a Roma, donde permaneció en una prisión domiciliaria (24:27; 25:11; 28:16). Estando allí pudo escribir sobre la visión celestial que recibió años antes en las regiones de Arabia, donde oyó palabras inefables (2 Co 12:1-4). Estas palabras que Pablo oyó en el tercer cielo fueron la base de la revelación que él recibió de Dios y que posteriormente, nos la transmitió a nosotros por medio de sus epístolas.
Así como Dios le reveló a Moisés todo Su plan para el pueblo de Israel en el Antiguo Testamento, también le mostró Su plan a Pablo, Su economía en el Nuevo Testamento, y lo preservó con elfin de que la escribiera en libros para que nosotros hoy podamos conocerla y practicarla (Ef 3:3-5; Col 1:25). Ésta es una prueba más del amor y del cuidado de Dios para con nosotros.
Punto Clave: Conocer y practicar la economía neotestamentaria de Dios.
Su punto clave es:
Pregunta: ¿Por qué Dios no permitió que Pablo cumpliera el voto en Jerusalén?
Jueves --- Leer con oración: Mt 16:24-25, 24:12; Ef 1:3-14, 22-23; 2:1-10; 3:1-10, 18-21; 2 Ti 2:22
“A mí, que soy menos que el más pequeño de todos los santos, me fue dada esta gracia de anunciar entre los gentiles el evangelio de las inescrutables riquezas de Cristo, y de aclarar a todos cuál sea la dispensación del misterio escondido desde los siglos en Dios, que creó todas las cosas” (Ef 3:8-9)
LA ECONOMÍA DE DIOS REVELADA EN LA EPÍSTOLA A LOS EFESIOS
¡Alabado sea el Señor! Porque tenemos la revelación de Su economía divina en forma de epístolas para beneficio nuestro. Pablo, que se consideraba el más pequeño de todos los santos, no sólo reveló la economía de Dios –el plan de Dios– en sus epístolas, también nos dejó el camino para practicarla. La epístola a los Efesios es una de las principales en lo que se refiere a la revelación de la economía neotestamentaria de Dios.
El capítulo 1 de este libro comienza haciendo referencia a todas las bendiciones espirituales en los lugares celestiales. Estas bendiciones tienen tres aspectos: las bendiciones del Padre, las del Hijo y las del Espíritu Santo, todo esto es el operar del Dios Triuno mismo en nosotros, Sus escogidos, a fin de formar el Cuerpo de Cristo, la iglesia, a fin de que seamos la plenitud de Dios, la expresión de todas Sus riquezas (vs. 3-6, 7-12, 13-14, 22-23).
El capítulo 2 dice que la iglesia está constituida por personas que estaban muertas en sus delitos y pecados, pero que fueron redimidas gracias al amor, la misericordia y la gracia de Dios. Por haber sido redimidos y obtenido la vida divina al creer en Cristo, hoy estamos siendo trabajados y esculpidos por Él, en la iglesia. Dios es el escultor que está haciendo de nosotros Su obra maestra. Esculpir una roca implica quitar pedazos y herirla con herramientas puntiagudas. Esto significa que el trabajar de Dios en nosotros puede ser un proceso doloroso. Muchas cosas deben ser quitadas de nosotros. Muchas partes de nuestro ser tienen que ser anuladas, hendidas e incluso quitadas. En la iglesia, el Señor nos está esculpiendo todos los días y lo seguirá haciendo hasta alcanzar Su objetivo (vs. 1-10).
El capítulo 3 de Efesios muestra que para que Dios dispense lo que Él es y tiene, necesita de mayordomos, o despenseros, que son aquellos que administran Sus riquezas y las dispensan a Sus hijos. Los mayordomos nos ayudan a crecer en vida y a conocer la economía de Dios, practicándola en el amor de Cristo.
La expresión de la vida es el amor. Cuando llamamos a Jesús, al invocar Su nombre, recibimos la vida en nuestro espíritu, la cual es capaz de expresarse como amor por las personas. Por eso, a fin de que nuestro amor no se enfríe, debemos siempre invocar este maravilloso Nombre. Cuando estamos con los hermanos invocando el nombre del Señor (2 Ti 2:22), recibimos vida y así, somos capaces de expresar el amor. Como prueba de este amor entre nosotros tenemos varios testimonios.
Uno de ellos sucedió cuando una determinada persona estaba transportando a un enfermo en el automóvil, yendo en dirección al hospital. Pero, a medio camino, un neumático del auto se pinchó. Entonces, el auto se detuvo exactamente frente al local de reuniones, que estaba abierto, entonces el conductor del auto se dirigió y pidió ayuda a los hermanos que estaban allí. Ellos inmediatamente se dispusieron para ayudarlo; trasladaron al enfermo a otro auto y lo llevaron rápidamente al hospital. Al llegar allí, ayudaron al joven a invocar el nombre del Señor. Después de un tiempo él mejoró mucho, y como resultado, toda su familia se abrió para tener reuniones en su casa con los hermanos que invocan al Señor.
La iglesia es el lugar donde somos cimentados en amor. Por medio de invocar el nombre del Señor, cada uno de nosotros está aprendiendo a negarse a sí mismo. Así, dejamos de ser el centro de atención y nuestros problemas dejan de ser el centro de nuestra vida; poco a poco la vida divina crecerá y el amor se expresará a las personas.
Punto Clave: Redimidos por el amor, la misericordia y la gracia.
Su punto clave es:
Pregunta: ¿Cómo nos transforma Dios en Su obra maestra?
Viernes --- Leer con oración: Ef 4:1, 17; 5:2, 8, 15; 1 Ti 1:3-4; 6:20; 2 Ti 2:16
“Oh Timoteo, guarda lo que se te ha encomendado, evitando las profanas pláticas sobre cosas vanas, y los argumentos de la falsamente llamada ciencia, la cual profesando algunos, se desviaron de la fe. La gracia sea contigo. Amén” (1 Ti 6:20-21)
LA SITUACIÓN DE LA IGLESIA EN ÉFESO EN LA ÉPOCA DE TIMOTEO
La epístola a los efesios es una de las principales del Nuevo Testamento, pues habla de la economía neotestamentaria de Dios. Pablo esperaba que cuando la iglesia en Éfeso la recibiera, pudiera practicarla, porque se trataba de una epístola con buenas y sanas enseñanzas que los llevaría a crecer en la fe.
En Efesios capítulos 4 al 6 encontramos la práctica de lo que fue revelado en los capítulos del1 al 3. Pablo menciona cinco veces el verbo “andar” (4:1, 17; 5:2, 8, 15). En el cap. 4:1, habla de andar como es digno de la vocación con que fuimos llamados por Dios. Aquí está implícita la gracia. Debemos andar según el llamamiento de la gracia. La segunda mención de “andar” está en el versículo 17: “ya no andéis como los otros gentiles, que andan en la vanidad de su mente”. La “vanidad”, en el versículo 17, está en oposición a la “verdad”, en el versículo 21. Por tanto, el primer tipo de andar es en la gracia, y el segundo, en la verdad.
En Efesios 5:2 Pablo dice: “Y andad en amor, como también Cristo nos amó”. El tercer tipo de andar, por consiguiente, es andar en amor. En el versículo 8 dice: “Porque en otro tiempo erais tinieblas, mas ahora sois luz en el Señor; andad como hijos de luz”. Andar como hijos de luz es el cuarto tipo de andar. El quinto tipo de andar está en el versículo 15: “Mirad, pues, con diligencia cómo andéis, no como necios sino como sabios”. ¿Cómo podemos andar prudentemente? El camino es llenarnos del Espíritu (v. 18). En otras palabras, debemos andar en el espíritu.
Por lo tanto, para que la iglesia sea real y práctica, nuestro andar debe ser en el Dios Triuno: andar en la gracia y en la verdad o realidad (el Hijo), andar en amor, en la luz (el Padre) y andar en el espíritu (el Espíritu). ¡Alabado sea el Señor!
Pablo escribió la epístola a los Efesios cuando estaba en la prisión domiciliaria, en Roma. Hasta ese entonces, la visión celestial que Dios le había dado no había sido escrita. Después, antes de ser ejecutado por el imperio romano, Pablo fue dejado libre por un periodo de tiempo, que lo aprovechó para visitar algunas iglesias. Cuando llegó a Éfeso, se quedó perplejo de la condición de la iglesia. Ellos no practicaron la epístola Pablo les había escrito. Encontró a la iglesia en Éfeso envuelta con fabulas, genealogías interminables, cosas que sólo producen contiendas de palabras que no aprovechan para nada.
Pablo percibió que ellos estaban siendo controlados por su vida del alma, por la mente, y por eso, después de pasar por allí, dejó a Timoteo en Éfeso, a fin de ayudar a los hermanos, exhortando a aquellos que estaban en la esfera anímica, para que no se envuelvan en cosas que acarrean disputas más bien que edificación de Dios que es por fe (1 Ti 1:3-4). Timoteo sabía que la fe, que es el contenido de la economía neotestamentaria de Dios, tiene que ser trabajada totalmente hacia dentro de nuestra fe, es decir, nuestra fe subjetiva necesita crecer hasta alcanzar la misma estatura de la fe objetiva, aquello que es revelado en el Nuevo Testamento. Lamentablemente los efesios se resistieron a las sanas enseñanzas de Pablo y se rodearon de maestros conforme a sus propias concupiscencias, teniendo comezón de oír (2 Ti 4:3).
Que todos podamos permanecer en el espíritu, negándonos a nosotros mismos, a fin de que crezcamos en la vida divina y seamos aquellos que practican la palabra de Dios y promueven la fe. De esta manera, donde estemos no habrá ambiente para vanas palabrerías, y los argumentos de la falsamente llamada ciencia, que sólo promueven contiendas (1 Ti 6:20; 2 Ti 2:16).
Punto Clave: Practicar la palabra de Dios y promover la fe.
Su punto clave es:
Pregunta: ¿Cuál era la esperanza de Pablo al visitar la iglesia en Éfeso y qué fue lo que encontró allí?
Sábado --- Leer con oración: Jn 1:1, 14; 14:1-3, 16-20
“Y yo rogaré al Padre, y os dará otro Consolador, para que esté con vosotros para siempre: el Espíritu de verdad (...) En aquel día vosotros conoceréis que yo estoy en mi Padre, y vosotros en mí, y yo en vosotros” (Jn 14:16-17a, 20)
LA ECONOMÍA DE DIOS REVELADA EN EL EVANGELIO DE JUAN
Pasaron muchos años desde que Timoteo fue dejado en Éfeso. Puesto que ellos no practicaron las sanas palabras transmitidas por Pablo, la situación de la iglesia fue empeorando cada vez más. Además, Pablo fue martirizado, también Pedro y la mayoría de los apóstoles. Sin embargo, Dios preservó al apóstol Juan.
En su encarcelamiento en Patmos, Juan aprendió a vivir en el espíritu, por eso el Espíritu le recordó las importantes palabras que el Señor Jesús les había dicho, las cuales revelaban Su economía, Su deseo de dispensarse al hombre y hacerlo Su plenitud, Su plena expresión y así, poder ejercer Su autoridad. Aunque ya habían sido dichas a los doce discípulos, incluyendo a Juan, éstos no le habían dado la debida importancia.
Ciertamente, el Señor Jesús orientó, enseñó y guió a los doce apóstoles, durante tres años y medio, según la economía neotestamentaria de Dios. No obstante, esto no está registrado en Mateo, ni en Marcos ni en Lucas. Sólo dieron atención al vivir de Jesús en la tierra y a las obras que Él hizo.
El Espíritu no estaba satisfecho con lo que había sido registrado en los tres primeros evangelios; así que, decidió usar a Juan, inspirándolo a escribir su evangelio, aproximadamente en el año 90 d. C. Faltaba todavía hablar de algo esencial en el ministerio del Señor Jesús: el deseo del Dios Triuno, de dispensarse hacia dentro del hombre tripartito y regenerado.
Entonces, después de escribir el libro de Apocalipsis y al salir de la prisión en Patmos, Juan se fue a vivir a Éfeso. Y fue allí donde escribió su evangelio. Antes de eso, durante los veinte años en prisión, probablemente, según el Espíritu le recordaba, él meditó mucho en las palabras del Señor. Por eso, al escribir resaltó lo principal, que es la economía neotestamentaria de Dios.
Inmediatamente, en el capítulo 1, versículo 1 de su evangelio, Juan escribió: “En el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios”. Entonces, añadió en el versículo 14: “Y aquel Verbo fue hecho carne, y habitó entre nosotros (y vimos su gloria, gloria como del unigénito del Padre), lleno de gracia y de verdad”. En el principio era Dios, era el Verbo. Entonces, en el tiempo, el Verbo fue hecho carne, es decir, Dios se hizo carne en el Hijo. Por tanto, aquí tenemos al Padre y al Hijo.
Juan continúa registrando en el capítulo 14 lo que el Señor Jesús dijo con respecto a Su muerte y resurrección. Que era necesario ir –refiriéndose a Su muerte–, para que Él pudiera volver –refiriéndose a Su resurrección–, como el otro Consolador, el Espíritu de realidad, a fin de poder estar para siempre con ellos (vs. 1-3; 16-17). Cuando esto aconteciese, ellos conocerían que Él, el Hijo, estaba en el Padre, y los discípulos estaban en Él; y el Hijo, con el Padre, en los discípulos, por medio del Espíritu (v. 20).
Esta es la economía neotestamentaria de Dios. El Padre habita en luz inaccesible. Pero un día, Dios se manifestó en carne (1 Ti 3:16); Se hizo hombre y recibió el nombre Jesús. Él es Emanuel, Dios con nosotros. No obstante, como hombre, Dios, en la persona de Jesús, estaba limitado por el tiempo y el espacio. Por ese motivo, después de Su muerte y resurrección, el Señor vino como el Espíritu de realidad, el otro Consolador. Donde está el Espíritu, también está el Padre y el Hijo, y nosotros también estamos con Él. Todo lo que hay en la fe, es decir, todo el contenido de la economía divina está en el Espíritu. Si vivimos en el Espíritu, podremos cumplir Su economía.
Todo esto les fue dicho a los doce discípulos, pero fue por medio de Juan, en su madurez, cuando estaba en Éfeso, que él escribió sobre esto. Juan mostró que Dios desea unirse a nosotros y trabajarse en nosotros, a fin de que seamos su expresión y expansión. Esta es la meta de Su economía: que la fe objetiva sea trabajada en nuestra fe subjetiva. ¡Aleluya!.
Punto Clave: Dios desea unirse a nosotros y trabajarse en nosotros.
Su punto clave es:
Pregunta: ¿De qué manera mostró Juan que el Dios Triuno desea trabajarse en el hombre?
Domingo --- Leer con oración: Mt 16:24; 24:45-47; Jn 21:15-25
“Y hay también otras muchas cosas que hizo Jesús, las cuales si se escribieran una por una, pienso que ni aun en el mundo cabrían los libros que se habrían de escribir. Amén” (Jn 21:25)
LA REVELACIÓN DE LA PALABRA DE DIOS NO TERMINÓ
En el último capítulo del evangelio de Juan vemos que, después que el Señor Jesús resucitó, Pedro llevó a los discípulos a pescar. Entonces el Señor se les apareció y después de haberlos alimentado, le preguntó a Pedro: “Simón, hijo de Jonás, ¿me amas más que a todas estas cosas?” (Jn 21:15a – lit.). “Estas cosas” se referían a las cosas que le daban sustento a Pedro. Él dijo tres veces: “Sí, Señor; tú sabes que te amo” (vs. 15b, 16b, 17b).
Entonces el Señor le dijo: “Cuando eras más joven, te ceñías, e ibas a donde querías; mas cuando ya seas viejo, extenderás tus manos, y te ceñirá otro, y te llevará a donde no quieras” (v. 18). En otras palabras: “Pedro, tu podías andar conforme a lo que tu alma deseaba, pero ahora yo ya morí en la cruz por ti, para solucionar el problema de tu pecado; también morí en la cruz contigo, para crucificar a tu viejo hombre. Pedro, ya fuiste crucificado y llegará el día en que no andarás más conforme a tu querer, a tu preferencia. Otro te ceñirá y te llevará a donde no quieras”.
El Señor le estaba mostrando a Pedro que el crecimiento de la vida divina en él lo restringiría y aprendería a coordinar con los hermanos. Sin embargo, Pedro al oír esto y al ver que Juan también seguía a Jesús, le preguntó al Señor: “¿y qué de éste?” (v. 21b). Aquí vemos la vida natural de Pedro manifestándose nuevamente. Es como si él preguntara: “¿Por qué sólo yo tengo que sufrir y Juan no? Pero el Señor le respondió: “Si quiero que él quede hasta que yo venga, ¿qué a ti? Sígueme tú” (v. 22).
Este dicho se extendió entonces entre los hermanos, que aquel discípulo no moriría. Sin embargo, el mismo Juan añadió una nota, diciendo: “Pero Jesús no le dijo que no moriría, sino: Si quiero que él quede hasta que yo venga, ¿qué a ti?” (v. 23). Dicho de otra manera, Juan quiso dejar claro que era imposible que él viviera hasta la venida del Señor con su cuerpo carnal. En realidad, el Señor se estaba refiriendo al ministerio de Juan, que le había sido encomendado, para ayudar a las iglesias y a los santos con Espíritu y vida, a fin de que puedan cumplir la economía de Dios, y entren en la manifestación de Su reino.
El Señor nos reveló que este ministerio perdurará hasta Su venida. Ya estamos en los últimos tiempos; ya estamos a la puerta de la venida del Señor. La voluntad de Dios es que todos puedan cumplir Su economía por medio del Espíritu y de la vida. Él desea que surjan muchos siervos como Juan, personas que Le sean fieles, que nieguen su vida del alma, que hagan morir toda su autosuficiencia, y que dependan de Él, invocando Su nombre, creyendo a Sus palabras y alimentando a los consiervos por amor a Él (Mt 16:24; 24:45-47).
En Éfeso, Juan sirvió al Señor siendo guiado por el Espíritu, ministrando de acuerdo con la necesidad de los hermanos locales y según la carga que Dios le había puesto en el corazón. Por medio de suministrarles Espíritu y vida, la iglesia allí llegó a ser una iglesia deseable.
Que todos podamos seguir su ejemplo. Agradecemos al Señor por todo lo que ya nos ha sido revelado por Sus siervos en el pasado. Estamos sobre sus hombros y debemos avanzar, pues la revelación de la palabra de Dios no terminó y aún hay mucho que practicar.
Punto Clave: Llegar a ser una iglesia deseable por medio del Espíritu y la vida.
Su punto clave es:
Pregunta: ¿Qué importante lección aprendimos de Juan?
Dong Yu Lan
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