APARTADO PARA EL EVANGELIO DE LA VIDA (semana 21)
Semana 21--- La formación del ministerio
Lunes --- Leer con oración: Mt 25:14-30; Lc 19:13-19; Gá 5:16, 25
“Por lo demás, hermanos (...) perfeccionaos, consolaos, sed de un mismo sentir, y vivid en paz; y el Dios de paz y de amor estará con vosotros” (2 Co 13:11)
EL MINISTERIO VIENE POR EL PERFECCIONAMIENTO DE LOS SANTOS
El Señor nos apartó especialmente para que prediquemos el evangelio del reino, el evangelio de la vida. Esta es la comisión que recibimos de Él para que en el mundo venidero recibamos el galardón de reinar juntamente con Él. A fin de cumplir esta comisión, necesitamos estar equipados, perfeccionados e involucrados con la obra del ministerio.
Por medio de este perfeccionamiento, poco a poco el ministerio irá siendo formado en nosotros. Por el uso del don, viene la gracia; y con el aumento de la gracia en nuestra constitución, surge el ministerio. Mientras más de Cristo usted tiene, más consolidado será su ministerio.
En semanas anteriores vimos que el ministerio individual es formado por medio del perfeccionamiento traído por los miembros del Cuerpo de Cristo que ya han sido perfeccionados. No obstante, no es posible ser perfeccionado si vivimos una vida cristiana individualista. Esta es la razón por la cual fuimos puestos por el Señor en la iglesia después de ser salvos. En ella aprendemos a servir con los dones que recibimos del Señor Jesús y a coordinar con los demás miembros del Cuerpo de Cristo.
Gálatas 5 nos muestra que necesitamos andar en el espíritu. El andar en el espíritu en Gálatas tiene dos aspectos; primeramente habla de andar en el espíritu individualmente (peripatéo – v. 16) y después colectivamente (stoichéo – v. 25), según una regla. Este último no es un andar aleatorio, sino un andar de acuerdo con la dirección del Espíritu a las iglesias. Todos necesitamos ser perfeccionados en esta práctica.
Los dones son como los talentos dados a los siervos en la parábola de Mateo 25:14-30, los cuales fueron confiados de acuerdo con la capacidad de cada uno. Necesitamos negociarlos, es decir, desarrollarlos hasta que el Señor vuelva (Lc 19:13). Si nos cuesta usar lo que el Señor nos dio, debemos buscar la ayuda de aquellos que ya han sido perfeccionados, los “banqueros” de Mateo 25:27. Estos son los hermanos que tienen un ministerio que nos perfeccionan y nos ayudan para multiplicar nuestros dones.
Esto es lo que el Señor espera de nosotros: que Le seamos fieles en lo poco que nos confió, y así, cuando Él vuelva, nos pondrá sobre mucho, es decir, el Señor nos dará autoridad sobre muchas ciudades en el mundo venidero (Lc 19:16-19).
Punto Clave: Aprender a coordinar con otros.
Pregunta: ¿Por qué el Señor nos puso en la iglesia?
Martes --- Leer con oración: Sal 19:13; Is 14:13-14; Ez 28:14-15; Jn 16:11; Ef 2:2; 1 Jn 5:19
“Porque ¿quién te distingue? ¿o qué tienes que no hayas recibido? Y si lo recibiste, ¿por qué te glorías como si no lo hubieras recibido?” (1 Co 4:7)
EL EJEMPLO NEGATIVO DEL MINISTERIO DE LUCERO
Cuando Dios creó el primer mundo, ungió y comisionó a Lucero, que también era conocido como el querubín protector, para que gobernara (Ez 28:14). Debido a su gran capacidad y a los muchos dones que recibió, Dios le fue dando más dones, podemos considerar esto por las muchas piedras preciosas que lo cubrían. Como vimos anteriormente, estas piedras representan sus muchos dones. Por el hecho de haber recibido esta comisión especial de parte de Dios, su ministerio fue quedando en evidencia; se destacaba en medio de los demás ángeles y eso lo hizo enorgullecerse: “Perfecto eras en todos tus caminos desde el día que fuiste creado, hasta que se halló en ti maldad” (v. 15). Por causa de su hermosura y esplendor, su corazón se enalteció y su sabiduría se corrompió (v. 17). Tenía una posición más elevada que los demás ángeles, pero su orgullo produjo una ambición aun más grande, querer ser igual a Dios: “Subiré al cielo; en lo alto, junto a las estrellas de Dios, levantaré mi trono (...) sobre las alturas de las nubes subiré, y seré semejante al Altísimo” (Is 14:13-14).
Sabemos que el orgullo no proviene del espíritu, sino del alma. Cuando nos enorgullecemos, ciertamente estamos viviendo por nuestro ser natural, por nuestra alma, y estamos a un paso de la caída.
La criatura de Dios quiso ser igual al Creador. Debido a esto, Dios lanzó a Lucero por tierra, juntamente con la tercera parte de los ángeles que lo siguieron en su rebelión. Además, al enorgullecerse por lo que había recibido de Dios, perdió su ministerio, la comisión que había recibido de gobernar el primer mundo para Dios. Así se convirtió en Satanás, el enemigo de Dios.
El mundo actual está constituido de muchos reinos, pero según la Biblia, todos los reinos del mundo están en las manos de Satanás (Lc 4:6). Además, “el mundo entero está bajo el maligno” (1 Jn 5:19). Él es el príncipe de este mundo y de la potestad del aire, el espíritu que ahora opera en los hijos de desobediencia (Jn 16:11; Ef 2:2). Por causa de él, el mundo se volvió tenebroso, sin vida y sin luz (6:12).
Lo que sucedió con el ministerio de Lucero no es sólo una historia, sino que debe servir de ejemplo para nosotros. Debemos velar y tratar con cualquier sentimiento de que el resultado de nuestro servicio proviene de nuestra capacidad. Siempre debemos orar, pidiéndole al Señor que nos guarde del orgullo y la soberbia, para que éstos jamás se enseñoreen de nosotros (Sal 19:13).
Punto Clave: Todo lo que tenemos lo recibimos de Dios.
Pregunta: ¿Qué hizo que Lucero se enorgulleciera?
Miércoles --- Leer con oración: Gn 2:8-9; 3:22-24; 4:26; Ef 1:9; He 2:5-7
“Escudriñad las Escrituras; porque a vosotros os parece que en ellas tenéis la vida eterna; y ellas son las que dan testimonio de mí; y no queréis venir a mí para que tengáis vida” (Jn 5:39-40)
EJECUTAR EL MINISTERIO EN LA ESFERA DE LA VIDA
Dios creó al hombre con tres partes: espíritu, alma y cuerpo (1 Ts 5:23). El alma humana fue creada a la imagen de Dios. Él tiene Su buen placer, Su beneplácito, y quería ponerlo dentro de la emoción del hombre. Él también quería que el ministerio de Su voluntad estuviera contenido en la voluntad del hombre. Asimismo, deseaba que entendiera Su plan, por eso le dio la capacidad de pensar, a través de la mente humana.
Dios también le dio al hombre que había creado el libre albedrio. Al principio, el hombre creado fue puesto por Dios en el huerto de Edén, frente a dos árboles: el árbol de la vida y el árbol de la ciencia del bien y del mal (Gn 2:8-9). El deseo de Dios era que el hombre comiera del árbol de la vida para que recibiera la vida divina en su interior y al crecer en esta vida, gobernara el mundo. Si el hombre hubiera escogido comer del árbol de la vida, Dios hubiera podido poner dentro de él Su mente, emoción y voluntad.
Cuando Dios le dijo a Adán que, si comía del fruto del árbol de la ciencia del bien y del mal, ciertamente moriría, pudo estar refiriéndose a lo que sucedió con Lucero que, por causa de su ambición, se enorgulleció, y fue reprobado. Dios le advirtió a Adán, pero Eva, después de haber sido tentada por Satanás en su alma, en su parte emotiva, comió del fruto del árbol de la ciencia y se lo dio también a Adán, para que éste también comiera. El resultado de esto fue que sus ojos se abrieron y ellos se volvieron conocedores del bien y del mal, y así perdieron lo principal y más importante, la presencia y la comunión con Dios (3:22-24).
Todos nosotros ya hemos tenido esta experiencia: al buscar el simple conocimiento de las verdades, sin practicarlas, perdemos la presencia de Dios. Esto nos muestra que si estudiamos las verdades en la esfera de la mente, poco a poco estaremos llenos de doctrinas vanas, y vacios de la vida divina (Jn 5:39-40).
Nuestra alma posee un lado malo y un lado bueno. Sin embargo, Dios no acepta nada que venga del alma, sea bueno o sea malo. Él desea ardientemente trabajar en cada uno de nosotros, preparándonos para reinar con Él en la era venidera.
Por eso necesitamos permanecer en la esfera de la vida, invocando el nombre del Señor y disfrutando de Su palabra; así estaremos en el espíritu y de esa manera, todo nuestro ser será suplido con la vida divina para ejecutar el ministerio que nos fue encomendado.
Punto Clave: No perdamos la presencia de Dios.
Pregunta: ¿Cuál es el peligro de buscar el simple conocimiento de las verdades?
Jueves --- Leer con oración: Lc 5:32; Gá 1:4; 3:1-3; 1 Jn 5:18
“Pero ahora estamos libres de la ley, por haber muerto para aquella en que estábamos sujetos, de modo que sirvamos bajo el régimen nuevo del Espíritu y no bajo el régimen viejo de la letra” (Ro 7:6)
LIBRES DEL EGO, EL PECADO Y LA RELIGIÓN
Después que el hombre pecó cayó en tres situaciones lamentables. En primer lugar, comenzó a vivir por su vida del alma. Esto hizo que su ego se torne cada vez más fuerte, hizo que el hombre sea prisionero de sus razones y pensamientos e incluso, que se vuelva un enemigo de Dios. Si vivimos en el alma, no podremos vencer estas razones. La única manera de ser libres de esto es viviendo en el espíritu, usando las armas espirituales (2 Co 10:4-5).
En segundo lugar, el hombre cayó en el mundo pecaminoso. Pero, ¡alabamos al Señor! porque cuando una persona es iluminada por la palabra de Dios, logra ver su situación pecaminosa y se arrepiente. Incluso después de ser salvos, cuando estamos en el espíritu invocando el nombre del Señor, disfrutando de Su palabra, reconocemos fácilmente las situaciones pecaminosas y huimos de ellas. Aunque Satanás aún intenta tentarnos y engañarnos con las cosas pecaminosas del mundo, sus planes no han tenido tanto éxito como en el pasado.
Mientras más de la vida de Dios tenemos en nuestro interior, en nuestro espíritu, menos deseos de pecar tenemos, pues todo aquel que es nacido de Dios no vive en el pecado (1 Jn 5:18). ¿Por qué no vive en la práctica del pecado? Porque la vida de Dios no peca; a la vida de Dios no le gusta pecar. Por causa de tener la vida de Dios, cuando el pecado viene a nosotros, lo rechazamos, porque la vida divina lo abomina.
En tercer lugar, el hombre cayó en el mundo religioso. Pero el Señor también vino para librarnos de la apariencia espiritual e introducirnos en la realidad del Espíritu (Gá 1:4; 3:1-3). Él no desea que Le sirvamos de manera religiosa, en el régimen viejo de la letra, sino en la novedad del espíritu (Ro 7:6).
En cualquiera de estas situaciones en que el hombre se encuentre, puede arrepentirse y reconciiarse con Dios. En este caso, es como si estuviera siendo traído de vuelta por los brazos del río de agua de vida que salía del huerto de Edén.
Cuán rico es el ministerio que hace fluir Espíritu y vida a las personas, librándolas de todo aquello que está en contra de Dios y llevándolas a obtener el crecimiento de vida. No importa si estamos en las reuniones de la iglesia, trabajando o contactando a las personas en nuestro diario vivir, en todas esas situaciones podemos invocar el nombre del Señor y ser guiados por el Espíritu. ¡Aleluya!
Punto Clave: Liberados por el Espíritu y por la vida.
Pregunta: ¿Cuáles fueron las tres condiciones lamentables en que el hombre cayó?
Viernes --- Leer con oración: Hch 19:17, 20; 20:28-36; Gá 1:17; Ef 3:2,9; 1 Ti 1:3; 4:14; 2 Ti 1:6
“Doy gracias al que me fortaleció, a Cristo Jesús nuestro Señor, porque me tuvo por fiel, poniéndome en el ministerio” (1 Ti 1:12)
ANUNCIAR EL EVANGELIO Y PROMOVER LA FE
El Señor Jesús empezó Su ministerio a los treinta años (Lc 2:23). A fin de realizar la obra que Le había sido encomendada por el Padre, Él llamó a doce discípulos, a los cuales perfeccionó y envió, por eso fueron llamados apóstoles. Después de Su muerte y resurrección, el Señor les dio autoridad y les incumbió que anunciaran el evangelio del reino por todo el mundo, comenzando desde Jerusalén y hasta alcanzar lo último de la tierra (Mt 24:14; 28:18-20; Hch 1:
.
Por el hecho de que los doce apóstoles no fueron totalmente fieles a la comisión que les fue encomendada, el Señor se Le apareció a uno de sus mayores perseguidores, a Saulo, y lo apartó especialmente para anunciar el evangelio de Dios (Ro 1:1-4). Él, que más tarde fue llamado Pablo, fue un vaso útil, un instrumento en las manos de Su dueño para llevar el nombre del Señor a las ciudades por donde pasó y promover la fe, el contenido de la economía neotestamentaria de Dios (Tit 1:1).
Dios consideró fiel a Pablo y lo puso en el ministerio a fin de que predicara a los gentiles el evangelio de las inescrutables riquezas de Cristo (1 Ti 1:12; Ef 3:
. En las semanas anteriores vimos que, en sus dos primeros viajes, por donde quiera que pasaba, Pablo llevaba a las personas a invocar el nombre del Señor y a que reciban al Espíritu por el oír con fe (1 Co 1:2; Gá 3:2). No obstante, después de su tercer viaje, si no hubiera sido por la intervención soberana de Dios en Jerusalén, Pablo habría anulado toda la inversión hecha en su ministerio, y toda la revelación que le fue concedida, habría sido enterrada juntamente con él en su sepulcro (Hch 21:23-28).
Damos gracias a Dios por haber salvado la vida de Pablo para que él pudiera completar una parte de su ministerio que aún no había sido desarrollado: el ministerio de escribir de manera más detallada la revelación de la economía neotestamentaria de Dios (2 Co 12:1-3).
Punto Clave: Ser un vaso útil en las manos del Señor.
Pregunta: ¿Qué es lo que Pablo promovió en sus dos primeros viajes?
Dong Yu Lan
Derechos rweservados Editora “Arvore da Vida”
¡Jesús es el Señor! - Jesus is Lord - Jesus ist der Herr - Yeshua adonai - Gesù è il Signore - Jésus est Seigneur - Ιησους ειναι ο Λορδος - Иисус – Господь - يسوع هو الرب - 耶稣是主 - 主イエスは - Jesus é o Senhor - Jesus är Herre
Literatura disponible en:
corpocri@yahoo.com
laiglesiaenarmenia@yahoo.com
Sábado --- Leer con oración: Jn 1:1,14; 14:26; 20:22; Col 1:25; Ap 1:1
“Cumplo en mi carne lo que falta de las aflicciones de Cristo por su cuerpo, que es la iglesia; de la cual fui hecho ministro, según la administración de Dios que me fue dada para con vosotros, para que anuncie cumplidamente la palabra de Dios” (Col 1:24b-25)
LA REVELACIÓN DE LA ECONOMÍA DE DIOS EN EL MINISTERIO DE PABLO
Dios tiene una economía que necesita ser practicada. En la Biblia vemos que esta economía se divide en dos partes: el Antiguo y el Nuevo Testamento.
La economía del Antiguo Testamento le fue dada a Moisés. Todos los eventos y acontecimientos que fueron narrados en los cincuenta capítulos de Génesis, así como todos los detalles de la ley y de la construcción del tabernáculo en Éxodo, Moisés lo obtuvo por medio de la revelación dada por Dios mismo en el Monte Sinaí, en el periodo de cuarenta días y cuarenta noches que estuvo allí (Dt 9:9).
En el Nuevo Testamento, sabemos que Dios salvó la vida del apóstol Pablo y permitió que él fuera a prisión para poder completar y dejar registrado en libros, los puntos principales de la economía neotestamentaria de Dios que le fueron revelados en Arabia (2 Co 12:1-4).
En la etapa de su ministerio en que estuvo más cerca de las iglesias, Pablo había escrito sólo seis epístolas: Gálatas, 1 y 2 Tesalonicenses, 1 y 2 Corintios y Romanos. Pero, después de su encarcelamiento escribió ocho epístolas más: Efesios, Colosenses, Filipenses, Filemón, Hebreos, 1 y 2 Timoteo y Tito, siendo estas cuatro primeras escritas en la prisión de Roma (Ef 4:1, 6:20; Fil 1:13, 4:22; Col 4:10, 18, Fm 1, 9-10, 23). Después de ser liberado de la prisión, Pablo aprovechó por un tiempo para visitar a algunas iglesias, y también para escribir su Primera epístola a Timoteo, probablemente en Macedonia (1 Ti 1:3), y la Epístola a Tito en Nicópolis (Tit 3:12); Hebreos y 2 Timoteo fueron escritas después de su segundo aprisionamiento en Roma. Entre todas ellas, la Epístola a los Efesios puede ser caracterizada como la que mejor revela la economía neotestamentaria de Dios.
Pablo detalló la revelación de esta economía en los primeros tres capítulos, y abordó cómo practicarla en los tres capítulos finales. Él esperaba que al recibir su epístola, los efesios se arrepintieran de la condición en que se encontraban y practicaran las palabras que les habían sido enviadas. Lamentablemente, eso no ocurrió, y una epístola tan rica no les aprovechó.
Cuando pudo visitar nuevamente Éfeso, al ver la situación anormal en la que se encontraban los efesios, Pablo decidió dejar a Timoteo allí para que los condujera nuevamente a la fe (1 Ti 1:3-4; 4:6; 6:21). Él confiaba mucho en Timoteo, porque había sido instruido por él mismo y lo había acompañado durante mucho tiempo. Pese a sus esfuerzos, la situación de la iglesia en Éfeso no mejoró, y Timoteo se debilitó (1 Ti 4:14; 2 Ti 1:6).
Todo esto nos sirve de espejo. Dios también desea hacer de cada uno de nosotros vasos útiles, listos para anunciar el evangelio y promover la fe, pero para eso, no podemos caer en el mismo error que los efesios; antes bien, necesitamos ser aquellos que dan atención al hablar actual del Señor y que practican Su palabra. Si procedemos así, recibiremos la bendición de parte de Dios..
Punto Clave: Dar atención al hablar actual del Señor y practicar Su palabra.
Pregunta: ¿Cuándo Pablo pudo detallar la revelación de la economía de Dios?
Domingo --- Leer con oración: Jn 1:1; 14; 14:8-9, 11, 16-17, 26
“En aquel día vosotros conoceréis que yo estoy en mi Padre, y vosotros en mí, y yo en vosotros” (Jn 14:20)
EL MINISTERIO ULTERIOR DEL APÓSTOL JUAN
Aunque Pablo fue el primero en escribir sobre la economía de Dios en el Nuevo Testamento, esta revelación ya había sido dada por el Señor Jesús a los doce apóstoles; no obstante, ellos no pudieron percibir la importancia de aquellas palabras.
Incluso Juan, cuando estuvo con Jesús, junto con los demás apóstoles, tampoco pudo percibir la esencia de lo que el Señor Jesús les dijo. Sin embargo, después de pasar veinte años en la prisión en Patmos, cuando tenía cerca de noventa años de edad, y después de haber escrito el libro de Apocalipsis; Juan se fue a Éfeso y sirvió a la iglesia allí, en el espíritu. Se acordó de las palabras que el Señor Jesús les había dicho cuando estaba en la tierra (Jn 14:26). A partir de entonces, él comenzó a ejercer su ministerio ulterior, escribiendo su evangelio y sus tres epístolas, en los cuales nos presentó de manera muy sencilla el deseo de Dios de dispensarse hacia dentro de nosotros. Por medio del ministerio de Juan, la iglesia en Éfeso fue ayudada a practicar esas palabras.
Juan empieza su evangelio diciendo: “En el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios” (1:1). Y el Verbo se hizo carne en el Hijo. Nadie nunca vio a Dios, pero el Hijo fue quien reveló al Padre. Cuando alguien veía al Hijo, el Unigénito del Padre, también veía al Padre (Jn 14:8-9).
Entonces, en el capítulo 14, Juan mostró que el deseo del Hijo es que nosotros estemos donde Él está. Puesto que el Hijo está en el Padre (v. 11), Él quiere que nosotros también estemos en el Padre. Sin embargo, ¿cómo es posible esto? ¡Dios realmente es sabio! Después de la muerte del Señor Jesús, al tercer día, Él volvió como el otro Consolador, el Espíritu de realidad, que vino para estar para siempre con nosotros. Por medio de este Espíritu, tanto el Padre como el Hijo pueden estar en nosotros, así también, nosotros podemos estar en Ellos (vs. 16-17, 20).
¡Alabamos al Señor! porque toda la revelación de las palabras dichas por Él hoy son accesibles para cada uno de nosotros por medio del ministerio de Sus siervos, que en estos dos mil años, nos han abierto la economía de Dios del Nuevo Testamento.
Ahora nos corresponde a cada uno de nosotros desarrollar el ministerio que tenemos, recordando que hay diferentes niveles de ministerios. Cada uno tiene su porción, en diferentes profundidades, en diversos niveles, así como los diferentes tonos del color verde de las piedras preciosas de Apocalipsis 21:19-20.
Todos los hermanos necesitan levantarse y participar de esta carga de llevar vida a las personas en las ciudades donde viven. No vaya sólo a las reuniones en el local de reunión de la iglesia el fin de semana, esperando así que el Señor venga. Hoy el Señor está avanzando. Él desea que cada uno de nosotros predique el evangelio del reino, el evangelio de la vida. Somos parte de la iglesia, y existen muchas maneras, muchos caminos, para predicar el evangelio de la vida. Recientemente el Señor nos mostró que necesitamos muchos lugares de oración esparcidos en la ciudad donde vivimos. Lo importante es que alcancemos todos los lugares, todos los barrios.
El Señor quiere trabajar en nosotros para hacer la obra del ministerio y para ello, Él usa a un grupo de personas para perfeccionarnos en dos cosas: en la vida, porque mientras más negamos la vida del alma, más de la vida divina crece en nosotros; y en la predicación del evangelio, es decir, al hacer la obra del Señor, pues mientras más cooperamos con el Señor en la ejecución de Su obra, más experiencias ganamos. De esta manera, en el futuro, estaremos aptos para gobernar el mundo venidero. Que todos tengamos parte en esta carga. ¡Aleluya!
Punto Clave:
Negar el yo para crecer en la vida divina y hacer la obra del Señor.
Pregunta: ¿Cómo podemos participar en la predicación del evangelio de la vida?