¿PORQUE CREÓ DIOS AL HOMBRE?
Semana 3--- El mundo venidero
Lunes --- Leer con oración: Jn 4:24; 20:22; Ro 8:6, 9, 11; 1 Co 12:3; Ef 1:13; 1 Jn 2:27
“Así que, hermanos, teniendo libertad para entrar en el Lugar Santísimo por la sangre de Jesucristo (He 10:19). El que se une al Señor, un espíritu es con él” (1 Co 6:17)
EL LUGAR SANTÍSIMO ES NUESTRO ESPÍRITU
La semana pasada abordamos la visión profética de Apocalipsis 12, en la cual dos figuras están peleando: una mujer encinta y un gran dragón. Utilizamos la forma de los continentes del mapamundi para comprender la aplicación de esta profecía e identificar en el contorno del continente norteamericano: la figura de una gran águila; en el continente europeo: la forma de la cabeza de un dragón, y en el continente africano, el perfil de un bebé en gestación en el útero materno. También vimos que durante la gran tribulación la acción del anticristo será más intensa en Europa, periodo en el que perseguirá a los cristianos. No obstante, saber esto no nos debe atemorizar o impedir predicar el evangelio a las personas que viven allá.
Apocalipsis 11:1 muestra que el templo de Dios fue medido, como también su altar y los que adoran en él. La acción de medir indica que Dios tomará posesión y cuidará a Sus hijos que Le estén adorando en el espíritu (Jn 4:24). En el Antiguo Testamento Dios habitaba en el tabernáculo, pero sólo el sumo sacerdote tenía acceso al Lugar Santísimo, la parte más interior.
Hoy, el Lugar Santísimo es el espíritu humano regenerado, la parte más íntima de aquellos que tienen el Espíritu de Dios morando dentro de sí (Ro 8:9, 11). El camino para entrar al Lugar Santísimo ya fue abierto para nosotros por la sangre de Jesucristo (He 10:19). Cuando creímos que Jesucristo es el Hijo de Dios e invocamos el nombre del Señor, nacimos de nuevo (1 Co 12:3; Jn 3:3, 5; 20:22; 1 Jn 5:1; Ef 1:13). A partir de allí, pasamos a tener al Espíritu dentro de nuestro espíritu, como la unción interior (Jn 1:12-13; 1 Co 6:17; 1 Jn 2:27).
De esta manera, no importa donde usted esté, si permanece en el Lugar Santísimo, es decir, en su espíritu, usted podrá disfrutar de la vida, la paz y el consuelo, pues tendrá la presencia de Dios (Ro 8:6).
Esto es válido no sólo para la gran tribulación. Incluso hoy, si usted está pasando por cualquier tipo de dificultad, sólo debe volverse al espíritu y disfrutará de la paz y el consuelo. No importa adonde vaya, si anda en el Espíritu, Dios lo guardará, porque nuestro espíritu ya fue medido por el Señor, y Él tiene cuidado de nosotros (1 P 5:7).
Punto Clave: El Lugar Santísimo hoy es el espíritu humano regenerado.
Pregunta: ¿Dónde disfrutamos el consuelo y la paz?
Martes --- Leer con oración: Mt 24:14, 45-47; 25:1-10; He 2:5; Ap 20:6
“Porque el reino de Dios no es comida ni bebida, sino justicia, paz y gozo en el Espíritu Santo” (Ro 14:17)
ALIMENTAR A LAS PERSONAS CON LA PALABRA DE DIOS
El mundo venidero, o el reino milenario, será la manifestación del reino de los cielos, una esfera en la cual el Señor Jesús ejercerá totalmente Su dominio. Como hemos visto, Dios no sujetará este mundo a los ángeles, sino al hombre, para que éste pueda gobernarlo juntamente con Cristo (He 2:5; Ap 20:6).
No obstante, necesitamos tener la vida divina y crecer en ella, negándonos a nosotros mismos y alimentándonos de la palabra de Dios, de tal manera que nuestro vivir sea transformado (Mt 25:1-10). Según la revelación que hemos recibido, necesitamos también aprovechar las oportunidades para negociar nuestros talentos, teniendo experiencias en Su obra (vs. 14-23).
Se sabe mucho sobre el evangelio de la gracia, que incluye la muerte redentora de Cristo y el perdón de nuestros pecados. Sin embargo, mostrar sólo estos aspectos del evangelio es presentarlo de manera incompleta. Cuando creímos en el Señor, recibimos Su vida y llegamos a ser Sus hijos. No obstante, esta vida necesita crecer para que vivamos en la realidad del reino de los cielos hoy y entremos en su manifestación en la era venidera.
En el pasado, fuimos ayudados por el hermano Watchman Nee con respecto a la base de la unidad del Cuerpo de Cristo que es mostrada en la Palabra, es decir, que en cada ciudad sólo hay una iglesia como la expresión del Cuerpo. Esta visión nos ha conducido a lo largo de las últimas décadas. Recibimos aun más luz espiritual con respecto a la celebración de la mesa del Señor, con el pan y la copa, que representa la unidad de los hijos de Dios. Se nos enseñó que sólo cuando se establecía la mesa del Señor en una ciudad los hermanos podían ser llamados de la iglesia en aquel lugar. Hoy percibimos que nuestra visión aún era parcial, nos faltaba más claridad y revelación. Tal vez en el pasado, fue necesario enfatizar la base de la unidad de la iglesia, pero ahora el Señor nos quiere dar una nueva revelación, especialmente con relación al reino venidero, el mundo venidero.
El Señor nos comisionó a predicar el evangelio del reino (Mt 24:14), pues Su deseo es que los hijos de Dios crezcan y maduren espiritualmente a fin de que sean vencedores. Necesitamos cooperar con Él en esta carga para apresurar Su venida y Su reino.
No debemos predicar el evangelio con la intención de traer a los convertidos sólo para reunirse con nosotros. Cuando anunciamos el evangelio, nuestro objetivo debe ser el de suplir a las personas con la vida divina, alimentándolas con la palabra de Dios, a fin de que sean conducidas al reino (Mt 24:45-47).
Punto Clave: Suplir a las personas con la vida divina.
Pregunta: ¿Qué revelación hemos recibido con respecto a predicar el evangelio del reino?
Miércoles --- Leer con oración: Mt 3:1-2; 4:17; 10:7; 21:32; Lc 3:3-14
“Os digo que así habrá más gozo en el cielo por un pecador que se arrepiente, que por noventa y nueve justos que no necesitan de arrepentimiento” (Lc 15:7)
LA NECESIDAD DEL ARREPENTIMIENTO
Anteriormente vimos que el Evangelio de Mateo, el primer libro del Nuevo Testamento, aborda detalladamente el reino de los cielos. Aunque hemos estudiado mucho sobre este asunto, ¿Cuánto de realidad puede ser vista en nuestro vivir de acuerdo con lo que fue presentado en este evangelio?
Sabemos que Juan el Bautista fue el primero en predicar el evangelio del reino. Como precursor del Señor Jesús, él hizo su aparición predicando en el desierto y diciendo: “Arrepentíos, porque el reino de los cielos se ha acercado” (Mt 3:1-2). La incumbencia de Juan el Bautista era preparar el camino del Señor, enderezar Sus sendas, para que el reino pudiera llegar. Su predicación indicaba la importancia del reino.
Al introducir la predicación del reino, presentó el asunto del arrepentimiento. Arrepentirse significa tener un cambio de mentalidad y de actitud; significa dejar las cosas que nos llevan a pecar y las que nos impiden hacer la voluntad de Dios (Lc 3:3-14). Como precursor, él quería que las personas tuvieran un cambio de manera de pensar y que no vivan más en sí mismas, pues así fácilmente se olvidarían de Dios, e incluso, podían volverse en un tropiezo para Su obra. Por tanto, el arrepentimiento es para que no vivamos más centrados en aquello que nuestra alma quiere, sino en lo que Dios determinó. Por eso Juan el Bautista enfatizó que aquel que se arrepiente puede ser guiado por el Espíritu: “Yo a la verdad os bautizo en agua para arrepentimiento; pero el que viene tras mí, cuyo calzado yo no soy digno de llevar, es más poderoso que yo; él os bautizará en Espíritu Santo y fuego” (Mt 3:11).
Posteriormente, después de ser bautizado por Juan y ungido por el Espíritu Santo, el Señor Jesús comenzó Su ministerio, usando las mismas palabras de Juan el Bautista: “Arrepentíos, porque el reino de los cielos se ha acercado” (4:17). Asimismo, hizo muchos discípulos, de entre los cuales escogió a doce a quienes llamó: apóstoles. Los llevó consigo para predicar el evangelio y también, los envió para anunciar que el reino de los cielos se había acercado (10:7; Lc 8:1).
Así que, desde el comienzo del Nuevo Testamento, tanto por la predicación de Juan el Bautista y la del Señor Jesús, durante Su ministerio, mostraron que el objetivo de Su venida era el reino. De igual manera hoy, no debemos centrarnos más en nuestras propias cosas, sino en apresurar la manifestación del reino de Dios, que introducirá la era venidera.
Punto Clave: Cambiar de mentalidad y actitud para traer el reino.
Pregunta: ¿Qué indicaba la predicación de Juan el Bautista?
Jueves --- Leer con oración: Mt 16:18-19; Ef 4:12-16
“La unción misma os enseña todas las cosas, y es verdadera, y no es mentira, según ella os ha enseñado, permaneced en él” (1 Jn 2:27b)
UN CAMBIO EN NUESTROS CONCEPTOS
El primer registro sobre la iglesia es hecho en el Evangelio de Mateo, cuando el Señor Jesús se dirigió a Pedro y le dijo: “Y yo también te digo, que tú eres Pedro, y sobre esta roca edificaré mi iglesia” (16:18a). Basados en este versículo, en el pasado, hablamos mucho sobre la iglesia. Pero no le dimos el énfasis suficiente al versículo siguiente, que dice: “Y a ti te daré las llaves del reino de los cielos” (v. 19a). No podemos detenernos sólo en la revelación que tuvimos de la iglesia, sino que necesitamos avanzar para obtener también la revelación del reino.
Para muchos, el concepto del reino es que éste no puede ser vivido ahora, pues sólo es un acontecimiento futuro. Sin embargo, el reino es un asunto de vida y como tal, ya empezó. Los que fueron regenerados pueden ver el reino de Dios y entrar en él (Jn 3:3, 5).
Todos los que nacieron de nuevo forman parte del reino de Dios. Por lo tanto, al hablar de la iglesia, nuestro énfasis debe ser el reino, pues en la edificación de la iglesia lo más importante es el crecimiento de la vida divina en nosotros (Ef 4:12, 15-16). Mientras más nos negamos a nosotros mismos, más crecemos. Esperamos que todos experimenten que la iglesia es el mejor lugar para obtener el crecimiento de la vida de Dios en Sus hijos a fin de que Su voluntad sea hecha y Su reino se manifieste en toda la tierra (Mt 6:9-10).
En su segundo viaje, el apóstol Pablo fue acompañado por Silas, quien había dejado su posición de líder en la iglesia en Jerusalén. Silas prefirió permanecer en Antioquía para seguir a Pablo, porque percibió que el Señor estaba haciendo Su obra a través de aquel apóstol. Ellos viajaron por la región de Galacia siendo guiados por el Espíritu, predicaron el evangelio y fortalecieron a los hermanos, los llevaron a invocar el nombre del Señor. De esta manera, condujeron nuevamente a las iglesias al Espíritu.
Después de pasar por Galacia, quisieron continuar por una determinada dirección, pero el Espíritu no se los permitió. De noche, Pablo tuvo una visión donde un varón macedonio le pedía ayuda. Con esto, no sólo él, sino también los que estaban con él entendieron que Dios los estaba enviando a Macedonia a fin de predicar el evangelio en ese lugar.
La primera ciudad de Macedonia a la que llegaron fue Filipos. Normalmente, al llegar a una ciudad, Pablo se dirigía a las sinagogas para predicar allí. Pero, en aquella ocasión, ellos descubrieron que junto al río había un lugar de oración. Esto es muy significativo porque, en diversas porciones bíblicas, el rio representa la acción del Espíritu Santo.
Pablo y Silas estuvieron con algunas personas en aquel lugar de oración y les hablaron la palabra de Dios. Lidia, después de oír a Pablo, dijo: “Si habéis juzgado que yo sea fiel al Señor, entrad en mi casa, y posad” (Hch 16:15b). Así comenzó la iglesia en Filipos: en un lugar de oración, con una casa abierta para que se reúnan los hermanos (v. 40).
¡Gracias al Señor! Por medio de este relato fuimos más iluminados y cambiamos nuestros conceptos. Que todos seamos alentados a abrir nuestras casas e invitemos a las personas a orar y disfrutar de la palabra de Dios, a fin de que la iglesia en nuestra ciudad pueda usar las llaves que le fueron dadas para introducir a las personas en el reino de Dios.
Punto Clave: La iglesia es el mejor lugar para crecer en la vida divina.
Pregunta: ¿Cuál es la dirección actual del Señor para que practiquemos Su palabra?
Viernes --- Leer con oración: Ef 1:3-23; Tit 1:1
“Bienaventurado el que lee, y los que oyen las palabras de esta profecía, y guardan las cosas en ella escritas; porque el tiempo está cerca” (Ap 1:3)
BOOKAFE: LIBROS QUE LLEVAN A LA FE
Durante mucho tiempo no percibimos la necesidad de aumentar la cantidad de locales de reunión de la iglesia en una misma ciudad. Por varios años tuvimos uno o, cuanto mucho, unos pocos lugares de reuniones en una ciudad. Pero hoy vemos que para la expansión del reino de Dios esta práctica es insuficiente. En el pasado fueron abiertas algunas librerías para divulgar la revelación de la palabra de Dios y así poder suministrar la vida divina a las personas, sin embargo, éstas no fueron viables económicamente, por lo que se cerraron.
En los dos últimos años, recibimos de parte del Señor una nueva manera de suplir a las personas con la vida divina: el Bookafé. La palabra Bookafé está compuesta de la palabra book (“libro” en inglés) y “Fe”, que puede ser entendido como: “el libro que lleva a la Fe”. La palabra “fe”, de origen latino, siempre va acompañada por el artículo definido “la” cuando se refiere a los puntos en los cuales creemos y que nos fueron revelados por las sanas enseñanzas de los apóstoles en el Nuevo Testamento. Estas enseñanzas presentan el plan, la administración, el arreglo de Dios para dispensar al hombre todo lo que Él es, tiene, realizó y alcanzó. Sólo así el hombre puede cumplir la voluntad de Dios y establecer Su reino en la tierra.
Incluso entre los hijos de Dios, muchos todavía no comprenden adecuadamente lo que es la Fe. Para que ellos también tengan acceso al contenido del plan de Dios para el hombre, revelado en el Nuevo Testamento, el Señor nos mostró que, si tenemos varios Bookafés, abiertos durante el día en las ciudades en donde vivimos, podremos propagar más la palabra revelada a través de los libros y así, promover la Fe hacia dentro de muchas personas. Para que esto suceda, nuestro sentir es que haya muchos lugares abiertos donde las personas puedan entrar y permanecer por un periodo de tiempo. En este ambiente tranquilo y agradable, tendrán contacto con la palabra revelada e impresa en los libros, mientras toman un café. Por medio de los libros, serán conducidas a la revelación del plan de Dios para sus vidas. Por eso el Señor nos dio el deseo de tener varios establecimientos así para promover la Fe (Tit 1:1; 1 Ti 1:4).
Así que, el Bookafé es un ambiente creado para llevar a las personas a la Fe, es decir, para que reciban el contenido de la economía neotestamentaria de Dios. En otras palabras, es para que sean bendecidas por el dispensar del Padre, del Hijo y del Espíritu, esto resultará en la plenitud de Dios, la expresión de las inescrutables riquezas de Cristo (Ef 1:3-23).
Punto Clave: Promover la Fe, la economía neotestamentaria de Dios.
Pregunta: ¿Qué es el Bookafé?
Sábado --- Leer con oración: Gn 25:20-34; Ef 1:3-4; 1 Ti 1:3-4; Ap 19:8
“Predestinándonos para filiación por medio de Jesucristo para sí mismo, según el beneplácito de su voluntad” (Ef 1:5 - VR)
PREDESTINADOS PARA LA FILIACIÓN
En Efesios 1, Pablo habló sobre el dispensar del Padre, del Hijo y del Espíritu. En su primera epístola a Timoteo, el apóstol también mencionó la Fe (1:4). El deseo de Pablo era que la Fe objetiva fuera infundida en la fe subjetiva de los hermanos en Éfeso, a fin de que llegue a ser su realidad.
La economía neotestamentaria de Dios está registrada principalmente en la epístola a los Efesios. En el capítulo 1, nos es dicho que Dios nos bendijo con toda bendición espiritual en los lugares celestiales en Cristo.
Las bendiciones espirituales se refieren a los tres aspectos de la obra del Dios Triuno: la obra del Padre, la del Hijo y la del Espíritu. La obra del Padre es descrita en los versículos 3 y 4. Dios Padre, antes de la fundación del mundo, nos escogió en Cristo. Probablemente hay, por lo menos, un billón y medio de cristianos en el mundo. Todos fueron escogidos antes de la fundación del mundo, según el deseo, el propósito y el plan eterno de Dios. En esta elección están incluidos todos aquellos que aún van a creer en el Señor Jesús (Hch 2:39).
Además de escogernos, Dios Padre también nos predestinó para Él, para la filiación. Esta filiación, que en muchas versiones es traducida como “adopción” (Ef 1:5), implica el derecho que tiene un hijo maduro, de heredar todo lo que el Padre posee. Podemos decir que la filiación en el Nuevo Testamento corresponde a la primogenitura mencionada en el Antiguo Testamento, cuando sólo el hijo mayor, el primogénito, recibía la herencia del padre.
Tomemos el ejemplo de Isaac. Su esposa Rebeca engendró a los gemelos, Esaú y Jacob, que peleaban desde el vientre materno por el derecho de primogenitura. Esaú venció porque era el más fuerte y fue el primero en nacer. Jacob, cuyo nombre significa suplantador, salió agarrado del calcañar de su hermano. No obstante, aunque nació después, no se dio por vencido. Él sabía que si obtenía el derecho de primogenitura de su hermano, todas las riquezas de su padre serían suyas. Finalmente, Jacob logró engañar a su hermano, le hizo vender su derecho por un plato de guiso de lentejas (Gn 25:20-34).
Todos los que creen, tienen la vida de Dios pero, aunque han sido predestinados para la filiación, a fin de alcanzarla, necesitan crecer y madurar en la vida divina. Hemos sido especialmente agraciados por Dios en ver la importancia de la filiación y valorarla, pues nuestro objetivo es reinar y gobernar con el Señor en el mundo venidero.
¿Pero cómo los que fueron escogidos y predestinados por Dios pueden obtener la filiación si nacieron en el pecado, con una naturaleza maligna y un alma corrompida, que cometen acciones muy pecaminosas? Al no poder recibirla en la condición en la que estaban, el Dios Triuno fue misericordioso y proveyó la obra del Hijo.
Dios envió a Su Hijo para morir en la cruz por nosotros, para que derramara Su sangre y nos redimiera de todos nuestros pecados. Por medio de la redención fuimos lavados y ahora podemos ser encabezados por Él para disfrutar la filiación, heredar el reino y gobernar con el Señor en el mundo venidero.
Sin embargo, antes de disfrutar de la plena filiación, es decir, como hijos maduros, reinar con el Señor en el mundo venidero, cada actitud nuestra hoy necesita ser sellada por el Espíritu. Dependiendo de lo que usted habla o hace, el Espíritu aprueba o no sus acciones. Si lo que usted hace no está de acxuerdo con la voluntad del Señor, el Espíritu no lo sellará. Pero, si día tras día, nuestras acciones son conforme a lo que Dios determinó, recibiremos el sellar del Espíritu y llegaremos al punto de tener nuestras vestiduras de lino fino, limpio y resplandeciente, que nos capacitarán para reinar con Cristo en la era venidera (Ap 19:
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Este es el dispensar del Padre, del Hijo y del Espíritu. Esta es la economía neotestamentaria de Dios, que es la Fe..
Punto Clave: Valorar la filiación.
Pregunta: ¿Qué ganó Jacob con la primogenitura y qué recibirá usted cuando el Señor vuelva?
Domingo --- Leer con oración: Ef 3:19; Ap 5:9-10; 20:6
“El que no escatimó ni a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿cómo no nos dará también con él todas las cosas?” (Ro 8:32)
LA IGLESIA ES EL MEJOR AMBIENTE PARA ALCANZAR LA FILIACIÓN
El resultado del dispensar del Dios Triuno es Su plenitud, la iglesia, que es el Cuerpo de Cristo. Llegamos a ser Su plenitud al disfrutar de las inescrutables riquezas de Cristo por medio del Espíritu, que está disponible a todos los que creen en Él (Ef 3:19).
El Señor necesita a muchos hijos maduros para administrar el mundo venidero (He 2:5). Su deseo es que todos estemos preparados para gobernar con Él (Ap 5:9-10; 20:6). Para eso, Él nos puso en la iglesia, en donde somos amoldados y perfeccionados por Él para ser vencedores en esta era, y así entremos en el reino venidero. Mientras pasamos por este proceso, necesitamos permitir que el Dios Triuno sea infundido y trabajado en nuestro ser. Asimismo, sobre nosotros pesa una gran responsabilidad: predicar el evangelio del reino para que muchos hijos de Dios entren en el reino con nosotros. Cuando el Señor tenga la cantidad suficiente de hijos maduros vendrá el fin, y entonces, reinaremos con Él.
A pesar de haber sido predestinados para la filiación, necesitamos prepararnos por medio de buscar el crecimiento de la vida de Dios por negarnos a nosotros mismos y por predicar el evangelio del reino para ministrar vida a otros.
Además de los locales de reunión que ya existen en las muchas iglesias, Dios nos mostró que los lugares de oración son herramientas excelentes para infundir la Fe en las personas. Los grupos familiares de cuidado mutuo complementan estos lugares de oración. Ya sea por los grupos familiares, por los Bookafés o los lugares de oración, lo importante es llevar la Fe y suplir a las personas con la vida divina.
Punto Clave: Moldeados y perfeccionados por el Señor para reinar con Él.
Pregunta: ¿Cómo debemos prepararnos para entrar en el reino venidero?
Dong Yu Lan
Derechos reservados a: “Editora Arvore da Vida”
Ningún verdadero siervo del Señor debe permitir que sus pensamientos y emociones actúen independientemente. Cuando su hombre interior requiera liberación, el hombre exterior deberá proporcionarle un canal por el cual el espíritu pueda salir y llegar a otros. Si no hemos aprendido esta lección, nuestra efectividad en la obra del Señor será muy limitada.
“Señor, por el bien de la iglesia, por el avance del evangelio, para que Tu tengas libertad de actuar y para que yo mismo pueda avanzar espiritualmente, me entrego a Ti total e incondicionalmente. Señor, con gusto y humildemente me pongo en Tus manos. Estoy dispuesto a que te expreses libremente por medio de mí”.
“Señor, doblega a la iglesia para que salves al mundo” Evan Roberts
¡Jesús es el Señor! - Jesus is Lord - Jesus ist der Herr - Yeshua adonai - Gesù è il Signore - Jésus est Seigneur - Ιησους ειναι ο Λορδος - Иисус – Господь - يسوع هو الرب - 耶稣是主 - 主イエスは - Jesus é o Senhor - Jesus är Herre
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