LA IMPORTANCIA DE LA RENOVACIÓN DE LA MENTE
Cuando somos salvos, nuestra mente es iluminada. Pensamos que es suficiente tener un corazón nuevo, pero la Biblia nos dice que nuestra mente también necesita ser renovada. Obtenemos una mente nueva en el mismo momento en que somos salvos. Pero ¿está renovada? La parte que está relacionada con Dios fue iluminada, pero ¿qué podemos decir de las demás partes? Me temo que las mentes de muchas personas no han sido renovadas después de ser salvas; por lo cual permanecen igual que antes de ser salvos. Si la mente de los creyentes no es renovada, no podrán ser útiles en las manos de Dios. Por lo tanto, nuestra mente no sólo necesita ser nueva sino también renovada. Nuestro problema es que en el momento en que fuimos salvos, tuvimos una gran revelación. Pero después, nuestra mente no fue renovada. La salvación fue una gran revelación que recibimos. Pero, ¿hemos recibido otras revelaciones grandes desde aquel entonces? Cuando creímos en el Señor, fuimos iluminados y confesamos nuestros pecados; no temíamos a la persecución; permitimos que nuestros padres y otras personas nos persiguieran; y estuvimos dispuestos a abandonar el mundo. Esto se debió a que nuestra mente nos permitió entender la salvación, confesar nuestros pecados, abandonar el mundo y aceptar que nuestros padres nos persiguieran. Si esta luz que iluminó nuestra mente brillase diariamente en nuestra vida, no estaríamos en la condición en la que estamos hoy. Tendríamos una vida iluminada por Dios.
Cierta joven que amaba mucho al mundo y que parecía no estar dispuesta a abandonarlo por nada. Un día oyó la predicación de un hombre en una iglesia. La predicación no era particularmente convincente, pero el versículo que él leyó la conmovió. El versículo decía: “Esta es la victoria que ha vencido al mundo, nuestra fe” (1 Jn. 5:4). Este versículo cautivó a aquella muchacha. El leyó este pasaje siete u ocho veces: “Esta es la victoria que ha vencido al mundo, nuestra fe”. En toda su vida ella no había oído lo que era el mundo. Pero aquel día comprendió lo que era el mundo y se alejó de él. Este es el entendimiento que recibe la mente. Muchos no pueden desprenderse de las cosas del mundo, porque su mente no ha sido iluminada. De la misma manera, cuando escuchamos un mensaje o trabajamos para el Señor, no podemos llevar ningún fruto si la mente no coopera. Cada vez que escuchamos un mensaje, necesitamos la cooperación de nuestra mente. Antes de ser salvos, no creíamos a pesar de cuánto tratasen las personas de persuadirnos con sus muchas razones. Pero un día, creímos debido a que nuestra mente vio algo. “Y ésta es la vida eterna: que te conozcan a Ti, el único Dios verdadero, y a quien has enviado, Jesucristo” (Jn. 17:3). La función de la mente incluye la facultad de pensar, juzgar y observar.
LA CONDICION DE LA MENTE NO RENOVADA
¿Cuál es la condición de la mente cuando no es renovada? Estudiaremos este tema basados en tres aspectos: (1) El hombre, (2) Dios y (3) nosotros mismos. Estos tres aspectos determinarán si nuestra mente ha sido renovada. Cómo controlemos nuestros pensamientos también determinará si nuestra mente ha sido renovada. (Tengan en cuenta que esta palabra es muy difícil de explicar. Usamos la palabra “mente”, pues está compuesta de la capacidad de comprensión y los pensamientos. No sería exacto traducir la palabra griega nous como simplemente “comprensión” o “pensamientos”.)
La mente no renovada en relación con el hombre
Si la mente del hombre no es renovada, se relacionará con los demás de cierta manera; naturalmente la persona tendrá conceptos muy errados con relación a los demás. Es interesante que nunca confiará en nadie y siempre tendrá dudas acerca de los demás. Sólo criticará a las otras personas, pues sus pensamientos se han dedicado a hallar faltas en los demás; por lo cual, siempre hablará mal de los demás. Podemos darnos cuenta de cuál es la condición de nuestra mente, si nos preguntamos qué pensamos de los demás. La Biblia dice que el Señor Jesús nunca juzgó a nadie de acuerdo con lo que veía u oía. El lo juzgaba todo de acuerdo con el sentir de su espíritu. Pero nosotros juzgamos a los demás de acuerdo con lo que vemos y escuchamos. Sería maravilloso que pudiéramos como Pablo probarlo todo. La mente de un creyente que critica está equivocada. Hay un versículo muy valioso en la epístola a Filemón, donde Pablo dice que Filemón tenía fe para con el Señor Jesús y para con todos los santos. Si un creyente menosprecia a todos los demás, debe haber algo errado en su mente. Por lo tanto, cada vez que vemos a los demás o los escuchamos hablar, debemos preguntarnos si los menospreciamos.
Conozco a un hermano que siempre subestima lo que otras personas le dan a él. Por ejemplo, si alguien le da algo que cuesta dos dólares, él dirá que sólo vale treinta centavos. Si alguien le da un regalo de treinta dólares, él dirá que sólo vale diez. Pero no sólo él es así; muchos creyentes tienen esta misma mentalidad. ¿A qué se debe esto? A que la mente es mundana y llena de vejez. Las personas mundanas siempre piensan que los demás son malos, que están equivocados y que esconden algo en sus palabras, así como el relleno que se esconde dentro de un pastel. No debemos pensar así. La razón por la cual tenemos esta clase de pensamientos es que nuestra mente no ha sido renovada y que también Satanás trabaja en ella. Todo lo que proviene de Adán sirve de base para que Satanás trabaje.
Continua… Tomado de: La renovación de la mente W. Nee