ARREPENTIOS (semana 3 )
ARREPENTÍOS, PORQUE EL REINO DE LOS CIELOS SE HA ACERCADO
Semana 3--- La descendencia de Abraham
Lunes --- Leer con oración: Gn 11:31; 12:1, 8; Jos 24:2; Jn 12:31; 14:30; Hch 7:2-4
“Y edificó allí altar a Jehová, e invocó el nombre de Jehová” (Gn 12:8b)
ABRAHAM, LLAMADO POR DIOS
Dios no desistió del hombre, por eso, aun después de las sucesivas caídas de la humanidad, Él llamó a Abraham para tener un nuevo comienzo. De la descendencia de Abraham vino el Señor Jesús (Mt 1:1). Conforme al registro del evangelio de Mateo, la genealogía del Señor no comienza con Adán, sino con Abraham, el padre de la raza llamada.
Abraham estaba en Asiria, una tierra de idolatría, cuando fue llamado por Dios (Jos 24:2). Para atender a este llamamiento, tenía que dejar su tierra, su parentela y la casa de su padre (Hch 7:2-4). Pero, puesto que aún era joven, no atendió rápidamente el llamado de Dios, sino que fue alentado por su padre Taré para dejar Caldea. Así caminaron hasta Harán, en Asiria, que simboliza el mundo del pecado, donde permanecieron hasta que Taré falleció (Gn 11:31). Entonces, Dios vino a llamarlo nuevamente (12:1).
El mundo hoy también está lleno de idolatría y pecado porque Satanás es su príncipe (Jn 12:31; 14:30). La idolatría y el pecado mantienen al hombre lejos de Dios; sin embargo, Él es misericordioso y está listo para perdonar a todo aquel que se arrepienta y vuelva su corazón al Señor (Mi 7:18-20).
Esto es lo que vemos en el libro de Jonás. Dios había enviado a Jonás para advertir a los habitantes de la ciudad de Nínive a que se arrepintieran de la multitud de sus pecados. No obstante, el profeta desobedeció y huyó (4:2). Pero, Dios no desistió de él; aunque los marineros lo lanzaron al mar, y fue tragado por un gran pez. En aquella situación Jonás se arrepintió y se dispuso a anunciar la palabra de Dios en Nínive. Entonces el Señor lo libró y lo llevó sano y salvo hasta la playa. Según este relato, vemos que, cuando intentamos esquivar la voluntad de Dios, Él nos conduce de vuelta a Su propósito a través de Sus arreglos soberanos.
El hecho de que Jonás haya pasado tres días y tres noches en el vientre de un gran pez simboliza la muerte y la resurrección del Señor Jesús (Mt 12:39-41; 1 Co 15:3-4). Al morir y resucitar, Jesús cumplió la voluntad divina, redimiéndonos de los pecados, justificándonos delante de Dios. ¡Aleluya!
¡Gracias a Dios! Pues no sólo Jonás se arrepintió, sino también todos los habitantes de la ciudad de Nínive a quienes les anunció la advertencia divina. Finalmente, cuando Dios vio este genuino arrepentimiento, perdonó a aquel pueblo y no continuó queriendo destruir la ciudad (Jon 3:5-10).
En el llamamiento de Abraham, Dios tampoco desistió de él cuando estuvo en Harán, le habló nuevamente con el propósito de conducirlo a la tierra de Canaán. Cuando Abraham llegó allí, adoró al Señor, plantó su tienda, edificó un altar e invocó Su nombre (Gn 12:
. En aquel momento, fue restaurada en la tierra la práctica de exaltar el nombre del Señor. ¡Aleluya! Lo que antes se había perdido por engrandecer el nombre de los ídolos y abandonar el nombre del Señor, Dios lo recobró nuevamente por medio de Abraham, Su escogido.
Dios continúa llamándonos para que cumplamos Su voluntad y como es misericordioso, no se rehúsa a perdonarnos cuando nos arrepentimos delante de Él con un corazón contrito. ¡Aleluya!
Punto Clave: Dios no desiste del hombre.
Su punto clave es:
Pregunta: ¿Qué podemos conocer con respecto al sentir de Dios, a través de lo sucedido con Jonás y la ciudad de Nínive?
Martes --- Leer con oración: Gn 12:10; 26:1-2; 37:2, 8, 10; 42:1-2, 6
“El respondió y dijo: Escrito está: No sólo de pan vivirá el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios” (Mt 4:4)
EL MUNDO QUE ESCLAVIZA Y LA VISIÓN QUE LIBERA
En la tierra prometida por Dios, Abraham comenzó a padecer hambre (Gn 12:10). La falta de lluvias y la escasez de alimentos lo llevaron a descender a Egipto, donde había abundancia de víveres, pues allí el río Nio regaba las plantaciones. Abraham, por temor a que lo mataran, le mintió a los egipcios diciendo que Sara era su hermana, pues era hermosa y podían codiciarla. Como resultado, el rey egipcio desposó a Sara, y Dios lo castigó con grandes plagas (vs. 18-19). Cuando la mentira de Abraham fue descubierta, Faraón lo expulsó de Egipto. Entonces, regresó a Canaán, al lugar donde había levantado un altar, y allí invocó el nombre del Señor (13:4). Es probable que, avergonzado y arrepentido, haya clamado a Dios por Su perdón.
Isaac y Jacob pasaron por experiencias semejantes, pero el primero, por la soberanía divina, no completó el camino hasta Egipto, y el segundo no descendió inmediatamente, sino que envió a sus hijos para que compraran alimentos (26:1-2; 42:1-2).
José, por su parte, descendió a Egipto después de haber sido vendido como esclavo por sus hermanos, pero no sucumbió, pues en su juventud había recibido la visión de que Dios haría de él un rey (37:8, 10). Esta visión probablemente lo gobernó durante toda su trayectoria: cuando fue esclavizado, cuando sufrió la injusticia en la casa de Potifar y cuando fue olvidado en la prisión. En medio de esas situaciones, José permaneció siendo fiel a Dios, que lo bendecía en todo lo que hacía. Finalmente, fue designado como gobernador de Egipto, mediante el arreglo soberano de Dios de concederle autoridad con elfin de preservar la vida en la tierra (Gn 41:38-44; 45:5-7).
Cuando Abraham llegó a Canaán, aún tenía poca fe y no creía que Dios supliría sus necesidades. Muchas veces también actuamos así. Nos es difícil dejar la idolatría y el pecado, pero la búsqueda por el sustento y la comodidad en este mundo todavía tiene el efecto de impedirnos obedecer la visión celestial. Nuestro tiempo y disposición frecuentemente son usurpados por el exceso de trabajo y por los afanes de este mundo. Sin embargo, el Señor nos rodea de situaciones cuyo objetivo es liberarnos y prepararnos para ser reyes. Así como José, debemos ser fieles a esta comisión, sometiéndonos a los arreglos de Dios y dejándonos conducir por esta visión gobernante.
¿Cuál es su visión hoy? ¿Obtener sustento y riquezas terrenales o gobernar el mundo venidero? Si el objetivo de nuestra vida es obtener sustento en el mundo presente, seremos esclavizados en esa búsqueda y no dispondremos de tiempo para hacer la voluntad de Dios. Pero, si en cambio, pasamos a ser gobernados por la visión de que el Señor sujetará el mundo venidero a hombres maduros en la vida de Dios, que fueron perfeccionados en Su obra, seremos liberados de toda esclavitud para cooperar con Él, apacentando a los hermanos, predicando el evangelio del reino. ¡Aleluya!
Punto Clave: Ser restringido por una visión que libera.
Su punto clave es:
Pregunta: ¿Por qué José no sucumbió ante la esclavitud de Egipto?
Miércoles --- Leer con oración: Ex 1:8, 11; 2:11-15, 23-25; 3:1; 12:2-8, 29-10; Hch 7:22-23, 30, 34
“Este (El Señor) los sacó, habiendo hecho prodigios y señales en tierra de Egipto, y en el Mar Rojo, y en el desierto por cuarenta años” (Hch 7:36)
EL PRINCIPAL OBSTÁCULO PARA HEREDAR EL REINO
Los hijos de Israel descendieron a Egipto y se establecieron en la tierra de Gosén. Un tiempo después, fueron esclavizados por un faraón que no conocía a José. Esto fue preparado por Dios para que se convirtieran a Él, pues el yugo de la esclavitud llevó a los israelitas a acordarse del Dios de sus padres y clamaron para ser liberados.
Dios oyó el clamor de los hebreos y les proveyó un libertador, Moisés. Él recibió la educación y la ciencia de aquella época, pues había crecido en la casa de Faraón, donde debió haber aprendido sobre gobierno, economía, ingeniería, oratoria, leyes, administración y estrategia militar (Hch 7:22-23). A los cuarenta años, tal vez consideraba que estaba preparado para efectuar la liberación de su pueblo, pero una situación expuso su falta de preparación e inmadurez: mató a un egipcio al verlo golpear a un hebreo. El crimen fue descubierto y temiendo por su vida, Moisés huyó al desierto (Ex 2:11-15).
Después de pasar cuarenta años en el desierto, Dios lo llamó para liberar a Su pueblo (Hch 7:30-34). Por no haber practicado lo que había aprendido, ya no se sentía capaz de cumplir con la incumbencia de Dios de liderar al pueblo para salir de Egipto. En esto vemos que Moisés pasó por el principio de muerte y resurrección, por esa razón, se volvió útil al propósito divino.
Para tratar con la dureza del corazón de Faraón, Dios envió nueve plagas, realizando señales y prodigios en Egipto, hasta la décima plaga, en la cual se anunció el exterminio de todos los primogénitos egipcios en una única noche. Pero, los hijos de Israel fueron salvados de esta plaga por haber inmolado un cordero, cuya sangre rociaron en los postes y en los dinteles de las puertas de sus casas (Ex 12:2-6). Asimismo, las familias israelitas tenían que celebrar la Pascua, alimentándose de la carne del cordero para tener fuerzas para salir de Egipto al día siguiente. En el Nuevo Testamento, el Señor Jesús es el Cordero cuya muerte sustituyó la nuestra. ¡Gracias a Dios por este Cordero perfecto!
Finalmente el pueblo fue liberado, y al salir de Egipto, se encontró con el Mar Rojo, entonces Dios, poderosamente les abrió el paso en el mar, mientras que los egipcios perecieron.
El Señor proveyó una gran liberación a los hijos de Israel y los cuidó durante todo el tiempo, preservándoles la vida en el desierto, hasta que llegaron a Canaán. Para entrar, sólo les faltaba cruzar el río Jordán. Sin embargo, esto no fue posible, pues la naturaleza de este pueblo aún era obstinada y rebelde (33:3, 5). Después de espiar la tierra de Canaán, los espías dieron un informe que desanimó a los israelitas. Exceptuando a dos de ellos, Josué y Caleb, el resto del pueblo fue rebelde e incrédulo con relación a la promesa del Señor (Nm 14:11).
Esto muestra que el mayor obstáculo para heredar el reino venidero no es la esclavitud del mundo de la religión, ni el mundo de los pecados o el mundo del sustento, pues de todo eso el Señor ya nos liberó. El mayor impedimento para que venzamos y heredemos el reino es la vida del alma, es decir, nuestros pensamientos, la emoción y la voluntad que subsiste independientemente de Dios y que se opone a Él. ¡Que el Señor tenga misericordia de nosotros, y Su vida nos transforme mientras aún hay tiempo!
Punto Clave: La liberación de parte de Dios.
Su punto clave es:
Pregunta: ¿Por qué todo lo que Dios hizo por los israelitas no fue suficiente para que heredaran la buena tierra?
Jueves --- Leer con oración: Mt 16:18-19,24; Jn 3:3; Fil 2:12; 2 P 1:11
“Entonces Jesús dijo a sus discípulos: Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, y tome su cruz, y sígame” (Mt 16:24)
LA IGLESIA ES EL TIEMPO PARA QUE MADUREMOS
Cuando nacimos de Dios recibimos una nueva vida, la vida divina (Jn 3:3). Este fue el comienzo de nuestra trayectoria cristiana, nuestra entrada en el reino de Dios como hijitos. Pero, para heredar el reino de los cielos en la condición de hijos maduros, la nueva vida engendrada en nuestro interior necesita crecer y madurar, transformando nuestra alma (Fil 2:12). El problema es que la vida natural del alma aún ocupa una gran parte de nuestro ser, impidiendo el crecimiento de la vida de Dios. En consecuencia, somos gobernados por la vida natural, que es independiente de Dios, no cediendo espacio para que la vida divina crezca.
Para que avancemos en nuestra carrera cristiana, debemos dar énfasis a lo que realmente es importante del punto de vista del Señor, y no del nuestro. Por ejemplo, hace algún tiempo atrás, nuestra práctica en la vida de la iglesia era según las muchas verdades concernientes a la iglesia, tales como su base, la unidad, la administración en una ciudad, etc. Estas verdades tienen su importancia, pero no son el enfoque principal de la iglesia.
No obstante, al volvernos a la Palabra, percibimos que según Mateo 16, después de revelar Su iglesia, el enfoque de la vida de la iglesia es negarnos a nosotros mismos para seguir al Señor. El Señor Jesús indicó la práctica más importante y necesaria en la iglesia: negar la vida del alma y tomar la cruz, para que haya crecimiento de vida. Si somos fieles en practicar esto, tendremos las llaves del reino (v. 19) y estaremos siguiendo al Señor en realidad.
Podemos conocer mucho las verdades bíblicas acerca de la iglesia, pero para seguir al Señor Jesús, es más importante que practiquemos lo que Él enfatizó. En ese sentido, la práctica se muestra muy sencilla, pues se refiere a seguir al Señor, negando el ego (v. 24). El ego está constituido por la vida del alma con nuestras propias opiniones. Si lo mantenemos intacto dentro de nosotros, estaremos cultivando un gran obstáculo para el crecimiento de la vida de Dios. En cambio, cuando restringimos el ego y renunciamos a él, cedemos espacio para que la vida divina crezca y nos capacite para seguir al Señor.
En la Palabra, el Señor nos presentó la iglesia de una manera sencilla y práctica. La iglesia es el ambiente donde podemos seguir al Señor al permitir que la vida de Dios gane espacio en nuestra alma. Por otro lado, negamos el ego y eliminamos su influencia sobre nosotros. Desde esa perspectiva, no necesitamos entristecernos cuando nos referimos a negar la vida del alma. En realidad, negar el ego es un acontecimiento positivo, porque hace que Dios gane espacio para morar en nosotros y le da libertad para gobernarnos, otorgándonos una amplia y generosa entrada en el reino (2 P 1:11).
Existe un periodo de tiempo determinado para la iglesia que comenzó con los apóstoles y terminará al final de la era presente. Necesitamos despertar a este hecho, pues el tiempo del que disponemos para crecer en la vida de Dios es limitado. Hoy necesitamos redimir el tiempo (Ef 5:15-16) y prepararnos para reinar con el Señor en el mundo venidero.
Punto Clave: Practicar lo que el Señor enfatizó.
Su punto clave es:
Pregunta: ¿Cómo puede usted aprovechar mejor el tiempo destinado para crecer en la vida de Dios?
Viernes --- Leer con oración: Lv 8:8; Nm 27:21; He 3:1; Hch 16:13, 15, 34
“Por tanto, hermanos santos, participantes del llamamiento celestial, considerad al apóstol y sumo sacerdote de nuestra profesión, Cristo Jesús” (He 3:1)
INSTRUMENTOS PARA PRACTICAR LA PALABRA DE DIOS
Puesto que sabemos que es limitado el tiempo destinado al crecimiento de la vida de Dios en nosotros, debemos aprovecharlo de la mejor manera posible. Las iglesias que practican la palabra revelada actualmente, están siendo bendecidas y están redimiendo el tiempo. ¡Gracias al Señor!
Hoy en día Dios nos ha concedido varias herramientas para incentivarnos a practicar la Palabra, predicando el evangelio con más eficacia y cooperando con Su propósito. Una de ellas es el colportaje. Desde el punto de vista de Dios, el colportor es alguien de mucho valor. No es un vendedor, como muchos piensan. El colportor es como un sumo sacerdote del Antiguo Testamento, pues lleva la revelación de la palabra de Dios a las personas (Lv 8:8; Nm 27:21). En el Nuevo Testamento, el colportor es identificado como un apóstol, que lleva Dios a las personas. El Señor Jesús mismo fue considerado como Apóstol y Sumo sacerdote (He 3:1). Cuando el colportor transmite la palabra de Dios escrita y revelada en la forma de libros, está desempeñando esta importante carga.
Otro instrumento disponible para hacer que la palabra de Dios sea accesible es el Bookafé, un lugar cuyo ambiente es propicio para recibir a las personas, dándoles la oportunidad de tener contacto con la palabra de Dios contenida en los libros. Podemos presentar la Palabra a las personas utilizando incluso una manera no tradicional, como el servirles un café en vez de llevarlas a una reunión de la iglesia o a un culto. No existen impedimentos para esto, porque en la Biblia también hay casos registrados en que el evangelio llegó a las personas de una manera no tradicional, informal.
Cuando Pablo y Silas llegaron a Filipos, no predicaron el evangelio en una sinagoga, como siempre lo hacían, sino que se dirigieron a un lugar donde les pareció que había personas orando, es decir, un lugar de oración (Hch 16:13). Después, la iglesia se reunió en la casa de Lidia (v. 15), y en otro momento, en la casa del carcelero (v. 34). Este fue el comienzo de la iglesia en Filipos, de manera muy normal y saludable, pero diferente al modo tradicional de abordar a las personas en aquella época.
Necesitamos actualizar nuestras prácticas en la vida de la iglesia. La vida cristiana y la predicación del evangelio del reino ya no están concentradas en un edificio o en un local de reuniones con acceso restringido. Deseamos servir a todos los hijos de Dios y presentar el evangelio del reino a todas las personas. La iglesia no puede seguir pasiva esperando que las personas vengan hasta ella, sino que tiene que ir hasta donde están las personas.
Estas prácticas ayudan a las iglesias en la obra de la predicación del evangelio del reino. Sin embargo, aunque la obra sea bien ejecutada en algunas iglesias, aun así tenemos que ayudar a otros a practicar negar la vida del alma. Por un lado, necesitamos ser perfeccionados en la obra del ministerio; por otro, debemos crecer y madurar en la vida divina. Todos necesitamos dar una atención equilibrada a estos dos aspectos. Así seremos equipados para reinar con el Señor.
Punto Clave: La palabra de Dios debe estar accesible.
Su punto clave es:
Pregunta: ¿Las prácticas de la iglesia son siempre las mismas o cambian conforme a la necesidad de Dios de alcanzar a las personas?
Viernes --- Leer con oración: Lv 8:8; Nm 27:21; He 3:1; Hch 16:13, 15, 34
“Por tanto, hermanos santos, participantes del llamamiento celestial, considerad al apóstol y sumo sacerdote de nuestra profesión, Cristo Jesús” (He 3:1)
INSTRUMENTOS PARA PRACTICAR LA PALABRA DE DIOS
Puesto que sabemos que es limitado el tiempo destinado al crecimiento de la vida de Dios en nosotros, debemos aprovecharlo de la mejor manera posible. Las iglesias que practican la palabra revelada actualmente, están siendo bendecidas y están redimiendo el tiempo. ¡Gracias al Señor!
Hoy en día Dios nos ha concedido varias herramientas para incentivarnos a practicar la Palabra, predicando el evangelio con más eficacia y cooperando con Su propósito. Una de ellas es el colportaje. Desde el punto de vista de Dios, el colportor es alguien de mucho valor. No es un vendedor, como muchos piensan. El colportor es como un sumo sacerdote del Antiguo Testamento, pues lleva la revelación de la palabra de Dios a las personas (Lv 8:8; Nm 27:21). En el Nuevo Testamento, el colportor es identificado como un apóstol, que lleva Dios a las personas. El Señor Jesús mismo fue considerado como Apóstol y Sumo sacerdote (He 3:1). Cuando el colportor transmite la palabra de Dios escrita y revelada en la forma de libros, está desempeñando esta importante carga.
Otro instrumento disponible para hacer que la palabra de Dios sea accesible es el Bookafé, un lugar cuyo ambiente es propicio para recibir a las personas, dándoles la oportunidad de tener contacto con la palabra de Dios contenida en los libros. Podemos presentar la Palabra a las personas utilizando incluso una manera no tradicional, como el servirles un café en vez de llevarlas a una reunión de la iglesia o a un culto. No existen impedimentos para esto, porque en la Biblia también hay casos registrados en que el evangelio llegó a las personas de una manera no tradicional, informal.
Cuando Pablo y Silas llegaron a Filipos, no predicaron el evangelio en una sinagoga, como siempre lo hacían, sino que se dirigieron a un lugar donde les pareció que había personas orando, es decir, un lugar de oración (Hch 16:13). Después, la iglesia se reunió en la casa de Lidia (v. 15), y en otro momento, en la casa del carcelero (v. 34). Este fue el comienzo de la iglesia en Filipos, de manera muy normal y saludable, pero diferente al modo tradicional de abordar a las personas en aquella época.
Necesitamos actualizar nuestras prácticas en la vida de la iglesia. La vida cristiana y la predicación del evangelio del reino ya no están concentradas en un edificio o en un local de reuniones con acceso restringido. Deseamos servir a todos los hijos de Dios y presentar el evangelio del reino a todas las personas. La iglesia no puede seguir pasiva esperando que las personas vengan hasta ella, sino que tiene que ir hasta donde están las personas.
Estas prácticas ayudan a las iglesias en la obra de la predicación del evangelio del reino. Sin embargo, aunque la obra sea bien ejecutada en algunas iglesias, aun así tenemos que ayudar a otros a practicar negar la vida del alma. Por un lado, necesitamos ser perfeccionados en la obra del ministerio; por otro, debemos crecer y madurar en la vida divina. Todos necesitamos dar una atención equilibrada a estos dos aspectos. Así seremos equipados para reinar con el Señor.
Punto Clave: La palabra de Dios debe estar accesible.
Su punto clave es:
Pregunta: ¿Las prácticas de la iglesia son siempre las mismas o cambian conforme a la necesidad de Dios de alcanzar a las personas?
Sábado --- Leer con oración: Gn 4:26; 10:8-10; 11:4, 7-9; Jos 24:2; Mt 1:1; 1 P 2:9
“Y Jehová será rey sobre toda la tierra. En aquel día Jehová será uno, y uno su nombre” (Zac 14:9)
EL GOBIERNO DE DIOS DEBE ALCANZAR TODA LA TIERRA
Cuando volvemos nuestro corazón al Señor, arrepintiéndonos de nuestra condición anterior, la mente se renueva en el Espíritu, donde obtenemos vida y paz (Ro 8:6). El gobierno de Dios no debe regir sólo nuestra persona, sino también toda la tierra. En cada continente, el evangelio del reino necesita ser predicado, pues las naciones de todo el mundo están hoy bajo la influencia del enemigo de Dios.
Originalmente Lucero era un arcángel muy importante, a quien Dios le confió el gobierno del mundo. Por causa de su autoexaltación y rebelión, fue lanzado de los cielos a la tierra, cuyo dominio usurpó. Después de la recreación de Dios, Satanás hizo que el hombre y la mujer comieran del fruto del árbol de la ciencia del bien y del mal en el huerto de Edén, inyectando en ellos la naturaleza pecaminosa y la muerte. De esta manera, el hombre se volvió carnal y su espíritu humano fue amortecido.
La muerte y la naturaleza pecaminosa fueron transmitidas a todas las generaciones de la humanidad, que desde entonces, se apartan cada vez más de Dios y que comenzaron a vivir independientemente de Él, construyendo ciudades que a lo largo de la historia, se transformaron en reinos y naciones cuyo sistema político-administrativo no tiene nada que ver con Dios y Su reino celestial.
Cuando Dios llamó a Abraham, le prometió que haría de su descendencia una nación santa, un pueblo apartado de todos los pueblos, de propiedad exclusiva de Él (1 P 2:9). Hoy somos la descendencia de Abraham en el Nuevo Testamento, pues llegamos a ser el pueblo de Dios cuando la salvación, que primeramente estaba destinada a los judíos, también fue concedida a todos los gentiles.
El deseo del Señor es traer Su reino a la tierra; para ello, necesitamos predicar el evangelio del reino, que establece el gobierno de Dios y hace posible que Su voluntad sea hecha en la tierra como es hecha en los cielos. Debemos predicar el evangelio del reino en Brasil, en América del Sur, también en África y en Europa. Dios desea producir vencedores en todos estos lugares por el crecimiento de la vida divina. Sabemos que hemos crecido en la vida divina cuando manifestamos el amor de Dios.
Dios ama a la humanidad y no desea que ninguna persona perezca, sino que todos procedan al arrepentimiento. Todavía hay lugares distantes donde las personas no conocen al Dios verdadero, pues adoran ídolos. Necesitamos apresurarnos en predicar el evangelio del reino también en esos lugares, llevando adelante la carga del Señor, hasta que toda la tierra sea recobrada para Él..
Punto Clave: Conquistar un reino para Dios.
Su punto clave es:
Pregunta: ¿Por qué las naciones del mundo no tienen nada que ver con Dios?
Domingo --- Leer con oración: Ex 17:6; Nm 20:11; Mt 1:20; 2:13,23; He 4:15
“Por tanto, amados míos, como siempre habéis obedecido, no como en mi presencia solamente, sino mucho más ahora en mi ausencia, ocupaos en vuestra salvación con temor y temblor” (Fil 2:12)
CAUTELA PARA NO SER DESCALIFICADO
El final de la historia de Moisés nos trae una advertencia muy importante. Aquel que liberó al pueblo de Israel de Egipto y lo condujo durante cuarenta años por el desierto, al final, fue descalificado para entrar en la buena tierra de Canaán. Esto sucedió porque Moisés desobedeció al Señor e hirió la peña por segunda vez, aunque Dios le había ordenado que sólo le hablara. Esta peña representa a Cristo, que fue herido por nosotros sólo una vez en la cruz.
Posteriormente, Moisés se arrepintió y le rogó al Señor que lo perdonara, implorando que lo dejara entrar en la buena tierra. Pero Dios, que es justo, no podía actuar en contra de un principio gubernamental. Por tanto, aunque perdonó el error, Dios no dejó de aplicar la disciplina.
Cuando se trata de la obra redentora de Cristo, los principios establecidos por Dios no se pueden negociar ni flexibilizar, pues esto se refiere a los inmutables atributos de Dios y la gracia preparada antes de los tiempos de los siglos (2 Ti 1:9-10). En el Nuevo Testamento, también hubo una situación en la que casi se quebró un principio concerniente a la gracia de Dios concedida por el sacrificio eficaz de Cristo. Pablo, constreñido por los judaizantes, hizo un voto de nazareato y estaba listo para pagar un sacrificio de animales hecho conforme al Antiguo Testamento. No obstante, Dios no lo permitió, interrumpió aquel ritual por medio de circunstancias exteriores. En aquella ocasión Pablo fue encarcelado antes de poder concluir el voto. Ese episodio debió haber llevado a Pablo a arrepentirse. Dios tuvo misericordia de él, para que no fuera totalmente descalificado y así pudiera continuar sirviendo a las iglesias en su ministerio epistolar.
Estas situaciones nos advierten sobre la necesidad de desarrollar nuestra salvación con temor y temblor. Así como un atleta, debemos correr la carrera según las determinaciones, los principios establecidos por Dios, dominando nuestra alma, a fin de no ser descalificados.
Punto Clave: Honrar los principios establecidos por Dios.
Su punto clave es:
Pregunta: ¿Por qué se le impidió a Moisés entrar en la buena tierra?
Dong Yu Lan