La carne y el espíritu (26)
Primero, tenemos que darnos cuenta de que Cristo, el alimento celestial, está en nuestro espíritu. El no está allí para enseñarnos o instruirnos. El quiere que nos acerquemos a El y comamos. Finalmente, veremos que debemos obrar de acuerdo con aquel a quien comemos. Aprenda a comer a Jesús. No trate de hacer nada. No trate de mejorar. No somos hacedores, somos comensales. No somos lamentadores, somos los convidados a comer. No somos actores, somos comensales. Solamente uno que come a Jesús puede ser un buen cónyuge. Nunca trate de hacer algo en ninguna situación. Pase lo que pase, solamente acuda a Jesús y cómalo a El, pues El está en su espíritu. Podemos volvernos de la carne a Jesús en nuestro espíritu. El está siempre disponible para que le disfrutemos.
Si comemos a Jesús en la mañana, tendremos abundancia que ofrecer a los santos en las reuniones de la tarde. En la antigüedad los israelitas labraban la buena tierra. Entonces obtenían mucho fruto para ofrecer a Dios cuando lo adoraban. Ellos traían todas las riquezas de la buena tierra para ofrecerlas a Dios, y disfrutaban con Dios de estas riquezas en Su presencia (Dt. 14:23). La adoración consistía en comer de las riquezas, las cuales son tipo de las riquezas de Cristo. Si comemos a Jesús durante toda la semana, tendremos una gran abundancia de las riquezas de Cristo para ofrecerlas a otros en las reuniones. Cuando oramos o decimos algo en las reuniones, esto será el desbordamiento de las riquezas que hemos disfrutado internamente. En esto debe consistir nuestra adoración en las reuniones de la iglesia.
Nada de lo que nos pase nos debe perturbar, molestar ni desilusionar. No importa lo que pase o cuál sea la situación, trate de comer a Jesús. Aprenda a comer. Comemos ejercitando nuestro espíritu para relacionarnos con el Cristo que vive en nosotros, el cual es uno con nosotros en nuestro espíritu. No debemos ser perturbados por ningún problema que venga. Solamente acuda al Señor y coma de El. Podemos decir: “Señor, Tú sabes que tengo este problema. Este es el momento en que debemos comerte”. Frecuentemente, cuando estamos en una buena situación no comemos. Las malas situaciones nos obligan a comer. Aprenda a comer a Jesús en todas las situaciones.
Si queremos ministrar la palabra a los santos en las reuniones, debemos comer a Jesús. ¿Desea usted hablar? Antes de hablar, coma a Jesús. Lo que necesitamos hacer es comerlo a El. La intención de Dios es forjar a Cristo en usted, añadirle a Cristo día tras día para que usted crezca en vida. Nuestro crecimiento en vida es inadecuado. Todos necesitamos más crecimiento. De no ser así, el recobro del Señor se convertirá en un movimiento. No queremos tener un movimiento lleno de obras, actividades, programas y horarios carentes de vida. Aborrecemos eso. Deseamos ver que todos los queridos santos que desean ser recobradas estas verdades en sus vidas, tomen a Cristo, le digieran, le experimenten, le expresen, y crezcan con El.
La vida de la iglesia no es un testimonio de conducta, sino un testimonio de lo que somos, y lo que somos proviene de lo que comemos. Si comemos a Jesús, somos Jesús y nos convertimos en el verdadero testimonio de Jesús. Este testimonio es el recobro del Señor. Todos tenemos que orar y buscar al Señor para que El abra nuestros ojos a fin de que podamos ver lo que El quiere en realidad y lo que nosotros de veras necesitamos. Necesitamos comerlo a El.
Hemos visto que tenemos la carne que nos perturba, pero ella nos ayuda a volvernos a Cristo en nuestro espíritu. El Señor Jesús es ahora el Espíritu vivificante y está en nuestro espíritu. Nosotros somos un solo espíritu con El y nunca podemos agotar el suministro del abundante depósito de gracia. Ahora debemos emplear nuestro tiempo y concentrarnos en comer a Cristo. Entonces creceremos con El, y nuestro crecimiento será la edificación. Primero, la edificación será revelada en nuestra familia. En segundo lugar, esta revelación será revelada entre los hermanos y las hermanas. Por último, esta edificación será revelada en la vida de la iglesia. Todos nosotros somos uno en el crecimiento en vida, y este crecimiento es sencillamente Cristo asimilado en nuestro ser y añadido a nosotros. Esto es la realidad. No es una simple doctrina ni enseñanza moralista. Cristo es el Espíritu vivificante que mora en nuestro espíritu para que le disfrutemos como nuestra provisión diaria.
Witness Lee
!Jesus es el Senor!