Apartado para el evangelio de Dios semana 24

Apartado para el evangelio de Dios semana 24
Semana 24 - Lunes
Lectura bíblica: Jn 1:14-17; 19:34-35; Ef 4:7

Leer con oración:
“Para ser ministro de Jesucristo a los gentiles, ministrando el evangelio de Dios, para que los gentiles le sean ofrenda agradable, santificada por el Espíritu Santo” (Ro 15:16).
APARTADOS PARA ANUNCIAR EL EVANGELIO DE DIOS
Fuimos apartados para el evangelio de Dios y, en Cristo, somos más que vencedores. No importa cuánto intente Satanás frustrar el dispensar de Dios para Su pueblo escogido, levantando diversas situaciones para impedir que Su voluntad sea hecha en la tierra como es hecha en los cielos; tenemos la victoria cuando vivimos en el espíritu. ¡Alabado sea el Señor!
El apóstol Pablo es un gran modelo para nosotros como ministro del evangelio y, a través de sus epístolas, nos animó también para ser ministros del evangelio.
Después que fuimos salvos, juntamente con la vida divina que recibimos, el Espíritu nos concedió el don de evangelizar y, si ejercitamos este don, más gracia nos será añadida (Ef 4:7). La gracia es el Hijo de Dios mismo siendo dado gratuitamente a nosotros (Jn 1: 14-17). Esto significa que, cuando usamos el don de evangelizar, el Hijo de Dios nos es dado, por tanto, el don es ejercitado y la gracia divina es añadida hasta que llega a ser un ministerio.
No debemos enterrar el don del Espíritu que recibimos gratuitamente de Dios. Cada hermano y hermana debe ser animado a ejercitar sus dones, hasta que estos se conviertan en ministerios. Pablo, por medio del frecuente ejercicio del don, recibió el ministerio del evangelio. Que todos seamos perfeccionados, para que el don del evangelio que recibimos se convierta en un ministerio a fin de que anunciemos el evangelio de Dios (Ro 15: 16).
De acuerdo con el ejemplo de Pablo, debemos avanzar en nuestra experiencia de predicación. Dios le había comisionado de manera especial, no sólo el evangelio de la gracia, sino también el de la vida. Por eso habló sobre el evangelio de la vida y sus palabras posteriormente fueron explicadas por el apóstol Juan.
El evangelio de Juan nos muestra que, en la crucifixión, el Señor no sólo derramó Su sangre para redimimos de los pecados, sino que también de Él salió agua, la cual simboliza la vida divina que Dios quiere dar a los hombres (Jn 19:34-35; cfr. 7:37-39; lO:lOb). De esta manera, vemos que la purificación de los pecados no es el único propósito de Dios en la crucifixión de Jesús. Los tres primeros evangelios
narran el aspecto redentor de la muerte de Jesucristo, pero Juan, además de este aspecto, muestra el agua, que se refiere a la vida. De esta manera, el propósito principal de Dios es dar vida al hombre. Esta era la carga de Pablo y de Juan en sus ministerios.
Nosotros ya recibimos el evangelio de la gracia, pero, para que cumplamos el propósito de Dios, necesitamos de algo más, el evangelio de la vida. Por medio de la muerte y resurrección del Señor Jesús, la vida divina llegó a ser accesible a los hombres, pues el Señor se hizo el Espíritu de realidad, el Espíritu vivificante (1 Co 15:45; cfr. Jn 14:16-17).
¡Alabado sea el Señor! Necesitamos anunciar el evangelio de la vida. 'En el pasado, cuando el pecado y la muerte reinaban, los hombres estaban bajo el control de Satanás, pero por la obra redentora del Señor Jesús la vida divina comenzó a reinar (Ro 5:12,14,17). Por el evangelio de la gracia obtuvimos el evangelio del reino, el evangelio de la vida. Hoy nuestra necesidad es recibir más de la vida divina a fin de crecer espiritualmente. Este es el evangelio del reino de los cielos que debemos anunciar.
Punto clave: Apartados para predicar el evangelio.
Pregunta: ¿Qué ha hecho para obtener crecimiento de vida?
 
Semana 24 - Martes
Lectura bíblica: Ro 15:16,20; Le 6:6-11
Leer con oración:
"Dios nuestro Salvador (...) quiere que todos los hombres sean salvos y vengan al conocimiento de la verdad" (1 Ti 2:3b-4).
SEGUIR LA DIRECCIÓN DEL ESPÍRITU
Como ministros del evangelio, no sólo debemos predicar el aspecto de la redención, sino también el. aspecto del crecimiento de vida, es decir, debemos predicar el evangelio de la gracia y el evangelio del reino, el evangelio de la vida.
En la epístola a los Romanos el apóstol Pablo nos muestra cuán importante es anunciar el evangelio para que los hijos de Dios crezcan; "Para ser ministro de Jesucristo a los gentiles, ministrando el evangelio de Dios, para que los gentiles le sean ofrenda agradable, santificada por el Espíritu Santo" (Ro 15; 16). Los gentiles ya habían recibido la vida de Dios, sin embargo, al recibir el evangelio en el aspecto de la vida, su ofrenda sería santificada por el Espíritu Santo y llegaría a ser acepto a Dios.
En los versículos 20 y 21 leemos; "Y de esta manera me esforcé a predicar el evangelio, no donde Cristo ya hubiese sido nombrado, para no edificar sobre fundamento ajeno, sino, como está escrito:
Aquellos a quienes nunca les fue anunciado acerca de él, verán; y los que nunca han oído de él, entenderán".
En los lugares en donde Pablo predicaba, aún no había la iglesia, pues el evangelio aún no había sido anunciado. Esto significa que no se debe edificar sobre un fundamento ajeno (2 Co 10:13-14). Conforme a la revelación de la Palabra, esto es lo que hemos practicado, no hemos edificado sobre un fundamento ajeno, pues no podemos eximirnos de nuestra responsabilidad en cuanto al ministerio del evangelio. De esta manera, en donde existe la oportunidad y necesidad de nuestra cooperación para predicar el evangelio, siempre nos presentamos poniéndonos a disposición de las personas.
Esto fue lo que sucedió en cierta ciudad, donde ocurrió un incendio en un supermercado que causó la muerte de aproximadamente trescientas personas. En aquel día, algunos hermanos de una ciudad cercana tuvieron el sentir de aprovechar la oportunidad para predicar el evangelio, ya que las personas estaban muy sensibles por la tragedia.
Allí había algunos obreros cristianos cuyas reglas nos obligaban a pedirles autorización para predicar el evangelio a las personas afectadas por la tragedia en aquella región. De acuerdo con la Palabra y el sentir de anunciar el evangelio que
ardía en nuestro espíritu, no había necesidad de eso.
En otra ocasión fui cuestionado por cierto obrero: "¿Cómo es que ustedes fueron a predicar el evangelio a aquella ciudad sin la autorización de los hermanos de allí?" Entonces le pregunté: "¿Qué es más importante: predicar el evangelio o guardar las costumbres?". Al fin y al cabo, pedir autorización para predicar el evangelio a aquellos que piensan que tienen ese derecho es una tradición, una regla establecida sin ninguna base bíblica; ni siquiera llega a ser una verdad, pues la Biblia no menciona nada al respecto. Al admitir la hipótesis de que esta regla fuese una verdad bíblica, o una "buena tradición", ¿qué sería más importante: guardar esa "verdad" o salvar a las personas? (Lc 6:6-11).
No discutí con él, pero otros hermanos continuaron la conversación, pues él repetía la misma pregunta. Finalmente, con mucha sabiduría, algunos hermanos le mostraron 1 Timoteo 2:4, donde vemos que Dios "quiere que todos los hombres sean salvos y vengan al conocimiento de la verdad". En este versículo vemos que la prioridad es que "todos los hombres sean salvos". Solamente después de leer la palabra de Dios el hermano admitió que la predicación del evangelio viene antes de enseñar las verdades y es más importante que cumplir cualquier tipo de formalidad o tradición.
Existe una tradición en la cultura china de que las personas no pueden acercarse mucho al sexo opuesto. Esta tradición, cuando es llevada a las últimas consecuencias, es algo absurdo, por ejemplo, la historia de un hombre que dejó de salvar a su cuñada de ahogarse, pues, según la regla, él no podía acercarse para extenderle la mano. Por causa de su "educación" rigurosa y severa, el hombre no hizo nada, y su cuñada se ahogó. La lección que extraemos de esto es que, aunque otros den más importancia a las reglas tradicionales que a salvar a las personas, nosotros no podemos ser así.
Vamos a seguir el ejemplo de Pablo, aprovechando todas las oportunidades para predicar el evangelio, siguiendo el sentir interior del Espíritu y la necesidad de las personas que están a nuestro alrededor.
Punto clave: Todos los hombres necesitan ser salvos y llegar al pleno conocimiento de la verdad.
Pregunta: ¿Ya ha tenido experiencias de no seguir la orientación del Espíritu por seguir preceptos, reglas y tradiciones?
 
Semana 24 - Miércoles
Lectura bíblica: Ro 15:20; Hch 16:9-10; Mr 16:15
Leer con oración:
"Y de esta manera me esforcé a predicar el evangelio, no donde Cristo ya hubiese sido nombrado, para no edificar sobre fundamento ajeno" (Ro 15:20).
NO EDIFICAR SOBRE FUNDAMENTO AJENO
Como vimos ayer, tenemos la responsabilidad y, además, la libertad de predicar el evangelio en todo lugar "por todo el mundo", sin embargo no edificamos sobre fundamento ajeno, conforme a la postura adoptada por el apóstol Pablo (Mr 16:15; Ro 15:20).
Nuestra actuación en la obra del Señor siempre fue positiva, pues llevamos a los hermanos a practicar inmediatamente las revelaciones recibidas de la Palabra. Sin embargo, algunos obreros que no tienen este perfil de ayudar a los santos a practicar la palabra de Dios, causan serios daños a las iglesias. Esto nos quita la libertad de invitarlos para cooperar en la región en la que estamos actuando, pues, aunque son elocuentes, no atienden las necesidades de llevar la vida y el Espíritu a los hermanos.
Al principio de la década de los 80, estuve en California con algunos hermanos brasileños y fuimos invitados para ir a México por los hermanos de aquel país. Inmediatamente nos dispusimos a ir, a pesar de que algunos hermanos nos desanimaron por causa de las precarias condiciones de higiene existentes en aquella región, en aquel tiempo. De acuerdo a nuestro sentir, respondimos: "Si el Espíritu nos está conduciendo entonces, hacia allá iremos" (Hch 16:9-10). Gracias al Señor, fuimos a México junto con los hermanos que nos invitaron, comenzamos las reuniones de la iglesia en aquella ciudad y establecimos la mesa del Señor allí. La carga que recibimos del Espíritu es llevar el evangelio de la gracia y del reino a toda la tierra, incluyendo a los países de habla hispana, por eso, sentí que un país tan grande como México no podía quedar abandonado y fuera de esta carga.
Así, después de predicar el evangelio, también comenzamos a suplirles con la palabra escrita, animando a los hermanos mexicanos a utilizar los Estudios-Vida en las reuniones de la iglesia. Esto sucedió en la ciudad de Monterrey, en donde realizamos una conferencia. Después visité México varias veces; y más tarde, los hermanos de los Estados Unidos fueron para allá, y compraron un gran edificio para ser usado como centro de entrenamiento, asumiendo así la responsabilidad por la obra en aquel continente.
En aquella ocasión nos retiramos sólo para no crear problemas en medio de los hermanos en lo que se refiere a la dirección de la obra del Señor entre ellos.
Sin embargo, nuestra carga por el avance del evangelio en los países de habla hispana permanece vivo en nuestro interior, pues esto es algo que nos fue confiado por el Señor.
Punto clave: Esforzarse para predicar el evangelio.
Pregunta: ¿Cuál fue la postura del apóstol Pablo en cuanto a las regiones en donde ya había otras personas edificando?
 
Semana 24 - Jueves
Lectura bíblica: Ro 15:20
Leer con oración:
"No nos gloriamos desmedidamente en trabajos ajenos, sino que esperamos que conforme crezca vuestra fe seremos muy engrandecidos entre vosotros, conforme a nuestra regla" (2 Co 10:15).
LOS LÍMITES GEOGRÁFICOS DE LA OBRA
Cierta vez recibí una invitación para conocer Guatemala y El Salvador, y también había dos hermanos de los Estados Unidos que deseaban hacer la obra en América Central. El hermano Witness Lee, que lideraba la obra del Señor entre nosotros, ya les había dicho anteriormente que la obra en América Central estaba bajo mi incumbencia. Pese a ello, y por cuanto se consideraban mejor preparados para hacer la obra allí, fueron.
Cuando el hermano Lee se enteró de esto me llamó desde Taiwán para decirme que había hermanos americanos que estaban yendo a Guatemala y El Salvador y, puesto que yo era el responsable por la obra en aquella región debía acompañarlos. Además, el hermano Lee me recomendó; "Lleva tu propio traductor". Entonces viajé con algunos hermanos y obtuvimos una buena cooperación allí. Aun hoy, uno de los colaboradores americanos testifica de este hecho, relatando como lo cuidé, inclusive en su aspecto físico.
Este mismo. hermano durante varios años me aconsejó esperar el principio establecido para realizar la obra en un continente, es decir, mantener comunión con quienes ya habían recibido del Señor la incumbencia de cuidar de la obra en determinado lugar. Decía esto porque él mismo había pasado por la misma experiencia. Cuando estaba cuidando de la obra en cierto país, algunos colaboradores de otro continente fueron y causaron trastornos y confusiones en la administración de la obra allí.
Nuestra manera de realizar la obra es diferente a la de tales obreros. Ellos tienen la costumbre de dar regalos a las personas que manifiestan el deseo de seguidos, incluso les compran pasajes aéreos para ir a las conferencias y les dan libros gratuitamente.
Cierta vez un hermano, conociendo mi ámbito de actuación y la responsabilidad que tenía en la obra aquí, me preguntó; "Hermano Dong, ¿nosotros podemos ir a América del Sur a predicar el evangelio?". Yo no les prohibí venir, pero les dije; "Pueden venir, siempre y cuando lo hagan como el apóstol Pablo, no para poner otro fundamento que el que ya fue puesto". Ante esta palabra, ellos no vinieron.
En el pasado, un colaborador de otro continente quiso ir a Bolivia y, en la
comunión, concluimos que un colaborador nuestro iría con él, para que colaborara el uno con el otro, incluso en la traducción. Él aceptó y la experiencia fue muy buena. En esta primera visita los hermanos se alegraron dándole la bienvenida. Después, los hermanos bolivianos pidieron que el colaborador americano volviera y él respondió de acuerdo con la costumbre de las iglesias: que tendría comunión con los colaboradores de los Estados Unidos y con el obrero, el colaborador de la obra que los cuidaba, si ellos estaban de acuerdo, él volvería. Su actitud, hasta entonces, mostraba que él quería guardar el principio de la comunión. Lamentablemente, al ver la dimensión de la obra en América del Sur, él no resistió a su ambición y, luego sin tener comunión con nosotros, se aprovechó de la apertura de los hermanos bolivianos y se unió también a los que tenían la ambición de usurpar la obra ya iniciada aquí para comenzar a ser su propia obra. Esto terminó causando división y destrucción en algunas iglesias en Bolivia, Ecuador, Perú, Argentina, alcanzando incluso Brasil.
No podemos seguir el ejemplo de estos obreros, pues la Palabra nos muestra que, donde Cristo ya fue anunciado, el fundamento ya fue puesto, por lo tanto no se debe edificar sobre fundamento ajeno.
Punto clave: Respetar los límites de la obra de cada uno.
Pregunta: ¿Por qué Pablo se esforzaba por mantenerse dentro de su límite geográfico?
 
Semana 24 - Viernes
Lectura bíblica: Gn 1:28; Hch 1:8; Ra 15:19-24; 2 Ca 10:13-18
Leer con oración:
"Pero nosotros no nos gloriaremos desmedidamente, sino conforme a la regla que Dios nos ha dado por medida, para llegar también hasta vosotros" (2 Co 10:13).
NO SÓLO HACER OBRAS,
SINO TENER LA APROBACIÓN DEL ESPÍRITU
En nuestro medio hay hermanos que se han mantenido fieles a la comisión del Espíritu. Por ejemplo, los hermanos de Belo Horizonte ofrendaron para construir su propio local de reuniones. Cada hermano ofrendó un poco, trabajando delante del Señor, y en esto vimos la obra del Espíritu Santo. Ellos tardaron casi tres años para terminar la construcción, practicaron la verdad y el Espíritu Santo usó a cada hermano para ofrendar con la finalidad de concluirla.
Sin embargo, algunos locales de reuniones de la iglesia, fueron usurpados por los que tienen la ambición de tener una posición destacada en la obra y, al no lograrlo, se asociaron a los de la división para hacer este tipo de "obra". Ellos no siguen la verdad de la Palabra, sino que tomaron para sí un fundamento ajeno, se aprovecharon de la apertura de hermanos ingenuos y de las personas negativas, para incitarlos a rebelarse y a actuar de manera impropia con respecto a aquello que pertenece a la iglesia.
Por tal razón, oré al Señor pidiéndole que extendiera Su mano y detuviera todo esto. Entonces el Señor me iluminó por medio de Romanos 12: 19: "No os venguéis vosotras mismos, amados míos, sino dejad lugar a la ira de Dios; porque escrito está: Mía es la venganza, yo pagaré, dice el Señor".
Todos necesitamos salir a predicar el evangelio, conforme a lo que la Palabra dice, y no según la tradición y la costumbre de los hombres. Nuestra predicación debe ser de la manera como Pablo describe en Romanos 15:20-21: "Y de esta manera me esforcé a predicar el evangelio, no donde Cristo ya hubiese sido nombrado, para no edificar sobre fundamento ajeno, sino, como está escrito: Aquellos a quienes nunca les fue anunciado acerca de él, verán; y los que nunca han oído de él, entenderán".
Cuando salimos a la obra de expansión del evangelio debemos practicar la palabra de Dios. El Señor nos dio la comisión de llenar la tierra y señorear (Gn 1:28); por eso, en cuanto al evangelio, vamos a predicado en todo lugar a aquellos que no han oído nada, pera no vamos a establecer otro fundamento en donde ya está la iglesia.
Pablo dijo en Romanos 15:23-24,: "Pera ahora, no teniendo más campo en estas regiones, y deseando desde hace muchos años ir a vosotros, cuando vaya a España, iré a vosotras; porque espera veras al pasar, y ser encaminado allá por vosotras, una
vez que haya gozado con vosotras". Esto significa que, después de predicar el evangelio en todas las ciudades que nos fueran encomendadas, ya no tendremos más campo de actividad. Cuando ya hayamos alcanzado todo el Brasil, cuando todas las ciudades grandes sean ganadas, iremos a "España", es decir, hasta lo último de la tierra (Hch 1:.
Punto clave: El Señor nos comisionó para llenar toda la tierra y señorear.
Pregunta: ¿ Cuál es el punto de equilibrio entre Hechos 1:8 y Romanos 15:20?
 
Semana 24 - Sábado
Lectura bíblica: Ro 14:1-8,17; 1 Co 6:11
Leer con oración:
"Pues si vivimos, para el Señor vivimos; y si morimos, para el Señor morimos. Así pues, sea que vivamos, o que muramos, del Señor somos" (Ro 14:.
EL EVANGELIO Y EL RECIBIMIENTO UNIVERSAL
En Romanos 14 vemos otro punto importante, que es el asunto de recibimos los unos a los otros. Esta lección es esencial en la predicación del evangelio, pues cuando salimos a la obra del Señor, debemos recibir a todos los hermanos. A partir del versículo 1, el Señor nos revela que existen diversos tipos de prácticas entre los hermanos. Mientras unos comen de todo, otros sólo comen legumbres. Hay algunos que guardan días y también hay quienes no lo hacen, pues consideran todos los días iguales (v.5).
No obstante, la Biblia no se refiere simplemente a la comida, a la bebida o a los días, pues en el versículo 17 leemos: "porque el reino de Dios no es comida ni bebida, sino justicia, paz y gozo en el Espíritu Santo".
No son las diferentes prácticas las que definen lo que es el reino de Dios, sino las experiencias que tenemos en el Espíritu, pues "si vivimos, para el Señor vivimos; y si morimos, para el Señor morimos. Así pues, sea que vivamos, o que muramos, del Señor somos" (v. .
En el pasado cometimos errores, pues sólo recibíamos a los que estaban en la base de la unidad de la iglesia, al igual que nosotros. Pero ¡Gracias al Señor! porque fuimos iluminados y nos arrepentimos. Entre las muchas cosas que aprendimos en estos últimos veinte años, la más importante es recibir a los hermanos.
No podemos permitir que nuestras diferentes prácticas e interpretaciones de la Palabra nos impidan recibir a los hermanos. Así como Dios nos recibió, nosotros también debemos recibirlos. Cuando predicamos el evangelio debemos dar especial atención a esto, pues esta es una gran lección sobre negar nuestra vida del alma.
Es posible que nos encontremos con hermanos fundamentalistas que se preocupan de analizar las verdades con la mente; por otro lado, tenemos a los pentecostales que dan énfasis a los dones espirituales. Aún así, debemos recibir a todos los hermanos, pues la palabra de Dios nos muestra que debemos proceder así, del mismo modo que Dios nos recibió pero no para discutir sobre opiniones con ellos.
Debemos seguir las huellas de Pablo, predicando el evangelio en todo lugar. Primeramente debemos cuidar de las ciudades donde estamos y predicar el evangelio allí. Después proseguiremos en las ciudades que están alrededor y, cuando ya no haya más campo para actuar en nuestra región, podemos ir a otro lugar. Donde Cristo aún no ha sido anunciado, debemos anunciarlo y recibir a todos aquellos que se acerquen a nosotros. .
Además, al salir a anunciar el evangelio, también encontraremos a muchos hijos de Dios, nuestros hermanos. Nuestra carga es anunciarles el evangelio de la vida a fin de que ellos también vean la necesidad de crecer espiritualmente y el prepararse para la venida del Señor.
Cuando hacemos la obra de Dios, no rechacemos a aquellos que adoptaron maneras diferentes de servir al Señor, ya sea en cuanto al uso del velo, en cuanto a la dieta que siguen, en cuanto a los días que guardan o cualquier otra práctica bíblica, puesto que Dios los recibió, nosotros también debemos hacerlo. ¡Aleluya!
Punto clave: No enfatizar las diferencias, sino recibir a todos los hermanos.
Pregunta: ¿Usted recibe sólo a los hermanos que tienen las mismas prácticas suyas?
 
Semana 24 - Domingo
Lectura bíblica: Ro 14-16
Leer con oración:
"Y el Dios de paz aplastará en breve a Satanás bajo vuestros pies. La gracia de nuestro Señor Jesucristo sea con vosotros" (Ro 16:20).
UNA PALABRA DE EQUILIBRIO
SOBRE EL RECIBIR A LOS HERMANOS
Aun los grandes siervos del Señor en la Biblia cometieron errores. En el Antiguo Testamento encontramos el ejemplo de David, que siendo incluso un hombre confórme al corazón de Dios, también se equivocó; no obstante, el Señor Jesús fue su descendiente (Mt 1:1, 6). El punto positivo de David era su arrepentimiento (Sal 51). En el Antiguo Testamento tenemos el ejemplo de Pedro y Pablo, que también erraron (Hch 10:13-16; 21:11-14). En nuestros días tenemos el ejemplo del hermano Witness Lee, que también se arrepintió de sus errores.
Todos ellos se convirtieron en modelos a seguir, pues nosotros también necesitamos arrepentimos constantemente. Arrepentirse es negar la vida del alma, llevándola para ser quemada en el fuego santo del Espíritu, así como se purifica el oro en el crisol. Una persona crecida espiritualmente tiene vida y poder para arrepentirse cuando es iluminada por el Señor (Ro 2:4).
Debemos recibir a todos los hermanos y, para eso, necesitamos tener sabiduría y discernimiento. En Romanos 16, Pablo tiene la carga de hacer que las iglesias sean introducidas en una única comunión, pues la iglesia es el Cuerpo de Cristo. En el cuerpo humano tenemos la circulación sanguínea, que pasa por todos los miembros. El Señor desea hacer que todas las iglesias estén dentro de una misma "circulación sanguínea", porque en Cristo, somos miembros del mismo Cuerpo.
Cuando hablamos del Cuerpo de Cristo, hablamos de la vida. Todos tenemos la misma vida, que es como la sangre que circula por todo el Cuerpo, saca todas las cosas negativas y trae el suministro para la edificación de cada miembro. Debemos ser cuidadosos para no permitir que nada negativo permanezca en medio nuestro.
Sin embargo, el apóstol Pablo da una palabra de equilibrio en cuanto al recibir, de cómo tratar con los que causan división en la iglesia. En Romanos 16: 17 -18 leemos: "Mas os ruego, hermanos, que os fijéis en los que causan divisiones y tropiezos en contra de la doctrina que vosotros habéis aprendido, y que os apartéis de ellos. Porque tales personas no sirven a nuestro Señor Jesucristo, sino a sus propios vientres, y con suaves palabras y lisonjas engañan los corazones de los ingenuos". Al recibir a los hermanos, debemos tener discernimiento, puesto que no debemos ser ingenuos al recibir a las personas que causan daño y destrucción entre
nosotros.
Algunos de ellos llaman por teléfono, mandan correos electrónicos y tratan de visitar a los hermanos con la intención de engañar el corazón de los ingenuos y descuidados, que por no tener un "buen corazón", son fácilmente engañados. A pesar de ello, no debemos contender con tales hermanos, pues el juzgarlos sólo le corresponde al Señor; a nosotros sólo nos cabe amados. Al darnos cuenta que estamos siendo engañados con mentiras, palabras suaves o lisonjeras, i inmediatamente debemos invitados a invocar el nombre del Señor Jesús! ¡Él es rico para con todos los que Le invocan! No necesitamos discutir con ellos, pues si 10 hacemos, le daremos una oportunidad a Satanás para que nos tiente. Por otro lado, necesitamos alimentar bien a nuestros hermanos para que crezcan de manera saludable y no sean engañados por estratagemas de hombres que para engañar emplean con astucia las artimañas del error. Antes bien, sigamos la verdad en amor y crezcamos en Aquel que es la Cabeza, Cristo Jesús, pues haciendo así, no tropezaremos jamás (Ef 4: 14). ¡Aleluya!
Punto clave: Equilibrio y discernimiento al recibir a los hermanos.
Pregunta: lA quiénes no debemos recibir de acuerdo a Romanos 16: 17 -18?
Lectura de apoyo:
Pláticas adicionales sobre la vida de la iglesia - cap.3 - Watchman Nee
Dong Yu Lan
Literatura disponible en: corpocri@yahoo.com
Jesus es el Señor!
La iglesia en Armenia