NUESTRA ACTITUD PARA CON LAS VERDADES - Miercoles
EXTRAER VIDA DE LAS VERDADES
ESPÍRITU Y FUEGO
MIERCOLES
Leer con oración:
Mt 16:22-23; Mr 14:29-30, 72; 1 P 5:10.
“Bendito el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, que según su grande misericordia nos hizo renacer para una esperanza viva, por la resurrección de Jesucristo de los muertos, para una herencia incorruptible, incontaminada e inmarcesible, reservada en los cielos para vosotros, que sois guardados por el poder de Dios mediante la fe, para alcanzar la salvación que está preparada para ser manifestada en el tiempo postrero”. (1 P 1:3-5).
REGENERADOS PARA UNA ESPERANZA VIVA
Además de las verdades neotestamentarias reveladas en los escritos de Pablo, hay otra línea ministerial en el Nuevo Testamento y está compuesta por las verdades reveladas a los 12 apostoles. Sus enseñanzas y escritos se basan en las lecciones que recibieron directamente del Señor Jesús, durante los tres años y medio de Su ministerio terrenal. Los escritos de Pedro y Juan representan esa línea ministerial.
Esta semana destacaremos la parte de Pedro en ese ministerio. Gracias al Señor, porque al considerar su experiencia, podemos identificarnos. A pesar de amar mucho al Señor, en reiteradas ocasiones sus fallas fueron expuestas (Mt 16:22-23; Mr 14:29-30, 72). Al comienzo de su servicio, Pedro era muy inmaduro, actuaba según su entendimiento natural. Por ese motivo, él es como un espejo para nosotros, pues muchas veces también cometemos los mismos errores.
Pero el Señor no desiste de nosotros e insiste en hacernos participantes de Su reino. Por lo mismo, a través de Su Palabra, Él nos exhorta y alienta a perseverar sin desanimarnos. Y en Primera de Pedro 5:10 leemos: “Mas el Dios de toda gracia, que nos llamó a Su gloria eterna en Jesucristo, después que hayáis padecido un poco de tiempo, El mismo os perfeccione, afirme, fortalezca y establezca”.
Además en Primera de Pedro 1:3ª dice: “Bendito el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo”. Aquí vemos cuan intima es nuestra relación con Dios, porque somos Sus hijos. Él no es solo nuestro Dios, sino que también nuestro amoroso y amado Padre, tenemos un vínculo de vida con Él. Pedro continua: “Que según Su grande misericordia nos hizo renacer para una esperanza viva, por la resurrección de Jesucristo de los muertos” (v.3b). Por su experiencia, pudo percibir que el Señor tuvo mucha misericordia de él.
Esta misericordia también nos alcanzó a nosotros. El sencillo hecho de tener hoy la oportunidad de volvernos a Él y oír Su palabra, de arrepentirnos y llenarnos con Su vida, de practicar Su voluntad y poder participar de Su reino, es una gran prueba de Su infinita misericordia y bondad.
En este mismo versículo, Pedro además habla acerca de nuestra regeneración, es ecir, de nuestro nuevo nacimiento, el cual tiene un propósito específico dentro del plan eterno de Dios. No fuimos regenerados para tener una vida mejor y más prospera, o para convertirnos en mejores personas. La Palabra nos dice que nacimos de nuevo para una esperanza viva. Esto está relacionado a la venida del Señor Jesús, cuando finalmente Él establecerá Su reino en la tierra. Esta es nuestra esperanza, la manifestación del reino de los cielos, entonces recibiremos la herencia y reinaremos con el Señor.
Punto clave: Nuestra esperanza es heredar y reinar con el Señor.
Pregunta: ¿Cuál es el propósito de nuestra regeneración?
¡Jesús es el Señor!