NUESTRA ACTITUD PARA CON LAS VERDADES
EXTRAER VIDA DE LAS VERDADES
Los siervos en el ministerio de Juan (Ap 1:1-2).
Semana 13
JUEVES
Lectura Bíblica: (Mt 16:6, 12; Jn 5:39-40; 6:63; 7:38; Ef4:24; Fil 2:5-8; 3 Jn 1:12)
Leer con oración:
“La revelación de Jesucristo, que Dios le dio, para manifestar a sus siervos las cosas que deben suceder pronto; y la declaró enviándola por medio de su ángel a su siervo Juan” (Ap 1:1),
TENER NUESTRA PERSONA Y SERVICIO APROBADOS POR EL SEÑOR
Cuando servimos a Dios, debemos estar en el espíritu, abandonando al viejo hombre y la vieja levadura que acumulamos a lo largo de los años (Ef 4:24; Mt 16:6, 12). Para ello, debemos tener el mismo sentir que tuvo el Señor Jesús.
Filipenses 2 muestra cual debe ser la actitud de un verdadero siervo de Dios. El Señor Jesús tomo la forma de siervo porque, incluso siendo Dios, se vació y se humillo hasta lo sumo (vs. 5-
. De la misma manera, si servimos a Dios, nos volvemos siervos que no se apegan a su voluntad propia u opinión, sino que le dan prioridad a los intereses del Señor. Es necesario que cada día nos vaciemos de las experiencias del pasado, poniendo nuestro ego bajo el quemar del fuego purificador del Espíritu. De esa manera, nuestra persona y nuestro servicio pueden ser aprobador por Dios. Esto es, de hecho, la práctica de negar la vida del alma.
Debemos prestar atención al hecho de que, muchas veces, podemos estar sirviendo a Dios de una manera automática. Cuando esto sucede, nos preocupamos por muchas cosas exteriores, pero nuestro espíritu está adormecido interiormente. Si este es nuestro caso, debemos ejercitar el espíritu, invocando el nombre del Señor, dependiendo de Él y recibiendo gracia para ser fructíferos. De esa manera, el ambiente en donde servimos al Señor quedara lleno de la vida de Dios y será atrayente a las personas. Esta es la práctica del ministerio del Espíritu y la vida. Sirvamos al Señor siendo fervientes en espíritu, pues no vale de nada que andemos preocupados por muchas cosas, si la vida no está rebosando y fluyendo desde nuestro interior (Jn 7:38). Para que otros reciban el evangelio del reino, necesitan ver no nuestra capacidad, sino la persona de Dios siendo expresada en nosotros. ¡Por tanto, llenémonos de la vida de Dios!
El ministerio del Espíritu y la vida implica llevar a otras personas a recibir la vida divina. En Tercera de Juan 4, vemos al apóstol Juan en su madurez, manifestando su alegría por ver que sus hijos andan en la verdad. Cuando él se dispuso a ayudar a la iglesia en Éfeso, Juan no llevó a los hermanos nuevas enseñanzas, sino que los estimuló a practicar las palabras que ya habían recibido. Él percibió que los santos no necesitaban nuevas doctrinas, sino Espíritu y vida (5:39-40). Al ir al Señor y recibir Espíritu y vida, cada uno de ellos llegó a ser útil en las manos de Dios, comenzando servirle en amor. Cuando ejercitamos la paciencia, el amor y la perseverancia, muchos pueden volverse útiles a Dios, incluso aquellos que, al principio, no parecían ser útiles, como Demetrio (3 Jn 1:12).
El ministerio del Espíritu y la vida alienta, estimula y anima a cada hijo de Dios a servirlo. Vemos esto en Apocalipsis 1:1-2, en la revelación de Jesucristo, que Dios les dio a Juan, comunicándolo para que lo transmitiera a los demás siervos. Le agradecemos a dios porque en estos últimos tiempos hizo que esta revelación llegara a nosotros. Ahora es nuestro turno de practicar esta revelación y transmitirla a otros siervos. ¡Aleluya!
Punto clave: Practicar la revelación y transmitirla a otros.
Mi punto clave:
Pregunta: ¿Nuestra capacidad puede convertirse en un impedimento para la obra de Dios? ¿Por qué?
NUESTRA ACTITUD PARA CON LAS VERDADES
EXTRAER VIDA DE LAS VERDADES
Los siervos en el ministerio de Juan (Ap 1:1-2).
Semana 13
VIERNES
Lectura Bíblica: (Jn 14:12)
Leer con oración:
“No me elegisteis vosotros a mí, sino que yo os elegí a vosotros, y os he puesto para que vayáis y llevéis fruto, y vuestro fruto permanezca; para que todo lo que pidiereis al Padre en mi nombre, él os lo dé” (Jn 15:16).
TENER UNA VIDA TRANSFORMADA
POR AMAR A LAS PERSONAS Y CUIDARLAS
En el ministerio del Espíritu y la vida, fuimos enviados por Dios para predicar el evangelio del reino. Si negamos la vida del alma y ejercitamos nuestro espíritu, estamos habilitados para hacer las obras que el Señor realizó, e incluso obras mayores (Jn 14:12). Por medio de este ministerio, matrimonios se han reconciliado, enfermos han recibido sanidad y muchas personas han alcanzado la salvación. Por esta razón, cada uno de nosotros es importante en la obra de la predicación del evangelio del reino, que consiste en llevar la vida de Dios a todos. Frente a esto, no podemos quedarnos inertes, estancados en nuestra comodidad. Fuimos llamados para dar fruto, y frutos que permanezcan (15:16). Aquellos a quienes les predicamos el evangelio del reino deben ser ayudados a vivir la vida de la iglesia, ya sea en nuestro medio o en otros grupos cristianos. Por este motivo, debemos permanecer en el Señor, permanecer atados a la vid.
En este contexto, hagamos uso de las herramientas que el Señor nos ha revelado actualmente. En Latinoamérica, en Europa, en Canadá, en África y en muchas regiones del mundo el Señor ha utilizado los lugares de oración, el BooKafé y las tiendas de oración para alcanzar a las personas. Cuando participamos activamente de la obra de predicación del evangelio del reino, consagrándonos al Señor, nuestra vida es transformada. Así como el Señor Jesús dejó la gloria y, por amor a nosotros, descendió para alcanzarnos con Su gracia, nosotros también debemos amar a las personas al punto de dejar nuestra comodidad, sirviéndola y ministrándoles la vida de Dios. Si amamos al Señor, espontáneamente amamos a las personas y vamos hasta donde ellas están, para enseñarles a invocar el nombre del Señor y orar por ellas.
Muchas familias en nuestro medio han sido ayudadas simplemente por haber consagrado un tiempo para servir al Señor, predicando el evangelio y haciendo colportaje. Hay hermanos y hermanas que apartan un tiempo durante la semana para consagrarse al Señor, presentándose en el BooKafé o en los lugares de oración a fin de servir a las personas y orar por ellas. De hecho, por causa de eso, ha ocurrido una renovación en la vida espiritual de aquellos que sirven, pues comenzaron a valorar más la Palabra y el nombre del Señor. Cada testimonio positivo es un aliento para todos nosotros, los que servimos al Señor. Dios no exige que seamos “super-obreros”, sino siervos con los cuales Él puede contar para llevar Su vida a las personas.
Punto clave: Si amamos al Señor, espontáneamente amamos a las personas y vamos hasta ellas para ayudarlas a invocar Su nombre.
Mi punto clave:
Pregunta: ¿Cómo podemos servir al Señor y ser renovados en nuestra consagración a Él?
NUESTRA ACTITUD PARA CON LAS VERDADES
EXTRAER VIDA DE LAS VERDADES
Los siervos en el ministerio de Juan (Ap 1:1-2).
Semana 13
SABADO
Lectura Bíblica: (Mt 24:45-46; Jn 6:38; 5:19, 30; 21:22; Gá 5:25; 1 Ti 5:
Leer con oración: “Sé diligente en conocer el estado de tus ovejas, Y mira con cuidado por tus rebaños” (Pr 27:23).
“Así que, según tengamos oportunidad, hagamos bien a todos, y mayormente a los de la familia de la fe” (Gá 6:10).
NO DESCUIDAR A AQUELLOS QUE NOS SON CERCANOS
Como siervos de Dios, nuestra disposición no es hacer nuestra propia voluntad. Este fue el ejemplo dejado por el Señor Jesús, quien realizaba las obras del Padre, sin hacer nada proveniente de Sí mismo. Él siempre buscó hacer la voluntad de Aquel que Lo envió (Jn 6:38; 5:19, 30). Él nos mostró el modelo que debemos seguir: no hablar nuestras propias palabras, no buscar nuestra propia gloria ni satisfacer nuestros propios intereses. El siervo de Dios no busca hacer su obra particular, pues pertenece al Señor, y toda la obra que realiza también Le pertenece a Él.
Frente a esto, vemos la necesidad de vaciarnos. En el ministerio del Espíritu y la vida, dejamos que el fuego queme las impurezas de nuestra alma y las viejas tradiciones que nos impiden oír el hablar actual de Dios (Hch 10:13-16). Este ministerio es glorioso, porque tiene como objetivo suplir vida a todos los hijos de Dios. Como la iglesia, también somos alentados a avanzar con las demás iglesias, en toda la tierra. Como siervos, formamos parte del mismo ministerio, el ministerio del Espíritu y la vida, el cual permanecerá hasta la venida del Señor (Jn 21:22). La obra en la que estamos involucrados no es nuestra, sino del Señor. Esta es la actitud adecuada de un siervo de Dios.
Con respecto a las verdades, nuestra actitud es vivir y andar en el espíritu (Gá 5:25). Cuando estamos en el espíritu, nos volvemos agradables a Dios, porque Su Espíritu está mezclado a nuestro espíritu, y asi no tendremos dificultades para practicarlas. Al estar en el espíritu, somos igualmente perfeccionados en el servicio al Señor, siendo preparados para nuestra entrada en el reino venidero.
Cuando el Señor vuelva, rendiremos cuenta delante del Tribunal de Cristo sobre aquellos que Él nos confió para amarlos y cuidarlos (Mt 24:45-46). El Señor requiere que seamos siervos fieles y prudentes, pero también diligentes. Por eso Él nos ha llevado no sólo a cuidar a las personas en otros lugares, sino principalmente a nuestra familia. Nuestro cónyuge y nuestros hijos son nuestra responsabilidad, por eso debemos dedicar tiempo para servirlos, apacentándolos, oyéndolos y alimentándolos con la palabra de Dios. Necesitamos ensanchar nuestro corazón, para incluir la vida familiar en nuestro perfeccionamiento. No somos perfeccionados solos; necesitamos la cooperación de nuestra familia y de los hermanos para un día obtener gloria y honra cuando Jesucristo sea manifestado. La alegría proveniente del Espíritu no es sólo para nuestro disfrute individual, sino para que llevemos la vida de Dios a todos. A partir del vivir familiar que agrada a Dios, somos habilitados para transmitir el evangelio del reino a otras personas, en todo lugar. Este es el perfeccionamiento que nos hace aptos para cooperar en la obra del ministerio.
Punto clave: Cuidar bien a aquellos que el Señor nos confió.
Mi punto clave:
Pregunta: ¿Cuál debe ser nuestra actitud para con nuestra familia?
NUESTRA ACTITUD PARA CON LAS VERDADES
EXTRAER VIDA DE LAS VERDADES
Los siervos en el ministerio de Juan (Ap 1:1-2).
Semana 13
DOMINGO
Lectura Bíblica: (Jn 15:1-5; Col 1:28-29; He 2:10)
Leer con oración: “¿Quién es, pues, el siervo fiel y prudente, al cual puso su señor sobre su casa para que les dé el alimento a tiempo? (Mt 24:45).
SIERVOS QUE PRODUCEN Y PERFECCIONAN A OTROS SIERVOS
El Señor requiere que Sus siervos alimenten a Sus consiervos a tiempo (Mt 24:45). Necesitamos alimentar a todos los hijos de Dios en toda la tierra con Espíritu y vida.
Mediante las salidas colectivas, dominicales y matutinas de toda la iglesia, hemos contactado de puerta en puerta a muchas personas, predicando el evangelio del reino. En este gran encargo del Señor de dar alimento a nuestros consiervos, hemos utilizado el colportaje, llevando libros espirituales que ayuden a las personas a entender mejor la Palabra y a aplicarla en sus vidas a fin de cumplir la voluntad de Dios (v.46). Por medio de este trabajo, muchas familias han creído en el Señor y han abierto sus casas para también hacer lugares de oración y estudios bíblicos. Ellas están siendo perfeccionadas para la obra del ministerio y estimuladas a predicar el evangelio y apacentar a sus amigos. Nosotros necesitamos ser perfeccionados a fin de llegar a ser siervos fieles y prudentes para producir frutos que permanezcan (Jn 15:1-4). También necesitamos perfeccionar a estos “frutos”, así ellos serán siervos que cooperan con el Señor (Col 1:28-29).
El deseo de dios es conducir a Sus muchos hijos a Su gloria (He 2:10). Por eso necesitamos vaciarnos de nuestra vieja manera de vida y rogarle al Señor que Él haga todo nuevo en nuestro vivir. No podemos envejecer, no podemos quedarnos parados, pues el Señor desea proseguir en Su ministerio de Espíritu y vida. Negar la vida del alma e invocar el nombre del Señor nos lleva a abrirnos totalmente a la vida de Dios. Pidámosle al Señor que nos renueve, para que Su vida avance en la nuestra. Seamos siervos fieles y prudentes, que alimentan a sus consiervos y los perfeccionan, para que, cuando Él vuelva, recibamos de Su parte alabanza, gloria y honra.
Punto clave: Ser perfeccionados y perfeccionar a otros.
Mi punto clave:
Pregunta: ¿Cuál debe ser nuestra actitud para con el señor y los hermanos si queremos fructificar.
Lectura de apoyo:
Siervos de Dios: buenos, fieles y prudentes – cap. 7 – Dong Yu Lan.
¿Jesús es el Señor!