NUESTRA ACTITUD PARA CON LAS VERDADES
EXTRAER VIDA DE LAS VERDADES
El ministerio que permanecerá hasta que el Señor venga (Jn 21:18-23).
Semana 14
DOMINGO
Lectura Bíblica: (Hch 21:4, 10-12; 22:17-18; 1 Co 12:21-27)
Leer con oración:
“De cierto, de cierto te digo: Cuando eras más joven, te ceñías, e ibas a donde querías; mas cuando ya seas viejo, extenderás tus manos, y te ceñirá otro, y te llevará a donde no quieras”(Jn 21:18)
SERVIR EN COORDINACIÓN CON OTROS HERMANOS
La cuarta característica adicional del ministerio del apóstol Juan es que él se coordinaba con otros. Leamos una vez más Juan 21:18: “De cierto, de cierto te digo: Cuando eras más joven, te ceñías, e ibas a donde querías; mas cuando ya seas viejo, extenderás tus manos, y te ceñirá otro, y te llevará a donde no quieras”. ¡Este registro hecho por Juan es maravilloso! Aunque la comunión fue entre el Señor y Pedro, Juan no perdió el tiempo y la tomó para sí.
Al decir: “Cuando eras más joven”, Jesús se refería a la inmadurez de Pedro. Por eso él se ceñía a sí mismo. Y “ceñirse”, en este versículo, describe un hábito que había entre los judíos de ponerse un cinturón de paño cuando salían a trabajar, caminar o viajar. En otras palabras, ceñirse a sí mismo es lo mismo que no necesitar consultar a nadie, no necesitar tener comunión, tomar todas las decisiones. Sin embargo, cuando fuera más viejo, Pedro extendería las manos. Esto es una señal de que necesitamos a los hermanos. Al actuar así, otros nos ceñirán y nos llevarán a donde no queremos.
Aprender a coordinarse con otros es una actitud crucial para hacer la voluntad del Señor. La predicación del evangelio del reino a través de las herramientas que el Señor nos dio, el BooKafé, del colportaje, las casas abiertas para el BooKafé casero, el lugar de oración, con tantos libros, y con las familias maravillosas que el Señor nos dio en la vida de la iglesia, sólo tendrá éxito si nos coordinamos los unos con los otros.
Pero, el enemigo también sabe eso y sutilmente intenta evitar que haya coordinación entre nosotros. Por eso el Señor levantó siervos para ayudarnos a mantener nuestras manos extendidas para ser conducidos a donde Él quiere. De esa forma, cuando visitemos algún lugar con la intención de hablar, practiquemos el ministerio de Juan. Aprovechemos para alentar a los hermanos a practicar la palabra que nos ha sido ministrada.
La Biblia está llena de lecciones importantes para nosotros. La experiencia, por ejemplo, del apóstol Pablo está repleta de buenos principios como también de advertencias. Al leer el libro de Hechos, podemos inferir que Pablo tuvo dificultad para coordinarse con los demás. Al comienzo de su ministerio, él no tenía mucha paciencia para perfeccionar a otros. Cuando estaba por hacer el segundo viaje con Bernabé, no quiso darle una nueva oportunidad a Juan Marcos, su joven cooperador, por el hecho de haberlos abandonado en el primer viaje. Por eso, Pablo y Bernabé tuvieron una gran discusión, la cual los llevó a separarse (Hch 15:39-40).
A pesar de que en su segundo viaje se coordinó muy bien con Silas, eso no se repitió en el tercer viaje, pues Pablo estaba solo (19:1). En la oportunidad en que Pablo decidió ir a Jerusalén, hubo varias advertencias para que no fuera (20:36-38; 21:4, 10-12; 22:17-18). No obstante, él no atendió a ninguna de ellas. Al final de su vida, él mismo dijo que todos los de Asia lo habían abandonado (2 Ti 1:15). Una vez más, él se quedó solo. Sin embargo, la razón solamente el Señor la sabe.
Por otro lado, vemos que Juan, al final de su vida, estaba con varios siervos (Ap 1:1). Él era siervo del Señor y tenía muchos consiervos. ¡Gracias al Señor! Esta es la característica del ministerio del Espíritu y la vida, es decir, involucrar a todos los hermanos. Si estamos practicando el ministerio de Juan, debemos servir con muchos hermanos. Si después de varios años de servicio al Señor terminamos solos, eso muestra que no estamos practicando el ministerio que permanecerá hasta que el Señor venga.
El ministerio del apóstol Juan es, por tanto, el ministerio del Espíritu y la vida, de la Palabra, del amor, de la luz y de las verdades que son realidades. Con toda su experiencia, Juan aún seguía a los demás, cooperaba con otros, edificando sobre lo que ya habían hecho y estaba dispuesto a coordinarse con todos sus consiervos.
Así como Juan en su madurez, debemos admitir que necesitamos los unos de los otros. Entre los siervos, debemos decir que necesitamos los unos de los otros; entre el marido y la mujer, debemos decir que necesitamos el uno del otro.
Punto Clave:
Aprender a servir en coordinación.
Pregunta:
¿Cuáles son las diferencias entre el final del ministerio de Pablo y el de Juan?
¡Jesús es el Señor!