NUESTRA ACTITUD PARA CON LAS VERDADES – Viernes
EXTRAER VIDA DE LAS VERDADES
ESPÍRITU Y FUEGO
VIERNES
Lectura Bíblica:
1 P 1:6-9
Leer con oración:
“Por tanto, nosotros todos, mirando a cara descubierta como en un espejo la gloria del Señor, somos transformados de gloria en gloria en la misma imagen, como por el Espíritu del Señor” (2 Co 3:18).
LA PLENA SALVACION DE DIOS
En Primera de Pedro 1:5, leemos: “Sois guardados por el poder de Dios mediante la fe, para alcanzar la salvación que está preparada para ser manifestada en el tiempo postrero”. Esto se refiere a la plena salvación de Dios. Nuestro espíritu fue salvo y regenerado mediante obra redentora de Cristo. Nuestro cuerpo mortal será salvo y transfigurado el día que el Señor vuelva (1 Co 15:52; Fil 3:20-21). Sin embargo, hoy somos responsables de la salvación de nuestra alma.
La salvación del alma depende de cada uno de nosotros (Mt 16:25-26). Para que eso suceda, es necesario que nos neguemos a nosotros mismos, a fin de ser transformados por medio del Espíritu y la vida que están en nosotros. El problema es que en el alma está el ego, que quiere ser independiente de Dios y desea buscar sus propios intereses. Por esa razón, la experiencia de Pedro es tan significativa para nosotros, pues el aprendió a tratar con su vida del alma y al final fue transformado.
En Mateo 16:24-25 leemos: “Entonces Jesús dijo a sus discípulos: Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, y tome su cruz, y sígame. Porque todo el que quiera salvar su vida, la perderá; y todo el que pierda su vida por causa de Mí, la hallara”. Este es el camino para salvar nuestra alma.
Por eso Pedro dijo: “En lo cual vosotros os alegráis, aunque ahora por un poco de tiempo, si es necesario, tengáis que ser afligidos en diversa pruebas, para que sometida a prueba vuestra fe, mucho más preciosa que el oro, el cual aunque perecedero se prueba con fuego, sea hallada en alabanza, gloria y honra cuando sea manifestado Jesucristo, a quien amáis sin haberle visto, en quien creyendo, aunque ahora no lo veáis, os alegráis con gozo inefable y glorioso; obteniendo el fin de vuestra fe, que es la salvación de vuestras almas” (1 P 1:6-9). Por tanto, la salvación del alma ocurre a medida que el valor de nuestra fe crece por medio de las muchas y diversas pruebas.
Pedro compara este proceso al método de la purificación del oro por el fuego (v.7). Este es el juego santificador del Espíritu, descrito en Mateo 3:11. Una vez que nos volvemos al espíritu, nuestra alma puede ser purificada por el fuego del Espíritu que esta en El. Así como el oro se vuelve más puro cuando es sometido a altas temperaturas, nuestra alma es purificada cuando la sometemos al fuego santificador del Espíritu. Por medio de esta ilustración podemos comprender cuál es la mejor manera de quitar las impurezas del alma. Mientras menos impurezas tenemos, mayor es el valor de nuestra fe, y ese valor es mucho más precioso que el oro. De ese modo, cuando el Señor regrese, recibiremos alabanza gloria y honra.
Punto clave: Alegrarnos en las pruebas.
Pregunta: ¿De qué modo podemos quitar las impurezas de nuestra alma?
¡Jesús es el Señor!