NUESTRA ACTITUD PARA CON LAS VERDADES – Lunes

NUESTRA ACTITUD PARA CON LAS VERDADES – Lunes
EXTRAER VIDA DE LAS VERDADES
El Espíritu de realidad (Jn 14:16-18; 16:13).
LUNES
Lectura Bíblica: (Hch 9:1-19; 13:1-3; 21:7-36; 2 Co 12:1-4; Gá 1:13-17).
Leer con oración
"A mí, que soy menos que el más pequeño de todos los santos, me fue dada esta gracia de anunciar entre los gentiles el evangelio de las inescrutables riquezas de Cristo” (Ef 3:.
EL LLAMAMIENTO LOS VIAJES MINISTERIALES Y
LAS EPISTLAS DEL APOSTOL PABLO
En el tomo anterior de esta serie, vimos que en el Nuevo Testamento encontramos dos líneas ministeriales: la primera es representada por el apóstol Pablo, y la segunda, por los apóstoles que anduvieron con el Señor Jesús.
Pablo era un perseguidor de la iglesia y apresaba a todos los que invocaban el nombre del Señor. Sin embargo, cuando iba camino a Damasco, el mismo Señor se le apareció como una gran luz, y le dijo: “Saulo, Saulo, ¿Por qué me persigues? Él dijo: ¿Quién eres, Señor? Y le dijo: Yo Soy Jesús, a quien tu persigues” (Hch 9:4-5). En ese momento, Pablo percibió que Aquel que le estaba hablando era el Señor, y que al perseguir a los que invocaban Su nombre, estaba persiguiendo a Jesús mismo. ¡Esto es grandioso! Cuando invocamos el nombre del Señor, nos volvemos uno con Él y nos identificamos con el propio Señor Jesús.
Después de ese episodio, Pablo quedó ciego por tres días, hasta que Ananías, un hermano de Damasco, fue hasta donde estaba y le transmitió el llamado del Señor, diciéndole que sería un instrumento para llevar ese nombre a los gentiles y reyes (v.15). Sin embargo, hasta aquel entonces, Pablo solo conocía el Antiguo Testamento, pues había crecido e instruido a los pies de Gamaliel, un maestro de la Ley, pero jamas había estado con el Señor Jesús personalmente y por tanto, necesitaba ser preparado por Dios para ejercer su ministerio.
En la segunda Epístola a los Corintios 12:2-4, Pablo narra su experiencia de haber sido arrebatado al tercer cielo, donde oyó palabras inefables. Esto debió ocurrir probablemente mientras estuvo en las regiones de Arabia (Gá 1:17). Creemos que, por medio de esta experiencia, Dios le mostró todo el contenido de Su economía neo testamentaria, para que así él pudiera, posteriormente, registrar por escrito tales palabras en sus 14 epístolas.
La Biblia registra que, poco después de su conversión, en dos oportunidades intentaron quitarle la vida. La primera fue en Damasco, mientras predicaba osadamente en nombre de Jesús, demostrando que Él es el Cristo. La segunda fue en Jerusalén, por el hecho de discutir con los helenistas judíos sobre Jesús (Hch 9:20-30). Finalmente los hermanos lo enviaron a Tarso, donde permaneció por un tiempo hasta ser llevado por Bernabé a servir en la iglesia en Antioquía (11:25-26). Allí, mientras oraba con los demás hermanos, el Espíritu Santo apartó tanto a Bernabé como a Pablo para ir a primer viaje (13:1-3). Desde entonces, el apóstol Pablo fue confirmado.
Podemos decir que su segundo viaje fue el más fructífero, puesto que él estaba acompañado por Silas, quien era un hombre muy espiritual y debe haber sustentado a Pablo en todas las dificultades por las cuales pasaron. Ellos fueron guiados por el Espíritu en todo y el resultado fue maravilloso. Aquí vemos cuán importante es tener compañeros espirituales que cooperen con nosotros, principalmente en las situaciones difíciles.
En su tercer viaje, Pablo decidió por cuenta propia y en contra del hablar de los hermanos y del profeta Agabo, ir a Jerusalén a llevar personalmente las ofrendas de los santos (21:10-13). Una vez estando en Jerusalén, Pablo encontró a millares de judíos que habían creído, viviendo aún bajo los preceptos de la religión judaica. Jacobo, quien era el líder allí, propuso que Pablo, para ser aceptado por los judíos, cumpliera un voto junto a cuatro personas más, y él lo aceptó, contradiciendo lo que él mismo había enseñado hasta ese entonces (G´12:16-21; 3:1-3). Que esto nos sirva como lección y podamos permanecer fieles al llamamiento del Señor, llevar Su nombre a todas las personas, ser guiados por el Espíritu y no dejarnos llevar por los impulsos de nuestro celo natural.
Cuando estaban por finalizar los siete días del cumplimiento del voto, Pablo fue descubierto por los judíos que habían ido de otros lugares a Jerusalén, los cuales pretendían matarlo (Hch 21:27-31). El Señor sabía que el ministerio de Pablo no había concluido, por eso le preservó la vida, a través de un tribuno romano, quien ordenó apresarlo (v.33).
Antes de ir preso, Pablo había escrito seis epístolas: una a los Gálatas, otra a los Romanos, dos a los Corintios y dos a los Tesalonicenses. Después de apelar a Cesar, en Roma, en donde permaneció en prisión domiciliaria, Pablo alquiló una casa y allí escribió cuatro cartas más, las cuales consideramos que son las epístolas principales: Efesios, Colosenses, Filipenses y Filemón. Finalmente, mientras esperaba su juicio, le fue permitido salir de Roma y visitar algunas iglesias. Durante ese periodo, Pablo escribió cuatro epístolas mas (dos a Timoteo, una a Tito y otra a los Hebreos), totalizando 14 epístolas. Así, al finalizar su última carta, la Segunda Epístola a Timoteo, él le dijo a su cooperador: “He peleado la buena batalla, he acabado la carrera, he guardado la fe” (4:7).
Punto clave: Tener compañeros espirituales
Pregunta: ¿Qué lecciones podemos extraer de los tres viajes ministeriales de Pablo?
¡Jesús es el Señor!