NUESTRA ACTITUD PARA CON LAS VERDADES – Jueves
EXTRAER VIDA DE LAS VERDADES
El Espíritu de realidad (Jn 14:16-18; 16:13).
JUEVES
Lectura Bíblica: (Hch Jn 21:18, 21-22; 2 Co 3:6; Ef 1:4; Heb 2:5-6; 2 P 1:10-11).
Leer con oración: “(Dios) nos hizo ministros competentes de un nuevo pacto, no de la letra, sino del espíritu; porque la letra mata, mas el espíritu vivifica” (2 Co 3:6).
EL MINISTERIO DE JUAN PERMANECERA HASTA LA VENIDA DEL SEÑOR
Vimos que el ministerio de Pablo está basado en las revelaciones que recibió del Señor, las cuales fueron registradas en papel. Sin embargo, el mismo Pablo nos advierte que: “(Dios) nos hizo ministros competentes de un nuevo pacto, no de la letra, sino del espíritu; porque la letra mata, más el espíritu vivifica” (2 Co 3:6). Si leemos las epístolas de Pablo y otras partes de las Sagradas Escrituras sólo para aumentar nuestro conocimiento, eso va a producir muerte y condenación en los otros, y orgullo en nosotros (1 Co 8:1b); pero si usamos nuestro espíritu para obtener vida en la lectura de la Palabra, eso suplirá a las personas con vida y nos hará más humildes.
Pablo también escribió que Dios nos escogió antes de la fundación del mundo y nos predestinó para ser hijos maduros, aptos para reinar con El en el mundo venidero (Ef 1:4; Heb 2:5-7). Por tanto aunque no estemos listos para ser usados por Dios, Él está dispuesto a prepararnos, tal como lo hizo con Pablo y los 12 apóstoles. Cuando vemos que somos parte de este plan tan maravilloso, sólo podemos exclamar como el salmista: ¡¿Qué es el hombre , para que tengas de él memoria, y el hijo del hombre para que lo visites?” (Sal 8:4). Necesitamos permitir que el Señor trabaje en nosotros hoy, a fin de tener una “amplia y generosa entrada” en el reino (2 P 1:10-11).
Para crecer en vida y prepararnos para Su venida, no podemos servir al Señor aisladamente, según nuestras preferencias, sino que necesitamos que otros hermanos cooperen con nosotros. Por esta razón, el Señor Jesús le dijo a Pedro: “De cierto, de cierto te digo. Cuando eras más joven, te ceñías, e ibas donde querías; más cuando ya seas viejo, extenderás tus manos, y te ceñirá otro, y te llevará a donde no quieras” (Jn 21:18). En otras palabras, la vida de Dios en Pedro aún estaba poco desarrollada; su vida del alma ocupaba mucho espacio y por eso, a él le costaba coordinarse con otros.
Entonces pedro, evidenciando su falta de crecimiento espiritual, cuestiono al Señor al respecto de Juan, a lo que Jesús le respondió: “Si quiero que él quede hasta que yo venga, ¿Qué a ti? Sígueme tú” (v.22). Los discípulos no comprendieron lo que eso significaba y pensaron que Juan podía vivir hasta la venida del Señor. Esto quedó oculto por mucho tiempo, pero gracias a Dios, hoy tenemos claridad de que el Señor se refería al ministerio del apóstol Juan en su madurez, que permanecerá hasta la venida del Señor. Pablo y Pedro fueron martirizados aproximadamente en el año 68 d. C. Sin embargo, por la soberanía del Señor, Juan solo fue tomado preso y exiliado en la isla de Patmos en el año 70 d. C., Dios permitió que el general romano Tito destruyera completamente Jerusalén. Con eso, veinte años después de su aprisionamiento, Juan salió del exilio. Durante aquel periodo; él aprendió a vivir en el espíritu y tuvo cuatro grandes visiones, las cuales están registradas en el libro de Apocalipsis (1:10; 4:2; 17:3; 21:10). Después de eso, según la historia, sabemos que él fue a Éfeso. Ciertamente Juan fue guiado por el Espíritu de Dios a aquella ciudad a fin de ayudar a los hermanos a practicar las verdades recibidas con espíritu y vida, pues “la letra mata, más el espíritu vivifica” (2 Co 3:6).
Punto clave: No servir al Señor aisladamente.
Pregunta: ¿Por qué motivo Dios no permitió que Juan fuera martirizado junto a Pedro?
¡Jesús es el Señor!