Aguas refrescantes 9 de diciembre
“El que bebiere del agua que yo le daré, no tendrá sed jamás”. Juan 4:14.
El Señor Jesús ofrece satisfacción permanente a las almas. ¿Por qué, entonces, estamos con frecuencia insatisfechos? ¿Por qué seguimos anhelando dentro de nosotros por otras cosas. Hemos tomado debida atención de la promesa contenida en este versículo, pero, ¿no hemos pasado por alto la declaración que le procede? Señalando al pozo de Sicar Jesús había dicho: “Cualquiera que bebiere de esta agua, volverá a tener sed”. Es “esta agua” la que ha vuelto a despertar nuestra sed y no puede satisfacerla.
Nunca podrá hacerlo. Nuestro error está en fundar nuestras esperanzas —aun esperanzas cristianas— en las cosas pasajeras del tiempo. Esto explica nuestras desilusiones. La primera frase: “volverá a tener sed” fue necesaria para conducimos a la segunda: “no tendrá sed jamás”. Nosotros, a quienes el Señor desea satisfacer plenamente necesitamos recordar que no debemos hablar de otras fuentes.
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El hecho que venzamos es un milagro
Filipenses 2:13 porque Dios es el que en vosotros realiza así el querer como el hacer por Su beneplácito.
Cualquier cosa que hagamos concordará con el beneplácito de Dios. Dios es el originador de todo lo que nosotros hagamos. Es Dios quien opera en nosotros para hacernos santos. No tenemos que hacer ningún esfuerzo propio, porque todo lo logramos por medio de Dios, quien opera en nosotros. La vida santa y perfecta no se produce por medio de nuestros propios esfuerzos; es exclusivamente obra de Dios.
Para muchas personas nada que no sea un milagro puede librarlos de su iniquidad. Muchas personas no son sensibles a sus fracasos; no perciben cuán desesperada es su situación. Otros se han rendido ante la imposibilidad de abandonar su mal genio, su orgullo o su forma de ser. Saben que nunca lograrán vencer a menos que Dios haga un milagro en ellos. ¿Hay alguien aquí que pueda vencer al pecado? El método del hombre consiste en reprimir el pecado, pero el de Dios consiste en hacer un milagro quitando al viejo hombre y limpiando todo el corazón. Si usted comprende el significado de la victoria de Dios, rebosará de gozo.
No importa si sus pecados son espirituales, carnales, mentales, físicos o de su carácter; tampoco importa si usted puede obedecer a la voluntad de Dios o no, ni si se ha consagrado o no; tampoco importa si usted ha confesado sus pecados o no. El Señor puede hacer este milagro en usted. Si usted no se puede consagrar, el Señor puede hacer que se consagre. Si no puede perseverar, el Señor puede hacerlo perseverar. Dios puede vencer todos los pecados que mencionamos. Cuando El hace un milagro, todo llega a ser posible.
Los versículos del Nuevo Testamento son tomados de la Versión Recobro del Nuevo Testamento. "Palabras del ministerio" proviene de La vida que vence, escrito por Watchman Nee, págs. 49-51. Ambos son publicados por Living Stream Ministry, Anaheim, CA. Los versículos del Antiguo Testamento son tomados de la versión Reina Valera 1960.
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