Aguas refrescantes 24 de diciembre
No tenemos un sumo sacerdote que no pueda com¬padecerse de nuestras debilidades. Hebreos 4: 15.
¿Por qué no entró nuestro Señor en este mundo ya como un hombre maduro? ¿Por qué fue necesario que fuera concebido como un bebé, ser criado y cuidado, hasta que gradualmente llegó a ser un adulto? ¿Por qué estuvo obligado a pasar por treinta años de sufrimiento? ¿No podría haber realizado la obra de la redención vinien¬do al mundo y siendo crucificado tres días después? La respuesta es que sufrió la disciplina y la adversidad, la frustración y la desilusión, para poder identificarse en simpatía conmigo y contigo.
Simpatía significa compasión, o "sufriendo juntos". El siente contigo. El siempre se compadece de tus debilidades. No de los pecados que tú cometes, pero sí de los sufrimientos de tu cuerpo y las tristezas de tu alma. Ello ha pasado todo. No sólo tiene la gracia para salvarte; también tiene un corazón para compadecerse de ti.
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Hacemos nosotros a Dios mentiroso?
Colosenses 3:4 Cuando Cristo, nuestra vida, se manifieste, entonces vosotros también seréis manifestados con El en gloria.
2 Corintios 12:9 Y me ha dicho: Bástate Mi gracia; porque Mi poder se perfecciona en la debilidad...
En Chefoo le pregunté a una hermana si ella ya había soltado todas las cosas, y ella respondió: “Sí, porque Dios dice que estoy juntamente crucificada con Cristo”. Después le pregunté si ella había vencido, pero no se atrevía a decir que sí, porque no se sentía segura. Le dije de una manera franca: “Hermana, Dios dice que Jesucristo es su vida, pero usted dice que quizás no lo sea. Dios dice que Jesucristo es su santificación, pero usted dice que es posible que Cristo no sea su santificación. Dios dice que Su gracia le basta a usted, y usted dice que la gracia de Dios tal vez no le sea suficiente. Entre usted y Dios, uno debe de estar mintiendo. O Dios está equivocado o usted lo está. ¿Se atreve usted a decir que Dios es mentiroso? Dios dice que Cristo es su vida, pero usted dice que tal vez no lo sea. Dios dice que Cristo es su santificación, pero usted dice que quizás no. ¿Está usted dando a entender que la Palabra de Dios no es confiable?” En ese momento la expresión de su rostro cambió y replicó inmediatamente: “No quise decir eso. Yo sí creo en la Palabra de Dios”. Hermanos y hermanas, si aún están dudando, si todavía se preguntan si Cristo es su vida, o si Él es su santificación, esto no es insignificante. Puedo decirles francamente que están haciendo a Dios mentiroso.
W. Nee
Jesús es el Señor!
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