Aguas refrescantes 10 de diciembre
Y caminó Enoc con Dios, después que engendró a Matusalén. Génesis 5:22.
Nada sabemos de Enoc hasta que cumplio los sesenta y cinco años, pero después que engendró a Matusalén descubrimos algo especial: leemos que caminó por trescientos años con Dios, antes de que fuera llevado. Esto es muy significativo. Cuando le sobrevino la carga de tener una familia, Enoc tomó conciencia de su incapacidad. Sintió el peso de la responsabilidad y se acercó a Dios.
El relato no dice que caminó con Dios sólo después del nacimiento de Matusalén, sino que en forma individual mantuvo esta asociación personal como si estuviera convencido de que sin la intimidad con Dios, no podría criar a su hijo. Tampoco nos dice el relato que los hijos lo distrajeron de su comunión con Dios. Durante esos tres siglos tuvo muchos hijos e hijas, pero todo el tiempo caminó con Dios. La paternidad en sí no debiera impedir a los hombres y mujeres que caminen de esta manera con el Señor. Por el contrario, dado que la responsabilidad de criar una familia revela el verdadero estado espiritual de cada uno, con más razón debiera constreñirnos a vivir de esta manera. Cuando la peregrinación concluyó Enoc “desapareció porque le llevó Dios”.
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El objetivo de la consagración
Romanos 12:1 “Así que, hermanos, os exhorto por las compasiones de Dios, que presentéis vuestros cuerpos en sacrificio vivo, santo, agradable a Dios, que es vuestro servicio racional”.
El objetivo de la consagración no es convertirnos en predicadores de Dios ni en obreros Suyos, sino servirle, y el servicio es el resultado. En el idioma original, la palabra servicio significa "esperar", lo cual significa que la persona está preparada para servir. Debemos recordar que el objetivo de la consagración es que esperemos a Dios. Pareciera que esperar a alguien no fuera un trabajo muy arduo; sin embargo vemos que esperar a Dios significa que uno se tiene que levantar cuando Él así lo disponga. Si Él quiere que uno se haga a un lado, uno se hace a un lado; y si Él quiere que uno corra, uno corre. Esto es lo que significa esperar.
Dios requiere que todos los cristianos presenten sus cuerpos como servicio a Él. Esto no significa necesariamente que Él quiera que usted se pare en el púlpito o vaya a evangelizar a un lugar remoto, sino que lo atienda a Él. Si Dios envía a alguien a predicar, esa persona no tiene otra alternativa que obedecer. Todo nuestro tiempo es de Dios, y cada uno de nosotros debe esperarle. La obra que cada uno de nosotros hace es flexible y debemos aprender a esperarle. Presentamos nuestros cuerpos para servir a Dios.
W. Nee
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