Aguas refrescantes 20 de diciembre
“Yo he oído tu oración, y he visto tus lágrimas”. 2 Reyes 20:5.
¡Qué bueno es saber que Dios ve nuestras lágrimas! Mientras Ezequías oraba también lloraba, y Dios respondió. Tales oraciones, regadas con lágrimas, pueden mover el corazón de Dios. Pareciera que lo que no puede mover a tu corazón, tampoco puede mover el corazón de Dios. Un llanto delante de los hombres puede revelar tu debilidad y falta de hombría, pero un llanto delante de Dios es distinto.
Tengamos presente esto, que las lágrimas son inútiles si no son derramadas delante de Dios. Hay personas que son propensas a llorar, pero si el llanto de un hombre expresa compasión por sí mismo, no producirá resultados positivos. Por otra parte, las lágrimas acompañadas de la oración, son efectivas. Por lo tanto, cada vez que lloramos de tristeza, ¿por qué no agregamos la oración?. Las súplicas del Señor Jesús subieron a Dios, “ofreciendo ruegos y súplicas con gran clamor y lágrimas” y “fue oído a causa de su temor reverente” (He. 5:7).
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La fe genuina es inconmovible
Hebreos 4:2-3 “Pues, también a nosotros se nos ha anunciado la buena nueva lo mismo que a ellos; pero no les aprovechó la palabra oída, por no ir mezclada con la fe en los que la oyeron. Porque los que hemos creído entramos en el reposo, de la manera que El dijo: “Como juré en Mi ira, ¡No entrarán en mi reposo!” aunque Su obra creadora fue acabada desde la fundación del mundo”.
Veamos ahora la relación que existe entre la prueba de nuestra fe y la victoria. Dios desea poner a prueba nuestra fe para asegurarse de que sea una fe verdadera. La fe genuina perdura, pero la fe que no dura mucho no es fe en absoluto. La fe genuina siempre dura un largo tiempo. Seguirá creyendo después de tres días, un mes, un año, diez años o hasta cincuenta años. La fe genuina puede vencer uno, cinco o diez obstáculos, y seguirá creyendo aun después de ser probada una vez, cinco veces o siete veces. La fe que es efímera, que se derrumba o se desvanece después de una leve sacudida, no es fe en absoluto. La fe es perdurable.
En la Biblia podemos ver que vencer depende de creer en la Palabra de Dios. Dios dice que Su Hijo es nuestra vida, nuestra cabeza, nuestra victoria, nuestra santificación y nuestro poder. Sabemos que Él llevó nuestras cargas y se responsabilizó de todos nuestros asuntos. Sabemos que Él nos da perseverancia y mansedumbre, y que Él abastece nuestro interior de todo lo que necesitamos. Damos gracias y alabamos al Señor porque sabemos esto y lo creemos. Pero esta fe necesita pasar por la prueba.
W. Nee
Jesús es el Señor!
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