El patrón de los que reinaran con Cristo – semana 4
Lunes
Lectura bíblica: Mt 5-7
Leer con oración:
"Bienaventurados los pobres en espíritu, porque 4eellos es el reino de los cielos"
(Mt 5:3).
VACIARSE EN EL ESPÍRITU
Este es el cuarto mensaje, el cual abordará el patrón del vivir de los que reinarán con Cristo. Este patrón fue establecido por el Señor Jesús mismo y quedó registrado en los capítulos del 5 al 7del Evangelio de Mateo.
Si queremos reinar con el Señor en la era venidera necesitamos practicar el patrón establecido por Él. Como vimos anteriormente, durante el reino milenario habrá ciudadanos, los cuales formarán parte de las naciones, y los vencedores que reinarán con el Señor.
Para ser un ciudadano del reino, las exigencias son bajas, pero, para aquellos que reinarán, son mucho más elevadas. En el mundo secular, para llegar a ser ciudadano de cierta nación, basta con cumplir algunos requisitos descritos en sus leyes.
Sin embargo, para que alguien se convierta en un administrador público y competente, es necesario mucho más. Quien tiene interés en esto debe esmerarse estudiando, y si anhela una función de nivel superior, primero debe graduarse, y tal vez tenga que hacer algunos cursos específicos del área gubernamental. Después, tendrá que someterse a diversas pruebas y, si fuere aprobado, podrá tomar posesión del cargo público, al inicio de la carrera.
Después de trabajar durante algún tiempo y comprobar su competencia, es posible que sea ascendido a una función de gerencia y, quién sabe, algún día, después de mucho esfuerzo, logre escalar a la función de administrar una actividad o sector importante del gobierno.
Todo esto nos demuestra que los requisitos necesarios para ser un ciudadano son pocos, pero, para llegar a ser una autoridad gubernamental, se exige mucho más.
Para entrar en el reino de los cielos y ganar el galardón de ser sus gobernantes, es similar. Es necesario pasar por un proceso de preparación el cual no es sencillo y, ciertamente, por nosotros mismos jamás lograríamos alcanzar tal patrón exigido.
¡Pero gracias al Señor! Él mismo nos está preparando para esto. Si buscamos el crecimiento de vida, podremos cumplir todas las exigencias y alcanzaremos el patrón necesario para reinar con Cristo.
Confieso que, al inicio de estos mensajes, al darme cuenta de las características del patrón del vivir de los que reinarán con Cristo, me sentí incapaz de alcanzarlo. Pero, después de leer varias veces esta porción bíblica y considerarla delante del Señor, comencé a creer que sí puedo satisfacer estas exigencias.
Llegué a esta conclusión después de que el Señor me iluminó y percibí que desde la primera bienaventuranza nos es presentado un camino muy bueno y accesible: el de vaciarnos en el espíritu. Si hacemos esto, no nos será imposible cumplir los demás requisitos.
Gracias al Señor, porque de hecho, durante mucho años hemos tenido la práctica de negarnos a nosotros mismos, de negar la vida del alma. Esto es vaciarse, es hacerse un pobre en espíritu, conforme a Mateo 5:3. Por estar practicando esto, tuve más esperanza y fe.
Cuando llegamos al segundo mensaje sobre este asunto, recibí más fe y, en el tercer mensaje, sentí aun más aliento. Ahora, en esta cuarta semana, creo que, por vivir más en el espíritu, es posible que todos alcancemos el patrón presentado por el Señor en estos capítulos.
El camino de la vida es estrecho, pero tenemos los recursos para andar en él. Necesitamos continuar negando la vida del alma y así creceremos en vida hasta
alcanzar el patrón establecido por el Señor.
Punto clave: El punto de partida para alcanzar el patrón, es vaciarse.
Pregunta: ¿Cómo alcanzamos el patrón exigido por Dios para reinar con Él?
Martes
Lectura bíblica:
Mt 6:22-24; 1 Ti 4:2
Leer con oración:
"La lámpara del cuerpo es el ojo; así que, si tu ojo es bueno, todo tu cuerpo estará lleno de luz" (Mt 6:22).
LA LÁMPARA DEL CUERPO
Los versículos 22 y 23 de Mateo 6 registran que el Señor nos dio una advertencia sobre la luz en nuestro interior.
Las palabras del Señor indican que existe una luz en nosotros, que viene de nuestro corazón. Asimismo, los ojos pueden ser buenos o malos, dependiendo de lo que hay en nuestro corazón (Dt 15:9). Si los ojos de nuestro corazón están abiertos para conocer la voluntad de Dios, estaremos en la luz (Ef 1:18; 5:17). De lo contrario, no lograremos discernir lo que viene de Dios y lo que viene de nosotros mismos, porque estaremos en tinieblas. Por eso necesitamos siempre vaciamos de lo que creemos que es correcto para que la voluntad de Dios y Su luz llenen nuestro corazón.
Veamos algo más sobre el corazón, a la luz de la revelación bíblica. Sabemos que el alma tiene tres partes: mente, emoción y voluntad. El espíritu humano, por su parte, también es tripartito y compuesto por la conciencia, la intuición y la comunión. Lo que la Biblia llama el “corazón” es un órgano compuesto por las tres partes del alma -mente, emoción y voluntad-, más una parte del espíritu: la conciencia.
La conciencia es la parte del espíritu humano responsable de nuestro contacto con Dios. Además es la que aprueba o reprueba nuestras actitudes, si son correctas o no.
Por tanto, un corazón correcto, por estar en contacto con el Espíritu de Dios y bajo Su control, es capaz de discernir lo correcto de lo equivocado y guiar la actitud de las personas, mostrándoles lo que deben o lo que no deben hacer. Este control del Espíritu de Dios sobre la conciencia, que influencia al alma, es muy importante para tener un corazón sencillo, que busca a Dios y se inclina por Sus intereses. Con un corazón así, nuestros ojos serán buenos y nuestro ser brillará, es decir, expresará a Dios.
Lamentablemente muchos tienen la conciencia cauterizada, es decir, que no funciona correctamente. Esto hace que el corazón de tales personas sea insensible al hablar de Dios y pierda todo sentir con relación a lo que es correcto o equivocado; por eso ellas hacen lo que quieren, viven conforme a la voluntad de su alma o de su carne.
Mateo 6 continúa: "Ninguno puede servir a dos señores; porque o aborrecerá al uno y amará al otro, o estimará al uno y menospreciará al otro. No podéis servir a Dios y a las riquezas" (v. 24). Sabemos! que Mamón es el dios de las riquezas que se opone a Dios. Así que, es imposible que sirvamos simultáneamente a Dios y a las riquezas; si intentamos hacerlo, fracasaremos.
Cuando alguien vive ajeno a Dios, queda totalmente bajo el control de Mamón, es decir, se convierte en alguien totalmente controlado por las riquezas. Esto no sólo se refiere a las personas que no tienen la vida de Dios. Incluso nosotros, Sus hijos, necesitamos ser precavidos con respecto a esto, pues si nos enredamos con los afanes de este mundo, no lograremos servir al Señor.
Existen muchos hermanos que antes servían muy bien al Señor, pero cuando se enredaron con Mamón, quedaron comprometidos y no lograron desligarse de él. El dios de las riquezas es sofocante y exigente: mientras más las personas se envuelven con él, más las subyuga y esclaviza.
En Mateo 6:24 el Señor nos da dos posibilidades de elegir: o nos enredamos con Mamón o servimos a Dios. Para hacer la elección adecuada, es necesario que nuestro corazón sea sencillo, que esté bajo el control del Espíritu de Dios. Así nuestros ojos serán buenos, todo nuestro ser será iluminado y no seremos engañados por las preocupaciones del sustento.
Para intentarnos atraer, Mamón hace que nos preocupemos por nuestro sustento, esto resulta en ansiedad y esclavitud por las cosas materiales. Necesitamos acordamos de que somos hijos de Dios y que nuestro Padre cuida de nosotros. Si los ojos de nuestro corazón son iluminados por la luz que viene del Espíritu que mora en nosotros, decidiremos servir al Señor.
Punto clave: Servir al Señor.
Pregunta: ¿De qué manera comenzamos Señor sin preocupamos por el sustento?
Miercoles
Lectura bíblica: Mt 6:25-34; 7: 1-5
Leer con oración:
"No juzguéis, para que no seáis juzgados. Porque con el juicio con que juzgáis, seréis juzgados, y con la medida con que medís, os será medido" (Mt 7:1-2).
SIN ANSIEDAD NI JUICIO
Mamón, el dios de las riquezas, usa la preocupación por el sustento y el futuro, para producir ansiedad en nosotros, con el propósito de que lo sirvamos. Pero, gracias al Señor, tenemos un Dios y Padre que cuida de nuestras necesidades.
Algunos por no entender este principio pueden preocuparse por su subsistencia. Pero, en el versículo 26 de Mateo 6, el Señor advierte: "Mirad las aves del cielo, que no siembran, ni siegan, ni recogen en graneros; y vuestro Padre celestial las alimenta. ¿No valéis vosotros mucho más que ellas?".
Este versículo nos ayuda a abrir los ojos del corazón para ver que somos hijos de Dios y, puesto que valemos más que las aves, no necesitamos preocupamos, porque nuestro Padre celestial nos sustentará.
Cuando nuestros ojos interiores son abiertos, percibimos que: "¿quién de vosotros podrá, por mucho que se afane, añadir a su estatura un codo?" (v. 27). No podemos añadir a nuestra estatura un codo por afanarnos; por el contrario, mientras más nos aquietamos, recibimos más la palabra de Dios y somos más iluminados para ver que el Señor se preocupa por nuestras necesidades.
Los versículos del 28 al 30 retornan la ansiedad por la ropa, nos llevan a considerar cómo crecen los lirios del campo y cómo Dios los viste de una manera maravillosa. Aunque éstos tienen una vida muy corta, el Señor los cuida, con mayor razón aún, cómo no nos dará mucho más a nosotros, puesto que ya no somos personas comunes, sino hijos de Dios. jAleluya!
Ante esto, necesitamos que los ojos de nuestro corazón sean abiertos para que seamos librados de toda ansiedad y busquemos primeramente el reino de Dios y Su justicia. Necesitamos practicar la oración de Mateo 6: 10: "Venga tu reino. Hágase tu voluntad, como en el cielo, así también en la tierra". Esto es buscar primeramente el reino de Dios y Su justicia para que todas las demás cosas nos sean añadidas.
No es necesario que nos preocupemos por el día de mañana, sino aprovechemos cada día para disfrutar con alegría lo que el Señor nos provee. .
Prosiguiendo en el capítulo 7 de Mateo, vemos que el Señor habló de no juzgarnos los unos a los otros: "No juzguéis, para que no seáis juzgados. Porque con el juicio con que juzgáis, seréis juzgados, y con la medida con que medís, os será medido" (vs. 1-2). A nuestro ser natural, a nuestra alma, le gusta criticar y juzgar a los demás. Por esto, a fin de que no emitamos juicio contra las personas, los ojos de nuestro corazón tienen que ser abiertos. En vez de juzgarlas, debemos dejar que el Señor trate con sus fallas.
A muchos les gusta ver la paja en el ojo de su hermano, pero no la viga que está en el ojo suyo. La paja es una partícula de mínimas dimensiones. Pero una viga. es de un tamaño considerable. Esto quiere decir que, en realidad, lo que está en el que ve la paja es mucho mayor de lo\que está en el ojo del otro.
Por eso, al mirar a alguien y percibir la paja en su ojo, en vez de criticar a esa persona, debemos volvernos inmediatamente al espíritu y orar al Señor: "Señor, mi hermano tiene una paja en el ojo. ¿Será que la paja que está en mi ojo es más grande que la paja que él tiene?".
Si oramos así, nuestros ojos serán abiertos y podremos decir: "¡Señor, ten misericordia de mi! Al ver la paja de mi hermano, estoy viendo que yo tengo una viga en el mío".
Si tenemos una viga en el ojo, ¿Cómo podemos tener los ojos iluminados? No sólo tenemos que sacar las pelusas de nuestros ojos físicos, sino mucho más, sacar la viga que está en nuestros ojos interiores.
Este es el patrón del vivir de aquellos que un día ejercerán autoridad con Cristo en Su reino. ¡Aleluya!
Punto clave: No nos afanemos.
Pregunta: ¿Cuál es la diferencia entre la "paja" y la "viga"?
Jueves
Lectura bíblica:
Lv 11:7; Mt 7:6; Fil3:2; Ap 12:1-6
Leer con oración:
"Por lo demás, hermanos, gozaos en el Señor. A mí no me es molesto el escribiros las mismas cosas, y para vosotros es seguro" (Fil 3: 1).
NO ECHAR LAS PERLAS A LOS CERDOS
Continuando en el capítulo 7 del Evangelio de Mateo, leemos: "No deis lo santo a los perros, ni echéis vuestras perlas delante de los cerdos, no sea que las pisoteen, y se vuelvan y os despedacen" (v.6). Las perlas, en este versículo, se refieren a la palabra de Dios, especialmente, a las verdades bíblicas.
Para comprender mejor este versículo, necesitamos remontarnos al capítulo 11 del libro de Levítico, que habla de los animales limpios e inmundos.
De acuerdo con el texto bíblico, los animales limpios tienen la pezuña hendida, dividida en dos y son rumiantes. Entre éstos se encuentran, por ejemplo, los bueyes y las ovejas. Pero el cerdo, a pesar detener la pezuña hendida, es clasificado como inmundo porque no rumia, y el perro también tiene la misma clasificación, puesto que no tiene pezuña hendida ni rumia.
El hecho de que los animales limpios rumian representa que Dios desea que tengamos la práctica de buscar extraer al máximo el alimento espiritual que recibimos. Por su parte, la pezuña hendida, indica la capacidad de discernir entre lo que es santo de lo que no lo es, es decir, si la palabra que alguien pronuncia viene o no de Dios. !
Por tanto, las personas representadas por los animales limpios son aquellos que mastican reiteradas veces el alimento espiritual, extrayendo así el máximo de los nutrientes y además, tienen el espíritu de discernimiento para identificar si la palabra que escuchan proviene de Dios o no.
Las personas llamadas perros o cerdos, por su parte, representan a aquellos que no valoran la preciosidad contenida en la palabra de Dios, representada por las perlas. Tanto los perros como los cerdos tragan el alimento vorazmente, prácticamente sin masticar ni saborearlo.
Quiero contarles mi experiencia con relación a esto. Cuando como carne asada -que es una carne exquisita- sin masticarla adecuadamente, parece ser como cualquier otra carne, pero, cuando la mastico correctamente, puedo saborearla mejor.
De vez en cuando le doy a mi perro los restos de la carne y él se los traga de un solo bocado, sin masticarlos. Esto nos muestra que no debemos entregarles lo mejor que tenemos de la palabra de Dios y Su revelación a personas que son como perros o cerdos .
Hace algún tiempo atrás, el Señor nos dio una gran revelación sobre Apocalipsis 12. Vimos la figura de una gran águila -que representa a la iglesia, la mujer universal- y en oposición a ella, vimos al dragón. Esto nos dio testimonio de lo que está descrito en Apocalipsis 12, por eso apreciamos mucho esta visión.
Esta revelación no nos fue dada sólo a nosotros, sino a todas las iglesias de la tierra. No obstante, hay algunos quienes nos critican y condenan.
Por eso, en vez de dar las preciosas revelaciones que el Señor nos confió a personas así, debemos practicarlas. Seamos como los animales limpios, que disciernen las cosas espirituales y extraen de ellas las riquezas.
Con el discernimiento espiritual, identificamos y rechazamos lo que no proviene de Dios y retenemos lo que proviene de Él. Para ello, debemos rumiar Su Palabra para digerirla y absorberla.
El Señor hizo hincapié en poner estos ejemplos en la Biblia para que aprendamos a valorar Su Palabra y podamos discernir con quién la compartimos.
Punto clave: Rumiar la Palabra.
Pregunta: ¿Cuál es el principal beneficio que recibimos al rumiar la Palabra?
Viernes
Lectura bíblica:
Dt 14:6, 8
Leer con oración:
"¡Cuán dulces son a mi paladar tus palabras! Más que la miel a mi boca" (Sal 119: 103).
RUMIAR LA PALABRA DE DIOS (1)
Ayer vimos en Levítico 11, que los animales considerados limpios son los que tienen pezuña hendida y rumian el alimento. Estos animales representan a las personas que saben discernir lo que es terrenal de lo que es celestial y además, se esmeran por extraer las riquezas de la palabra de Dios, así como un rumiante mastica el pasto hasta extraer lo máximo posible de sus nutrientes.
Tengo una experiencia que me gustaría contarles a fin de enriquecer este asunto.
Cuando voy con otros hermanos a un restaurante donde hay carnes y parrilla, observo que algunos mastican muy rápido y enseguida tragan la carne. Antes yo era así; masticaba rápido cualquier tipo de carne. Pero un día fui ayudado por el hermano Witness Lee.
Cierta vez, fui invitado por él a comer a su casa. Su esposa nos preparó algunos platillos, entre ellos, dos vasijas de arroz. Cuando ella puso una porción delante de mí yo la devoré rápidamente.
El hermano Lee me quedó mirando y me preguntó: "Hermano Dong, ¿ya terminó?", y yo le respondí que sí. Entonces me dijo: "Usted comió muy rápido, es necesario masticar mejor los alimentos, porque al tragar rápido, sin masticar adecuadamente, la digestión no será suficiente para que los nutrientes sean absorbidos por el organismo. Lo correcto es masticar treinta veces cada porción de comida".Ohhhh!
Le pregunté: "Hermano Lee, si el objetivo de masticar treinta veces la comida es triturarla, en este caso, ¿no sería mejor ponerla en la licuadora, batirla un poco y así quedará en su punto ideal para ser ingerida?".
Él me respondió explicándome que en realidad, masticar no sólo tiene como objetivo triturar los alimentos, sino la mezcla de la saliva con el bolo alimenticio. "La saliva -dijo- tiene un papel muy importante para el buen funcionamiento de la digestión".
Aparte de ser importante en la digestión, masticar es crucial para la degustación. Si quiere apreciar todo el sabor de la comida, es importante que la mastique muchas… veces antes de tragarla.
Debemos tener esta misma práctica con relación a la palabra de Dios. Mientras más la saboreamos, al masticada, más la apreciaremos y más nutrientes extraeremos de ella. Así la comida llegará a formar parte de nuestra constitución interior, nos hará crecer en la vida de Dios hasta que lleguemos a ser hijos maduros, como desea nuestro Padre.
Punto clave: Masticar la Palabra varias veces.
Pregunta: ¿Por qué masticar es importante en el proceso de la digestión?
Sábado
Lectura bíblica:
Jn 10: 11, 14-15
Leer con oración:
"Yo soy el buen pastor; el buen pastor su vida da por las ovejas" Jn 10:11). .'"
RUMIAR LA PALABRA DE DIOS (2)
Rumiar la palabra de Dios es una práctica muy importante para nuestra vida cristiana. Por medio de esta práctica podemos digerir y asimilar mejor la vida que hay en la Palabra y así vivir por medio de ella Jn 7:57,63).
Por lo general, se piensa que la digestión sólo comienza en el estómago, pero esto no es cierto. La primera etapa digestiva ocurre en la boca, durante la masticación, que tritura el alimento y se mezcla con la saliva. Estos dos procesos -la trituración y la mezcla con la saliva- son muy importantes para la calidad de la digestión y en consecuencia, la absorción de los nutrientes alimenticios.
En los animales rumiantes, la etapa de masticación es aun más importante que para el hombre, porque ellos mastican el forraje la primera vez y más tarde, hacen que éste vuelva del estómago a la boca, a un nuevo ciclo de masticación. Este proceso de masticación múltiple -rumiar- hace que los alimentos queden bien digeridos y el animal absorba bien los nutrientes.
Con los animales considerados inmundos ocurre lo contrario. Los perros y los cerdos, por ejemplo, tragan con voracidad el alimento prácticamente sin masticarlo. Esto hace que su digestión no sea tan eficiente como la de los rumiantes.
Todo esto sirve para mostrarnos que debemos ser como los animales limpios -rumiantes, con pezuña hendida-, y no como los cerdos y los perros. En el espíritu, nosotros rumiamos la Palabra que el Señor nos ha hablado.
En nuestra práctica en la vida de la iglesia, participamos de las conferencias internacionales en la Estancia Árbol de la Vida, que tiene una frecuencia semestral. Allí rumiamos la Palabra durante nueve días. Pero no nos detenemos allí. Después esas mismas palabras son publicadas en libros -el Alimento Diario-, por medio del cual volvemos a rumiar nuevamente durante seis meses más. Al usar el Alimento Diario, primero lo leemos individualmente -o en familia- en nuestras casas, después tenemos las reuniones de los grupos familiares, donde comemos esas palabras con los hermanos que son más cercanos a nosotros y, finalmente, las masticamos una vez más en las reuniones de carácter ministerial del fin de semana.
Con esta práctica de rumiar la palabra de Dios, hemos extraído muchas riquezas espirituales que, al entrar en nuestro espíritu, han nutrido nuestra vida cristiana. ¡Aleluya!
Punto clave: Rumiar la Palabra para crecer en vida.
Pregunta: ¿Cuál es la mejor manera de usar el Alimento Diario?
Domingo
Lectura bíblica:
Mt 7:7-15; 1 Co 3:11-15; 2 P l:11
Leer con oración:
"Porque de esta manera os será otorgada amplia y generosa entrada en el reino eterno de nuestro Señor y Salvador Jesucristo" (2 P 1:11).
LA META DE RUMIAR LA PALABRA
En los días anteriores hemos hablado sobre la importancia de rumiar la palabra de Dios. El propósito al hacer esto está registrado en Mateo 7: 7 -8, que muestra el registro de las siguientes palabras del Señor: "Pedid, y se os dará; buscad, y hallaréis; llamad, y se os abrirá. Porque todo aquel que pide, recibe; y el que busca, halla; y al que llama, se le abrirá". Pedir, buscar y llamar pueden ser aplicados a nuestra práctica de rumiar la palabra de Dios. En otras palabras, rumiamos la Palabra hasta que nos sea dada, hasta hallarla y hasta que se nos abra.
Esto significa que, si por medio del espíritu rumiamos la Palabra, no sólo extraeremos de ella sus nutrientes y creceremos en vida, sino que también obtendremos de parte de Dios lo que Él ha reservado para nosotros.
Continuemos con los versículos 13 y 14 del mismo capítulo: "Entrad por la puerta estrecha; porque ancha es la puerta, y espacioso el camino que lleva a la perdición, y muchos son los que entran por ella; porque estrecha es la puerta, y angosto el camino que lleva a la vida, y pocos son los que la hallan".
Esta porción nos muestra que necesitamos escoger el camino de la vida, aunque éste sea estrecho. Nosotros hemos entrado por la puerta y mientras más andamos en este camino, se nos hará más angosto, y esto nos habilitará para entrar en el reino.
Para andar en este camino, necesitamos olvidar lo que queda atrás y avanzar hacia adelante. Es necesario que miremos hacia adelante porque así veremos que el Señor Jesús nos está llamando a cada uno de nosotros para entregarnos la corona. ¡Alabado sea el Señor! ¡Nosotros encontramos este camino y vamos a avanzar en él hasta el final!
El Señor también habló de estos dos tipos de árboles y de sus respectivos frutos: ' sí, todo buen árbol da buenos frutos, pero el árbol malo da frutos malos. No puede el buen árbol dar malos frutos, ni el árbol malo dar frutos buenos. Todo árbol que no da buen fruto, es cortado y echado en el fuego. Así que, por sus frutos los conoceréis" (vs. 17-20). Esto nos muestra que podemos conocer a las personas por los frutos de sus obras. Estos versículos tienen una estrecha relación con lo que vimos antes sobre tener los ojos del corazón iluminados. Es decir, sólo cuando estamos en el espíritu y tengamos los ojos del corazón abiertos e iluminados, podemos identificar si los frutos del árbol son buenos o malos.
Solamente un buen árbol produce buenos frutos. De igual manera, la situación espiritual de alguien es reconocida por los frutos que produce. Cuando una persona vive en la mente y tiene la práctica de analizar la Biblia a fin de extraer las verdades bíblicas, probablemente producirá sólo frutos mentales. Pero, si comemos del árbol de la vida, produciremos frutos buenos y abundantes -frutos en racimos-.
Los versículos del 24 al 27 tratan de los fundamentos de la edificación. Además de saber sobre cuál fundamento estamos edificando -si es sobre la roca, que es Cristo, o si es sobre la arena, es decir, el simple conocimiento sin la práctica de la Palabra- necesitamos prestar atención. al material que estamos utilizando.
El apóstol Pablo en 1 Corintios 3: 11 15 mencionó que podemos edificar con materiales de dos categorías. La primera categoría comprende a la madera, el heno y la hojarasca, y la segunda categoría comprende al oro, la plata y las piedras preciosas.
Sobre el firme fundamento, que es el Señor Jesús, edificamos con la naturaleza divina añadida a la naturaleza humana. Por eso necesitamos edificar con oro, plata y piedras preciosas.
Si edificamos con estos materiales, tendremos la expresión de la naturaleza de nuestro Padre celestial y llegaremos a ser aptos para pasar por el juicio del Señor en el futuro.
Así, cuando el Señor venga en Su juicio y nos mire, dirá: "No necesitas ser juzgado, entra en el reino, porque tu vivir expresó lo que está registrado en los capítulos 5, 6 y 7 de Mateo". iAleluya!
Punto clave: Por los frutos conocemos al árbol.
Pregunta: ¿De qué manera usted ha edificado la iglesia?
Lectura de apoyo:
¿Cómo servir a Dios? - Cap. 19 - Dong Yu Lan.
La visión celestial- cap. 3 Dong Yu Lan.
Aguas refrescantes 11 de Enero
“Por tanto, Jehová esperará para tener piedad de vosotros”. Isaías 30: 18.
Dios es un maravilloso Orador. Pero más sorprendente es descubrir que es un gran Oidor. En el libro de Job más de treinta capítulos, en un total de cuarenta y dos, registran nada más que discursos de varios hombres. A través de veintinueve capítulos enteros Job y sus tres amigos hablaron y durante todo este tiempo Dios escuchó silen¬ciosamente. Hubo otro oidor también. Un hombre llamado Eliú, temeroso de Dios, que de una manera llamativa se retuvo de hablar mientras los otros tres trataban de silen¬ciar a Job Y éste a su vez trataba de rebatirles. Finalmente Eliú no pudo contenerse más y prorrumpió en un elocuen¬te discurso que cubre seis capítulos más del libro de Job.
Eliú era un buen oidor, pero su paciencia tenía limita¬ciones. Solo Dios podía escuchar con paciencia ilimitada.
Escuchar atentamente todo lo que Job tenia que decir, todo lo que sus amigos dijeron, y también todo lo que Eliú dijo. Ellos hablaron y hablaron mientras Dios sólo escuchaba hasta que los cuatro quedaron exhaustos. Dios tiene una sorprendente paciencia y habilidad para escuchar, y al fin tener piedad de los hombres.
W. Nee
Jesús es el Señor!
laiglesiaenarmenia@yahoo.com,