El patrón del vivir de los que reinaran con Cristo – semana 7

El patrón del vivir de los que reinaran con Cristo – semana 7
Lunes
Lectura bíblica:
Mt 16:6,11-12; 1 Co 5:7-8
Leer con oración:
"Limpiaos, pues, de la vieja levadura, para que seáis nueva masa, sin levadura como sois; porque nuestra pascua, que es Cristo, ya fue sacrificada por nosotros" (1 Co 5:7).
CRISTO - NUESTRO VERDADERO ALIMENTO
Llegamos a uno de los capítulos más importantes del evangelio de Mateo, el capítulo 16, en el cual vemos la revelación de la iglesia. Generalmente, cuando estudiamos esta porción de la Palabra, comenzamos a leer a partir del versículo 13; no obstante, si vemos el contexto más amplio, veremos que la intención del Señor al revelar la iglesia fue dar un nuevo comienzo a Sus discípulos, que estaban acostumbrados a las enseñanzas, tradiciones y costumbres del judaísmo, que predominaba en la región.
Hasta el capítulo 16 del Evangelio de Mateo el Señor Jesús ya había hecho muchos milagros, como por ejemplo, la multiplicación de los panes y los peces. Después de ese milagro, el Señor despidió a las multitudes, dejó a los fariseos y fue al otro lado del Mar de Galilea, acompañado sólo por Sus discípulos, que en esa ocasión se habían olvidado de llevar pan. Entonces el Señor aprovechó la oportunidad para advertirles con relación a la doctrina de los fariseos, que actuaba como levadura leudando la palabra de Dios.
La Biblia es interpretada de diferentes maneras y muchos usan su interpretación particular como si fuera una enseñanza bíblica. Aunque a veces hacen eso con una buena intención, en su intento de facilitar a las personas el entendimiento de la Palabra, corren el riesgo de dejar de lado el verdadero contenido de lo que el Señor desea hablar. Es como si sirvieran un pan de buena apariencia, pero leudado.
La masa con levadura crece fácilmente, pero eso no aumenta su consistencia nutritiva. Cuando comemos pan, lo hacemos para nutrirnos de la masa, y no de la levadura. Esto significa que debemos prestar atención a nuestra alimentación espiritual, a fin de ser nutridos del verdadero alimento, que es Cristo, la Palabra pura.
Esto también nos muestra que no debemos limitarnos a lo que hemos aprendido, sino permanecer abiertos para recibir las nuevas revelaciones que el Señor nos quiere dar. Por eso, dejemos de lado las interpretaciones de personas cuya enseñanza puede actuar como levadura y adoptemos como nuestra dieta al Señor, que es el pan vivo, puro y sin levadura. Cuando leamos la Palabra, oremos para que el Señor hable directamente con nosotros, así nos alimentaremos de ella, absorbiéndola poco a poco como nuestro suministro de vida. Necesitamos comer la Palabra saboreándola, y no sólo interpretarla. De esa manera, el Señor nos revelará el deseo de Su corazón.
Punto clave: Alimentarse de la Palabra pura.
Pregunta: ¿Por qué la levadura perjudica nuestra nutrición espiritual?
 
Martes
Lectura bíblica:
Sal 36:9; Mt 16: 13
Leer con oración:
"Porque contigo está el manantial de la vida; en tu luz veremos la luz" (Sal 36:9).
EN TU LUZ VEREMOS LA LUZ
Para recibir la revelación de la iglesia, los discípulos del Señor necesitaban estar en un ambiente libre de la influencia de la religión. Por eso Jesús no los llevó a Jerusalén, donde la atmósfera religiosa era muy densa. La religión y la tradición son como la contaminación que hay en el aire, y puede impedir que una persona tenga la revelación de la iglesia.
El Señor Jesús también necesitaba de un lugar para manifestar esa importantísima revelación, por eso llevó a los doce discípulos a Cesarea de Filipo, a los pies del monte Hermón, al norte de Israel, un lugar donde la atmósfera era limpia y el aire puro, es decir, libre de la atmósfera religiosa. En ese ambiente la palabra de Dios fluyó libremente; trajo luz y revelación acerca de la iglesia.
La revelación del Señor siempre es nueva, llena de ¬luz y verdad, conforme a lo que vemos en la primera estrofa del himno 3721: "No vamos hoy a limitar la divina verdad! Al pensamiento tan parcial del hombre natural/ Que la Suprema inspiración nos venga a despertar/ Pues Dios, más luz y mucha más verdad arrojará".
El Señor realmente tiene misericordia de nosotros, pues nos da más luz y verdad, es decir, más revelación. Debemos abandonar nuestros conceptos naturales que limitan la revelación de Dios, para recibida de manera completa. En Su luz, vemos la luz; en Su revelación, tenemos más revelación. ¡Aleluya!
La tercera estrofa de este himno dice: "Los padres en oscuridad comenzaron a andar/ Aquello fue el amanecer, pleno día vendrá/ El sol glorioso hasta el cenit se intensificará/ Pues Dios, más luz y mucha más verdad derramará".
Ya hemos visto en Génesis que la luz del primer día de la creación era difusa, poco definida. Sin embargo, muchos se quedan satisfechos con esa luz que los separa de las tinieblas. No obstante, nuestra necesidad es recibir una luz más intensa, la luz del sol, creada por Dios en el cuarto día, pues esta es la que nos permite obtener vida.
Por tanto, tenemos la Palabra como la luz de la mañana, que inicialmente nos despierta, pero también la tenemos como la luz del mediodía, que nos fortalece y da vigor. Así, somos iluminados y recibimos cada vez más revelaciones. ¡Aleluya!
Punto clave: Dios siempre tiene una revelación nueva para nosotros.
Pregunta: ¿Qué es lo que aprendió del himno 372?
 
Miercoles
Lectura bíblica:
Mt 21: 19-22; 24: 1-2; ]n 4:27-39; Hch 20: 16-17; Ap 11: 15
Leer con oración:
"Porque nosotros somos colaboradores de Dios, y vosotros sois labranza de Dios, edificio de Dios" (1 Co 3: 9) .
LA ENSEÑANZA VIVA PARA LA VIDA Y LA OBRA
Cuando el Señor Jesús estaba entre Sus discípulos, no transmitía únicamente enseñanzas doctrinales, sino principalmente revelaciones prácticas. Su enseñanza era viva, pues Él andaba con los discípulos por diversos lugares, aprovechando las circunstancias para que ellos pudieran extraer lecciones. Cuando el Señor se encontraba con un hecho, una circunstancia o una persona, aprovechaba la oportunidad y les enseñaba algo a los discípulos.
Hoy, de manera semejante, Él nos enseña de este modo porque, de acuerdo con la revelación de la palabra de Dios, cuando el mundo llegue a ser de nuestro Señor y de Su Cristo, ejerceremos autoridad en Su reino. Ciertamente, para que desempeñemos esa función en el futuro, necesitamos no sólo tener la vida divina, sino también, ser personas probadas y aprobadas por el Señor hoy, en el vivir práctico. .
Al servir a los hermanos en la vida de la iglesia, estamos siendo entrenados para gobernar a las naciones en el reino milenario. Al respecto, los misterios del reino de los cielos revelados en Mateo, que están relacionados con las siete iglesias descritas en Apocalipsis, nos iluminan y ayudan a ver cómo servir adecuadamente a las iglesias.
Por ejemplo, el apóstol Pablo encontró dificultades al cuidar de la iglesia en Éfeso. La situación de los efesios no era buena, pues estaban acostumbrados a vivir por sí mismos, en su vida del alma.
Pablo les había revelado el plan de Dios, a fin de que lo practicaran, pero ellos comenzaron a darle más importancia a las fábulas y genealogías interminables, permanecieron en las doctrinas, y se ocuparon sólo en discutir las verdades.
Posteriormente, el apóstol Juan fue a Éfeso para servir a los hermanos y hacer la obra de Dios. Por eso tuvo muchas experiencias, fue perfeccionado por el Señor a fin de ser más útil en el reino venidero.
Por medio de las cartas a las siete iglesias en Apocalipsis, Juan mostró cuál debe ser la práctica adecuada de la vida de la iglesia. En resumen, esas cartas nos dicen que debemos dar importancia principalmente a dos puntos: la vida y la obra. De igual manera, de entre las siete parábolas presentadas en Mateo 13, las cuatro primeras están vinculadas con la vida y las tres últimas corresponden a la obra. En esto podemos ver que los hijos de Dios que entrarán en el reino para ganar el galardón, necesitan ser aprobados en estos dos aspectos.
Por tanto, necesitamos ganar vida por medio de las enseñanzas vivas del Señor Jesús y negociar nuestros talentos en la vida de la iglesia, sirviendo a los hermanos, predicando el evangelio a todos, a fin de completar Su obra.
Punto clave: Probados y aprobados.
Pregunta: ¿Qué necesitamos para ser vencedores?
 
Jueves
Lectura bíblica:
Gn 2:7; 1553:5; Mt 13:46; 2 Co 2: 14
Leer con oración
"Yo soy la vid, vosotros los pámpanos; el que permanece en mí, y yo en él, éste lleva mucho fruto; porque separados de mí nada podéis hacer" (Jn 15:5).
PERMANECER EN CRISTO
Ayer vimos que, para ser vencedores necesitamos crecer en vida y, por medio de esta vida, realizar la obra de Dios. Esta obra es semejante a la producción de la perla mencionada en la sexta parábola de Mateo 13.
La perla es producida cuando un pequeño grano de arena entra en la ostra y la hiere, haciéndola segregar una sustancia que envuelve el grano poco a poco, revistiéndola capa tras capa, y es así como cambia su naturaleza y forma. A través de este proceso, un simple grano de arena se transforma en una valiosa perla.
Antes de creer en el Señor Jesús, éramos como pequeños granos de arena. Un día también nosotros Lo herimos, causándole el sufrimiento de la cruz. Por amor a nosotros, no nos rechazó, sino que, así como hace la ostra con el grano de arena, nos envuelve poco a poco con Su vida.
A medida que el tiempo pasa y por permanecer en el Señor, más de la vida nos es añadida, así somos transformados por medio de la suministración de la naturaleza divina a nuestro ser. Si permanecemos en el Señor, gradualmente seremos transformados en perlas de gran precio.
Si tenemos poco crecimiento de vida, seremos como una pequeña perla. Conforme a la medida que la vida de Dios aumenta en nosotros, llegaremos a ser perlas más grandes y más valiosas para el Señor, que aún continúa creciendo cada vez más.
Individualmente estamos siendo transformados de granos de arena en perlas, pero la iglesia es una perla colectiva producida por el Señor. Cuando percibimos el valor de esta perla, dejamos de lado todo lo que tenemos para comprarla, es decir, abandonamos nuestros conceptos y tradiciones para consagrarnos al Señor en la vida de la iglesia, con alegría y sencillez. ¡Alabado sea el Señor!
Además, después de la experiencia inicial de consagrarnos al Señor en la vida de la iglesia, necesitamos permanecer en Cristo. En otras palabras, esta perla debe permanecer dentro de la ostra. Si permanecemos en Cristo, Él va a continuar trabajando en nosotros, es decir, la perla crecerá cada vez más, pues creceremos más en vida. iAleluya!
Punto clave: Permanecer en Cristo, viviendo la vida de la iglesia, hasta alcanzar el tamaño ideal.
Pregunta: ¿Por qué debemos vender todo para comprar la perla?
 
Viernes
Lectura bíblica:
Mt 16: 13-17; 1 Ca 2: 10; Cal 2:2
Leer con oración:
"Entonces le respondió Jesús: Bienaventurado eres, Simón, hijo de Jonás, porque no te lo reveló carne ni sangre, sino mi Padre que está en los cielos" (Mt 16:17).
LA REVELACIÓN VIENE DIRECTAMENTE DE DIOS
Para conocer al Señor, necesitamos de revelación. Veamos Mateo 16: 13-14: "Viniendo Jesús a la región de Cesarea de Filipo, preguntó a sus discípulos, diciendo: ¿Quién dicen los hombres que es el Hijo del Hombre? Ellos dijeron: Unos, Juan el Bautista; otros, Elías; y otros, Jeremías, o alguno de los profetas". Esto significa que, para las personas en general, el Señor era, a lo sumo, un profeta.
Sin embargo, esa respuesta no Le satisfizo, conforme a lo que vemos en el versículo 15: "El les dijo: Y vosotros, ¿quién decís que soy yo?". El Señor esperaba que Sus discípulos, que lo habían acompañado durante tres años, lo conocieran mejor.
En aquella época, de entre los doce discípulos, Pedro era el líder, pero Jacobo y Juan a veces se quedaban insatisfechos con Pedro porque ellos anhelaban el liderazgo. Pero sabemos que la autoridad no es establecida por hombres, sino por Dios. Así que, fue la voluntad de Dios que Pedro respondiera la pregunta hecha por el Señor: "Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente" (v. 16).
Esta fue una gran revelación. Las personas veían al Señor Jesús como un hombre, a lo sumo como un profeta, pero Simón Pedro respondió: "Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente".
Entonces el Señor le dijo: "Bienaventurado eres, Simón, hijo de Jonás, porque no te lo reveló carne ni sangre, sino mi Padre que está en los cielos" (v. 17). En otras palabras, esto no es algo que el hombre pueda conocer o imaginar, pues se trata de la revelación proveniente de Dios mismo. Fue Dios quien le reveló Cristo a Pedro. Colosenses nos muestra claramente que el misterio de Dios es Cristo (2:2). Esta designación -Cristo- está relacionada con la comisión para la obra. En Su esencia, Él es el Hijo del Dios viviente, conforme a lo que también fue revelado en Mateo 16.
¡Gracias al Señor por esta revelación! La revelación de Cristo en el corazón del hombre no es sólo esencial para su experiencia inicial de salvación -cuando su espíritu es salvo-, sino que necesita ocurrir diariamente, para la salvación del alma. Podemos conocer más a nuestro maravilloso Señor. Esto es posible porque Dios nos revela todas las cosas por el Espíritu. Somos bienaventurados por tener esta grandiosa revelación.
Asimismo, cuando predicamos el evangelio a las personas, debemos orar a Dios para que también le dé la revelación con respecto a nuestro Señor Jesucristo.
Punto clave: Por el espíritu obtenemos la revelación.
Pregunta: ¿Por qué somos bienaventurados?
 
Sábado
Lectura bíblica:
Mt 16:18-19; 1 Co 3:11-13; Ef 5:32; 1 P 2:2
Leer con oración:
"Y yo también te digo, que tú eres Pedro, y sobre esta roca edificaré mi iglesia; y las puertas del Hades no prevalecerán contra ella" (Mt 16:18).
EDIFICAR CON EL DIOS TRIUNO
Así como el Señor reveló la iglesia a Sus discípulos, conforme a lo registrado en Mateo 16, Él también desea darnos más revelaciones. Después que el Padre reveló que Él es el Cristo, el Hijo del Dios viviente, Jesús también reveló Su misterio, que es la iglesia, según Efesios 3:4-6, 10.
El fundamento de la iglesia es Cristo, la roca sobre quien edificará Su iglesia. La Biblia muestra esto en varias porciones. En 1 Corintios 3, Pablo habla que había puesto el fundamento de la edificación de la iglesia, que es Cristo (v. 11). Cristo es la roca, el fundamento de la iglesia, pero necesita de nosotros como piedras vivas en esta edificación. Pedro, cuyo nombre significa piedra, representa a las personas que tienen la vida de Dios y por esta razón, pueden ser edificadas.
En 1 Pedro 2:2 vemos que Cristo es la piedra que vive. Él es el fundamento y nosotros somos las personas que serán edificadas; somos piedras que tienen vida. Así como Pedro cooperó para edificar la iglesia, nosotros también somos útiles en la edificación. Por eso, cada uno de nosotros es necesario para la edificación, porque, aunque somos piedritas, somos piedras vivas que el Señor escogió para edificar Su iglesia.
La iglesia es un edificio vivo que no es hecho por obras humanas. Tenemos que edificar con oro, plata y piedras preciosas, que se refieren al Dios Triuno: a la naturaleza divina del Padre, a la obra del Hijo y al trabajo del Espíritu Santo. Esta es la edificación de la iglesia.
La iglesia una vez edificada tiene autoridad y poder. Por eso "las puertas del Hades no prevalecerán contra ella" (Mt 16: 18b).
A la iglesia le fueron dadas las llaves del reino de los cielos, es decir, cuando vemos la iglesia, vemos el reino de los cielos, pues a la iglesia le fue dado el poder del reino: "y todo lo que atares en la tierra será atado en los cielos; y todo lo que desatares en la tierra será desatado en los cielos" (v. 19b).
Por consiguiente, cuando somos edificados junto con los hermanos, teniendo a Cristo como nuestro fundamento y al Dios Triuno como el material de la edificación, tenemos la autoridad y el poder sobre el enemigo, para traer el reino de los cielos a la tierra y hacer la voluntad del Padre. ¡Amén!
Punto clave: Cristo es el fundamento de la iglesia.
Pregunta: ¿Con qué materiales debemos edificar la iglesia y por qué?
 
Domingo'
Lectura bíblica:
Mt 16:21-23; 18:20; Jn 20:22; Ro 14:9; 1 Co 15:45
Leer con oración:
"Desde entonces comenzó Jesús a declarar a sus discípulos que le era necesario ir a Jerusalén y padecer mucho de los ancianos, de los principales sacerdotes y de los escribas; y ser muerto, y resucitar al tercer día" (Mt 16:21)
LA IGLESIA FUE REVELADA
A partir del momento en que el Señor reveló la iglesia, comenzó el proceso para edificarla. Por eso, el Señor dijo que Le era necesario ir a Jerusalén, padecer mucho de los ancianos, de los principales sacerdotes y de los escribas; y ser muerto, y resucitar al tercer día (Mt 16:21). Todo esto era para que la iglesia fuera edificada.
La iglesia no es terrenal, sino engendrada por la vida de Dios. No surgió por una invención humana, sino fue producida por la muerte y resurrección del Señor. Por eso, el Señor Jesús sabía que Le era necesario morir y resucitar.
Muchos sólo ven que el Señor murió y derramó Su sangre por causa de nuestros pecados. No obstante, la carga principal del Señor era producir la iglesia. Necesitamos ver que la revelación de la iglesia implica el sufrimiento, la muerte y la resurrección del Señor. .
Pedro no comprendía eso en aquella época, entonces le dijo al Señor: "Señor, ten compasión de ti; en ninguna manera esto te acontezca" (v. 22). Era como si pensara: "¿Mi maestro debe sufrir y morir? No lo acepto ni estoy de acuerdo con eso, porque lo amo. Él no puede pasar por eso". Pese a que Pedro no comprendió la necesidad de que Jesucristo muriera en nuestro lugar ni estaba de acuerdo con eso, este era el propósito de Dios.
El Señor no le respondió de manera blanda, porque vio que la vida del alma de Pedro se estaba manifestando contra la voluntad de Dios. Nuestra bondad natural proviene de Satanás. No existe ningún problema con nuestro amor humano, pero cuando éste intenta impedir la obra de Dios, es porque está siendo utilizado por Satanás. Por esa razón, el Señor dijo: "¡Quítate de delante de mí, Satanás!; me eres tropiezo, porque no pones la mira en las cosas de Dios, sino en las de los hombres" (v. 23).
¡Alabado sea el Señor! La iglesia fue revelada. ¿Qué es la iglesia? Somos nosotros, aquellos que hemos recibido la vida divina. En la iglesia, la vida de Dios crece día tras día en nosotros, podemos servir en Su obra y tenemos las llaves del reino de los cielos. ¡Aleluya!
Punto clave: Tenemos las llaves del reino de los cielos.
Pregunta: ¿Qué fue necesario para que la iglesia fuera engendrada?
Lectura de apoyo:
Venga Tu reino, cap. 28- Dong Yu Lan.
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Aguas refrescantes 1º de febrero
Ellos le han vencido por medio de la sangre del Cordero y de la palabra del testimonio de ellos. Apocalipsis 12: 11.
Cuando comprendemos el significado que tiene la sangre de Cristo delante de Dios, llegaremos a tener más confianza en su presencia, y un testimonio más elocuente delante de los hombres. No sólo afirmaremos con osadía que los pecadores pueden ser perdonados y aceptados por causa de Cristo, sino que también podremos testificar acerca del reino de Dios. "Testimoniar" significa decir a otros lo que Dios ha logrado en Cristo. El es Rey y esto es un hecho. Además, es un hecho que El ha vencido y seguirá siendo vencedor para siempre. Es un hecho que El destruyó todas las obras de Satanás en la cruz. Es también un hecho que el reino de los cielos será esta¬blecido aquí en la tierra.
Satanás no teme cuando procuramos razonar con él, pero sí tiembla cuando proclamamos estos hechos acerca de Jesucristo. No le importa tanto nuestro conocimiento bíblico, o nuestra teología, Pero sí debe ceder cuando con corazones consagrados declaramos que Jesucristo es el Señor.
W. Nee
Jesus es el Señor!
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