1. Ser salvo es ser liberado del mundo
Volvamos ahora nuestra atención al significado que la Biblia le atribuye a la palabra salvación. ¿De qué es salva una persona? Según la Biblia, las personas son salvas del mundo, no del infierno. Lo contrario a la vida eterna es la perdición, pero la Biblia no considera la salvación como lo contrario a la perdición. La Biblia nos muestra que la salvación es nuestra liberación del mundo. Mientras una persona forme parte del mundo, ya está destinada a la perdición eterna.
Consideremos ahora la condición del hombre delante de Dios. Hoy en día, no es necesario que los hombres hagan nada para merecer la perdición eterna. No es que yo esté destinado a la perdición eterna porque haya asesinado a alguien, o que seré salvo de la perdición eterna porque no he cometido ningún homicidio. El hecho es que el mundo entero está en camino de la perdición eterna. Y de entre todos aquellos que están destinados a perecer, Dios nos ha rescatado a nosotros y nos ha salvado. El mundo entero, corporativamente, está en camino de la perdición, pero Dios está salvando a los hombres individualmente, uno por uno. No es que Dios atrape a todos los peces del mar para después separar los buenos de los malos, destinando unos a la salvación y otros a la perdición eterna. No, sino que todos los peces del mar están en camino de la perdición eterna; pero aquellos que son atrapados por Dios son salvos, mientras que el resto permanece en el mar.
Por tanto, el asunto de la salvación y la perdición eterna no guarda relación alguna con el hecho de haber creído en Dios ni con lo buena que pueda ser nuestra conducta, sino que se relaciona con nuestra posición, es decir, con el lugar donde uno se encuentra. Si uno está en el barco, es salvo, pero si todavía permanece en el mar, habrá de perecer.
Tal vez usted no haya hecho nada, pero en tanto que esté en el mundo, eso basta para que perezca. No importa si usted es bueno o malo, si es un caballero o un villano, ni si usted vive regido por su conciencia o no. Mientras forme parte del mundo, usted carecerá de toda esperanza. Si no ha salido de allí, está condenado ante Dios.
2. La salvación está relacionada con nuestra posición
Debido a que Adán pecó y llegó a ser un pecador, todos los hombres vinieron a ser p ecadores. Hoy el hombre no necesita pecar para ser pecador porque todos han llegadoa ser pecadores por el pecado de un solo hombre. Mas ahora, Dios nos ha salvado de entre muchos hombres. Si usted pertenece al mundo, entonces, independientemente de la clase de persona que usted sea, usted está en contra de Dios y es Su enemigo. Por tanto, usted está en la posición incorrecta, en virtud de la cual usted está destinado a perecer y está en camino de la perdición. Si usted todavía está en el mundo, está destinado a perecer.
La palabra salvación ha sido usada liberalmente entre nosotros y con mucha confusión. Existe una diferencia entre ser salvo y obtener la vida eterna. Obtener la vida eterna es un asunto personal, mientras que ser salvos no consiste sólo en recibir la vida eterna en el ámbito personal, sino que también implica salir de una entidad corporativa que está errada. Hermanos y hermanas, ¿Ven claramente cuál es esta diferencia? Recibir la vida eterna es un asunto personal. Pero la salvación no es sólo un asunto personal, sino que además tiene que ver con la entidad colectiva a la que pertenecíamos anteriormente.
Por consiguiente, ser salvo significa salir de una entidad y entrar en otra. Recibir la vida eterna hace referencia a la entidad a la cual hemos ingresado, no a la entidad de la cual hemos salido. Pero la salvación incluye tanto la salida como la entrada. Así que, la esfera de la salvación es más amplia que la de recibir la vida eterna. Ser salvo incluye ser liberado del mundo, es decir, salir del mundo.