NUESTRA ACTITUD PARA CON LAS VERDADES – Sábado
EXTRAER VIDA DE LAS VERDADES
ESPÍRITU Y FUEGO
(1 P 1:3-7; 4:12-13; Mt 3:11)
SABADO
Lectura Bíblica:
Mt 16:18-19, 24-25; Gá 5:16; Ef 5:14-15; Col 3:5a
Leer con oración:
“Y decía a todos: Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz cada día, y sígame” (Lc 9:23). “Si alguno me sirve, sígame; y donde yo estuviere, allí también estará mi servidor. Si alguno me sirviere, mi Padre le honrará” (Jn 12:26).
LLAMADOS A SALIR DEL MUNDO PARA SEGUIR AL SEÑOR
El evangelio de Mateo registra el momento cuando la iglesia fue revelada por el Señor Jesús (16:18-19). Sin embargo, Quizá muchos no han comprendido el sentido de esta revelación. La iglesia revelada en ese capítulo no es un local de reuniones, un templo, o un lugar fijo. En realidad, lo que el Señor revela es la vida de la iglesia. La palabra usada por Mateo para “iglesia”, en el original griego es ekklesía. Esa palabra no tiene un estático, de algo detenido. Su definición está asociada con algo en movimiento y dinámico. Ekklesía está formada por dos radicales: ek, que quiere decir hacia afuera, y klesía, del verbo Kaleo, que significa llamar.
La sociedad griega constantemente entraba en conflicto con otros pueblos. Cuando alguna ciudad griega estaba bajo una amenaza extranjera, los griegos acostumbraban emitir una alerta para convocar a todos los habitantes hacia el centro de la ciudad, a fin de recibir las orientaciones necesarias. Así, todos eran llamados a salir de sus casas, y se formaba la ekklesía. Por tanto, el sentido de esta palabra es el congregar a aquellos que fueron llamados a salir fuera.
De manera semejante, la iglesia está compuesta por aquellos que fueron llamados a salir fuera de la tradición, de la vieja vida y del mundo. La iglesia es el vivir de estas personas que rechazan el mundo y sus pasiones por amor al Señor. Por esa razón, después de revelar la iglesia, el Señor prosiguió enseñando el modo de practicar esta palabra, de vivir la realidad de la iglesia, que es seguir al Señor. Para eso, necesitamos negarnos a nosotros mismos y tomar la cruz (Mt 16:24-25).
Cada vez que nuestro ego se manifieste, necesitamos volvernos al espíritu. Así podremos lanzar las impurezas de nuestra alma al fuego santificador, es decir, tomar la cruz a fin de eliminar el ego, El vivir de la iglesia es la esfera donde hacemos morir la vida del alma, para que la vida de Dios crezca en nosotros (Col 3:5ª). Pero, eso no es tan sencillo en nuestra experiencia.
Seis días después de que Pedro recibió una exhortación sobre la necesidad de negarse a si mismo. Jesús subió a un monte alto y se transfiguro delante de él, de Jacobo y de Juan. En ese momento, aparecieron Moisés y Elías, hablando con el Señor. “Entonces Pedro dijo a Jesús: Señor, bueno es para nosotros que estemos aquí, si quieres, hagamos aquí tres enramadas: una para ti, otra para Moisés y otra para Elías. Mientras el aun hablaba, una nube de luz los cubrió; y he aquí una voz desde la nube, que decía: Éste es mi Hijo amado, en quien tengo complacencia; a Él oíd” (Mt 17:4-5). Aquí vemos una vez más la opinión de Pedro y lo precipitado que era, pues aunque Moisés y Elías eran muy estimados por la cultura judaica, Pedro no debió poner a Jesús en el mismo nivel de ellos. Asimismo aunque su intención era buena, él fue interrumpido por Padre, quien dijo: “Éste es mi Hijo amado, en quien tengo complacencia; a Él oíd” (v.5b).
Punto clave: La iglesia es la esfera donde hacemos morir la vida del alma.
Pregunta: ¿Cuál es el sentido práctico de la iglesia revelado en Mateo 16?
¡Jesús es el Señor!