NUESTRA ACTITUD PARA CON LAS VERDADES – Semana 10 Sabado y Domingo

NUESTRA ACTITUD PARA CON LAS VERDADES – Semana 10 Sabado y Domingo
EXTRAER VIDA DE LAS VERDADES
PARTICIPANTES DE LA NATURALEZA DIVINA (2 P 1:3-
SABADO
Lectura Bíblica:
Mt 5:43-44; 1 Co 8:1b; 1 Jn 4:8, 16
Leer con oración:
"Vosotros también, poniendo toda diligencia por esto mismo, añadid a vuestra fe virtud; a la virtud, conocimiento; al conocimiento, dominio propio; al dominio propio, paciencia; A la paciencia, piedad; a la piedad, afecto fraternal; y al afecto fraternal, amor" (2 P 1:5-7). "Dios es amor" (1 Jn 4:. "Amad a vuestros enemigos (...) y orad por los que os ultrajan y os persiguen" (Mt 5:44).
EL AMOR ÁGAPE

Ayer vimos la gran verdad contenida en la Segunda Epístola de Pedro: Dios se hizo hombre para que el hombre llegue a ser como Dios en vida y naturaleza, pero sin la Deidad. Y ¿Cuál es la naturaleza de Dios? Dios es amor" (1 Jn 4:8, 16), por lo tanto, Su naturaleza es amor.
El apóstol Pedro nos ayuda a comprender cómo Dios desea trabajar Su naturaleza hacia dentro de nosotros: "Vosotros también, poniendo toda diligencia por esto mismo, añadid a vuestra fe, virtud; a la virtud, conocimiento; al conocimiento, dominio propio; al dominio propio, paciencia; a la paciencia, piedad" (2 P 1:5-6). Nuestro punto de partida es la fe. Al añadir a ella las demás virtudes, tenemos la piedad. Esto indica que Dios ya comienza a tomar forma en nosotros, pues comenzamos a parecernos a Él.
El trabajar de Dios en nosotros continúa: "A la piedad, afecto fraternal" (v. 7a). El afecto "fraternal" en griego es filadelfia, que significa amor entre los hermanos. Esta es la característica de la iglesia en Filadelfia (Ap 3:7-: los hermanos se aman porque están llenos de la vida de Dios.
Por tanto, para ser como Dios en vida y naturaleza, necesitamos avanzar un poco más. Por eso Pedro añade: "Y al amor fraternal, amor" (v. 7b). Este amor es el amor ágape, el amor de Dios. Este es el nivel más alto de nuestro crecimiento de vida. Este amor es imposible imitar.
El amor ágape es capaz de hacernos amar hasta a nuestros enemigos y orar por ellos. En Mateo 5:43 leemos: "Oísteis que fue dicho: "Amarás a tu prójimo y aborrecerás a tu enemigo". Hasta aquí no hay mucha dificultad para practicar esto. No obstante, el versículo 44 continúa: "Pero Yo os digo: Amad a vuestros enemigos, bendecid a los que os maldicen, haced bien a los que os aborrecen, y orad por los que os ultrajan y os persiguen". En este punto, el amor fraternal no es suficiente, pues sería lo mismo que amar a quien es amable. Sin embargo, amar a nuestros enemigos y orar por ellos, sólo el amor ágape es capaz de hacerlo.
Para practicar el amor ágape, amando y orando por nuestros enemigos, necesitamos el camino del Espíritu y la vida, del ministerio del apóstol Juan. En ese ministerio, el enfoque no está en llenarnos de conocimiento, pues éste envanece (1 Co 8:1b). Antes, necesitamos la vida, pues ella hace que nos volvamos hijos del Padre celestial (Mt 5:45). Por tanto, sólo los que tienen la vida del Padre celestial logran practicar este nivel de amor.
El amor ágape excede todo entendimiento. Únicamente el amor divino excede el "amar a los que nos aman" y "saludar sólo a nuestros hermanos". Este amor hace "llover sobre justos e injustos" (vs. 45b-47). Lo máximo que nuestro lado bueno del alma puede intentar imitar es el amor fraternal. En cambio, el amor ágape requiere de la vida y naturaleza de Dios.
La parábola del trigo y la cizaña es una buena ilustración de cómo debemos tratar con los que nos persiguen (Mt 13:24-30). El Señor nos recomienda no "sacar" la cizaña sembrada junto al trigo. Al contrario, dice "dejad crecer juntamente lo uno y lo otro hasta la siega". Lo que determina que la "cizaña" no es "trigo" es el crecimiento de la vida. Cuando el trigo está maduro, por causa de sus frutos, se inclina, se encorva, indicando que, mientras más crecemos en vida, más humildes nos volvemos. Pero no ocurre lo mismo con la cizaña. Su espiga continua recta, como si estuviera orgullosa. al igual que el trigo que crece y fructifica, nuestra comisión hoy es alimentar a nuestros consiervos, a los innumerables hijos de Dios que están en la diversas congregaciones. Nuestro corazón necesita ser grande como el de Dios, capaz de acoger a todos Sus hijos, incluso a aquellos que nos persiguen.
Finalmente, Pedro concluye diciendo: "Porque si estas cosas están en vosotros, y abundan, no os dejarán estar ociosos ni sin fruto en cuanto al conocimiento de nuestro Señor Jesucristo" (2 P 1:. Ser activo y fructífero es el resultado de alguien que está buscando el crecimiento de la vida y de la naturaleza de Dios.
Punto Clave: Amar a nuestros enemigos, orar por los que nos persiguen y alimentar a nuestros consiervos.
Pregunta: ¿Qué diferencia hay entre el amor fraternal y el amor ágape?
¡Jesús es el Señor!
 
NUESTRA ACTITUD PARA CON LAS VERDADES
EXTRAER VIDA DE LAS VERDADES
PARTICIPANTES DE LA NATURALEZA DIVINA (2 P 1:3-
SABADO
Lectura Bíblica:
Jn 21:15-23; 2 P 1:8
Leer con oración:
“De cierto, de cierto te digo: Cuando eras más joven, te ceñías, e ibas a donde querías; mas cuando ya seas viejo, extenderás tus manos, y te ceñirá otro, y te llevará a donde no quieras” (Jn 21:18).
ANDAR EN COORDINACION Y SER ACTIVO Y FRUCTIFERO
EN LA OBRA DEL SEÑOR
Gracias al Señor por el ministerio de Juan en su madurez. ¡Este ministerio es de Espíritu y vida! A diferencia de los demás siervos de Dios, el ministerio confiado a Juan es un ministerio que permanecerá hasta la venida del Señor (Jn 21:23).
Cuando Pedro estaba en el mar de Tiberias, pescando con seis discípulos más, el Señor se les apareció (vs.1-2). Después de comer, el Señor le pregunto tres veces a Pedro si lo amaba (vs.15-17). En seguida, el Señor añadió: “De cierto, de cierto te digo: Cuando eras más joven, te ceñías, e ibas donde querías” (v.18ª). La palabra joven, en este versículo, significa infantil o de poca edad espiritual. Pedro aún era inmaduro, por eso se ceñía a sí mismo”, era “dueño de si mismo”, es decir, su vida del alma dictaba las reglas.
El Señor prosiguió: “Mas cuando seas viejo, extenderás tus manos, y te ceñirá otro, te llevara a donde no quieras” (v.18b). La palabra viejo aquí tiene un sentido figurado y significa maduro o crecido en vida. En esa condición, Pedro sería ceñido y no se ceñiría más a si mismo. El seria conducido por otros. Esa es una buena lección para nosotros, quienes servimos en la obra del Señor, es decir, tenemos que aprender a no servir solos. Los que sirven solos no quieren darle explicaciones a nadie.
Lo mejor es servir en coordinación con los demás. En la obra del Señor necesitamos compañeros espirituales. Este compañero nos lleva a donde no queremos ir, de ese modo, comenzamos a ser comandados por otros, que nos llevan, espiritualmente, a donde no queremos ir.
Como la vida del alma de Pedro aún no estaba totalmente eliminada, al ver que Juan no los acompañaba, le dijo al Señor: “Señor, ¿y que de éste?” (Jn 21:21). A lo que el Señor respondió: “Si quiero que él quede hasta que yo venga, ¿Qué ha ti? Sígueme tu” (v.22). Los demás discípulos, por causa de eso, comenzaron a decir que Juan no moriría, pero el mismo Juan explicó: “Pero Jesús no le dijo que no moriría, sino: Si quiero que él quede hasta que yo venga, ¿Qué ha ti? (v.23). Juan le explicó que no se trataba de que él no moriría, sino que su ministerio permanecería hasta la venida del Señor. El ministerio de Juan es el único que, incluso después de su muerte, no término, aún estamos en él. Éste ministerio nos lleva al Espíritu y a la vida. Este ministerio nos lleva a crecer en la vida de Dios y produce en nosotros el amor ágape.
Cuando practicamos el evangelio de Juan en su madurez, nos volvemos activos y fructíferos (2 P 1:. El BooKafe, el BooKafe casero, los lugares de oración, el colportaje y el CEPPEV, son excelentes herramientas que hoy el Señor ha puesto a disposición de Sus hijos para que sean activos y fructíferos.
Si practicamos esto, tenemos una maravillosa promesa: “Porque de esta manera os será otorgada amplia y generosa entrada en el reino de nuestro Señor y Salvador Jesucristo” (v.11). Frente a esto, vale la pena negar la vida del alma y vivir la vida de la iglesia, fervientes y ardientes en nuestro espíritu, practicando con las herramientas disponibles, pues el Señor nos prometió que habría una entrada en Su reino. ¡Aleluya!
Punto clave: Aprender a no servir solo.
Pregunta: ¿Cuál es la manera de obtener una amplia entrada en el reino?
¡Jesús es el Señor!