NUESTRA ACTITUD PARA CON LAS VERDADES – Domingo
EXTRAER VIDA DE LAS VERDADES
ESPÍRITU Y FUEGO
(1 P 1:3-7; 4:12-13; Mt 3:11)
DOMINGO
Lectura Bíblica:
Mt 3:11; 17:24-27; 24:14; 28:19-20; 1 P 4:12-13; Ef 5: 17-18
Leer con oración:
“Amados no os sorprendáis del fuego de prueba que os ha sobrevenido, como si alguna cosa extraña os aconteciese” (P 4:12).
PURIFICADOS POR EL FUEGO DEL ESPIRITU
Incluso después de haber tenido la revelación de que debía oír solo al Señor Jesús, Pedro aun cedía ante la influencia de su vida del alma (Mt 16:5c; 17:24-27). Pedro aprendió que la vida dela alma no puede ser eliminada por medio de los sufrimientos exteriores, pues esas circunstancias nos llevan a buscar a Dios sólo temporalmente. Una vez que pasa la dificultad, tenemos una gran tendencia a volver a estar bajo la influencia del ego y sus inclinaciones. Para negar la vida del alma, necesitamos algo mucho más poderoso que el sufrimiento: necesitamos arrepentirnos cabalmente cada vez que el fuego del Espíritu nos queme interiormente a fin de eliminar nuestras impurezas (Mt 3:11; 1 P 4:12-13). Cuando Pedro experimento el quemar del fuego del Espíritu, pudo comprobar que el bautismo en Espíritu Santo y fuego es eficaz para librarnos de la influencia de la vida del alma.
Según la palabra del sembrador en Mateo13, el corazón del hombre muchas veces se parece a un terreno lleno de espinos (v.7). Es muy difícil exterminarlos, porque, aunque los saquemos, si los dejamos allí, estos vuelven a crecer. Así es nuestra vida del alma. Cuando somos afligidos por los sufrimientos, podemos tratar con ella temporalmente, volviéndonos mansos y humildes, pero inmediatamente después ésta vuelve a manifestarse. Para eliminar gradualmente la vida del alma, necesitamos el Espíritu Santo porque en Él está el fuego. Cuando invocamos al Señor y tenemos un espíritu ferviente, el fuego que está en el Espíritu quema nuestras impurezas. Y no sólo eso, sino que el fuego del Espíritu también extingue todas las cosas negativas, como los pecados, la carne y el mundo. Cuando permitimos que el fuego del Espíritu queme esas cosas, podemos disfrutar de la armonía de nuestro hogar, en nuestro vivir de la iglesia, en nuestra vida social y profesional.
También necesitamos ser fervientes en espíritu cuando nos dedicamos a propagar el evangelio del reino (Mt 24:14; 28:19-20; Ef 5:17-18). Esta es la comisión que el Señor nos confió, esta es nuestra causa, por eso debemos darle especial importancia. Cuando dejamos de predicar el evangelio del reino, comenzamos a darle espacio a la vida del alma, discutiendo asuntos que no tienen importancia. En cambio, cuando tenemos como meta el evangelio del reino, no nos preocupamos de otra cosa que no sea hacer la voluntad del Señor para traer Su reino. ¡Aleluya!
Punto clave: ¡Señor quema mis impurezas!
Pregunta: ¿De qué manera la vida del alma de Pedro fue eliminada gradualmente?
Lectura de apoyo:
Espíritu y fuego – cap. 1 – Dong Yu Lan
El camino para vivir y reinar con Cristo – cap. 6 – Dong Yu Lan
Los peligros del lado bueno del alma – cap. 5 – Dong Yu Lan
¡Jesús es el Señor!